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"Golpe mediático" contra Lula con la vista puesta en las elecciones de 2018

Espectáculo mediático

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El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva durante una rueda de prensa, este viernes, en la sede del partido de los trabajadores, en Sao Paulo (Brasil)./ EFE

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SAN PAULO.- La detención en la mañana del viernes del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, puede que sea el acto más polémico y simbólico perpetrado por la Policía Federal desde que comenzó en 2014 la operación Lava Jato, que investiga el esquema de propinas y desvío de dinero de Petrobras.

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Sin embargo, desde el pasado mes de enero, cuando parecía que el pedido de impeachment contra la presidenta Rousseff perdía fuerza, diversos medios comenzaron a publicar presuntas pruebas con las que se intentaba vincular al ex presidente con el escándalo de Petrobras. Las investigaciones publicadas apuntaban que Lula da Silva habría hecho reformas millonarias en un apartamento en la playa y en una casa de campo, con dos constructoras vinculadas a Lava Jato. Dichas reformas supuestamente serían la forma en que el ex presidente recibiría las propinas desviadas de la petrolera estatal. El mismo esquema se repetiría en unas obras que se hicieron en la sede del Instituto Lula, también reformado por las mismas constructoras.

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Simpatizantes del Partido de los Trabajadores se manifiestan en apoyo del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva hoy, viernes, 4 de marzo de 2016, en el centro de Río de Janeiro (Brasil)./ EFE

En los dos últimos meses, el ex presidente y ex sindicalista declaró en tres ocasiones ante instancias judiciales para aclarar que él no era dueño de dichos inmuebles y para ofrecer todas las informaciones relacionadas con las obras del Instituto Lula que supuestamente demostraban que nada tenía que ver con el desvío de dinero de la petrolera.

Espectáculo mediático

Ante este contexto, lo sucedido durante la mañana del pasado viernes no sorprendió por intentar vincular a Lula con el mayor escándalo de corrupción del país. Pero lo que realmente impactó y provocó la alegría de unos y la indignación de otros fueron las formas empleadas por el juez Moro. Una operación policial con un equipo de 200 policías y 30 auditores de Hacienda para entrar en la casa del ex presidente como si se tratara de un criminal peligroso fue, como poco, una acción extraña.Todavía más rara cuando la persona buscada ya se había presentado a declarar en otras ocasiones y se decía abierta a colaborar.

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"El objetivo de la detención ha sido el de humillar al ex presidente", dice un ex ministro de Justicia de Brasil

El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) también escribió una carta en la que manifestaba su repudio ante la detención del ex presidente. “Hoy, en Brasil, se ha avanzado un paso más en el proceso de desestabilización institucional que pretende perpetrar un sector del Poder Judicial, la Policía Federal, los monopolios de prensa (…). Esto es lo único que explica una multiplicidad de acciones judiciales, denuncias de la prensa nunca demostradas, insultos, amenazas, ataques públicos y una persistente ofensiva parlamentaria por parte de las fuerzas más conservadoras y reaccionarias del país”, decía el secretario general de CLACSO, Pablo Gentili.

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Tensión en las calles

La noticia cayó como una bomba en un momento de crisis política y económica que tiene desde hace un año a la sociedad enfrentada. Si la llegada de las Navidades y del periodo vacacional apagaron los ánimos reivindicativos de los brasileños, la detención del ex presidente los ha encendido de nuevo. Pocas horas después de su detención cientos de manifestantes se dirigieron al aeropuerto de Congonhas, donde Lula declaraba ante la policía, para pedir su encarcelamiento.

Manifestantes a favor y en contra del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se enfrentan frente a la comisaría de la Policía Federal donde fue llevado Lula a declarar, en Sao Paulo (Brasil)./ EFE

“Los ánimos están muy exacerbados entre las personas a favor y en contra y pueden producirse más enfrentamientos violentos. Pero lo que habría que preguntarse es a quién le interesa tener a la sociedad tan polarizada, obviamente al Gobierno no”, comentó a Público el sociólogo y profesor de Gestión Política de la Universidad de Sao Paulo, Wagner Iglecias.

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