Este artículo se publicó hace 13 años.
"En Dinamarca ha perdido el centro"
Socialistas y conservadores pagan su viraje centrista y los pequeños partidos ganan votos
¿Cómo es posible alcanzar el Gobierno siendo la segunda fuerza más votada y con los peores resultados en un siglo? La respuesta a la paradoja del Partido Socialdemócrata danés es el ascenso fulgurante de sus dos socios menores de izquierdas, que, pese al descalabro de los socialistas, han garantizado la mayoría al Bloque Rojo para acabar con diez años de poder conservador en Dinamarca.
Los socialdemócratas de la futura primera ministra, Helle Thorning-Schmidt, obtuvieron el jueves el 24,9% de los votos y perdieron un escaño. Los liberales, en cambio, ganaron un diputado, que, sin embargo, le será insuficiente a Lars Løkke Rasmussen para mantenerse en el poder. Pese a que la formación más pequeña del bloque conservador, la Alianza Liberal, gana cuatro escaños, el hundimiento del Partido Conservador y del ultraderechista Popular, que pierden diez y tres asientos respectivamente, sitúan al Bloque Azul con tres diputados menos que el progresista Bloque Rojo, con 89 escaños.
La coalición de izquierdas mantiene diferencias internas en asuntos clave
"Los conservadores y los socialistas se desplazaron al centro por las presiones de sus socios liberales y socialdemócratas, y los electores se lo han hecho pagar. El centro ha perdido. La extrema izquierda y la derecha clásica han ganado", explica a Público Christian Hjerrild Ovesen, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Aarhus.
Pese a la victoria, garantizar la unidad de la coalición de izquierdas se antoja complicado por las divergencias entre sus socios en varios asuntos clave. Por ejemplo, la formación de extrema izquierda Lista Única, que apoyará externamente al nuevo Gobierno, se opone a la extensión de la edad de jubilación que promueven los radicales liberales, que forman parte del bloque de centro-izquierda pero defienden las reformas económicas de la derecha. "Puede ser que los desacuerdos sean insalvables y haya nuevas elecciones en dos años", pronostica Ovesen.
"Tenemos mayoría y la usaremos. Lo más importante es lograr un sólido programa de Gobierno", proclamó este vienes Thorning-Schmidt, quien se mostró abierta a sellar acuerdos puntuales con la derecha en la próxima legislatura. Los socialdemócratas apostaron durante la campaña por extender la jornada laboral y subir algunos impuestos para enderezar la economía y reducir el déficit, de 6.300 millones de euros, y el desem-pleo, del 6%, el doble que hace dos años.
"Tenemos mayoría y la usaremos", dice la socialdemócrata Thorning-Schmidt
La inmigración también divide a la coalición de izquierdas. Los socialdemócratas son los únicos que se niegan a suavizar la polémica "regla de los 24 años", que estableció el Ejecutivo saliente en 2002 para impedir los matrimonios de conveniencia entre extranjeros. Esa fue una de las exigencias del ultra-derechista Partido Popular para garantizar su apoyo al Gobierno liberal-conservador. Una "influencia tremenda" que, según Ovesen, "no tendrán en la oposición".
Pese a perder tres diputados, el académico considera que los ultras han superado "una prueba de fuego" al mantenerse como la tercera fuerza más votada en estas elecciones, las primeras en un decenio que no han estado marcadas por el discurso contra la inmigración sino por la salida de la crisis económica que aqueja al país.
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