Este artículo se publicó hace 17 años.
Dios también vota en las primarias
Ya no se trata sólo de saber quién será el mejor presidente de los Estados Unidos sino de averiguar quién quiere más a Jesucristo.
Isabel Piquer
Las primarias republicanas de Iowa, la primera etapa hacia de las presidenciales del 2008, tienen un nuevo candidato: Dios. La inesperada popularidad del candidato baptista y hasta ahora eterno segundón, Mike Huckabee, ha forzado a su rival más directo, el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, a lanzarse a un arriesgado debate sobre religión y política, para apaciguar los temores sobre su fe mormona.
Ya no se trata sólo de saber quién será el mejor presidente de los Estados Unidos sino de averiguar quién quiere más a Jesucristo.
Romney hizo ayer lo que ha intentado evitar durante todos estos meses: definirse religiosamente. En un discurso sobre "la fe en América", el ex gobernador hizo un auténtico ejercicio de malabarismo electoral.
"Algunos querrían que un candidato explicara su doctrina. Si lo hiciera, sería contrario a la Constitución. Ningún candidato debería convertirse en el portavoz de su fe", dijo Romney. "Si tengo la fortuna de convertirme en vuestro presidente, no serviré a una religión, un grupo o una causa. Un presidente sólo debe servir a la causa común del pueblo de los Estados Unidos", explicó.
Romney quiso dejar claro que cree "en Jesucristo, hijo de Dios y salvador de la humanidad", antes de alertar sobre el peligro del laicismo. "Somos una nación bajo el mandato de Dios y debemos recordarlo", concluyó.
El lastre mormón
Los mormones no son muy populares entre el resto de los cristianos. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días asegura ser el auténtico garante de la fe y considera el Libro de los Mormones, publicado por su fundador, Joseph Smith, en 1830, tan sagrado como la Biblia.
Hasta ahora esto no había influido en la campaña de Romney, pero los últimos sondeos en Iowa que han dado el liderazgo a Mike Huckabee, le forzaron a desactivar lo que podía convertirse en una bomba de proporciones divinas.
En algo menos de un mes, Huckabee ha pasado de ser un señor entrañable, algo excéntrico, que toca la guitarra en los mítines conservadores con su grupo, Capitol Offense, a convertirse en el peso pesado del pugilato conservador, la nueva estrella de las primarias.Ha sido una transición silenciosa y paulatina de la que casi nadie se ha dado cuenta e ilustra el malestar de los votantes republicanos hacia sus candidatos. Ni Romney ni el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, católico extremadamente discreto, tienen las credenciales conservadoras y religiosas que pueden seducir a un Estado rural y evangelista.
No cabe duda de que Huckabee es peculiar. Gobernador de Arkansas durante once años (ese mismo Estado que forjó la carrera de Bill Clinton), pastor baptista de 1986 a 1992, Huckabee se presenta abiertamente como un "candidato cristiano" porque "es el marco de referencia en el que actúo y que me define".
Al hombre no le falta sentido del humor. Durante una cena de gobernadores en 2004, subió al estrado y entabló una conversación con el Ser Supremo desde su móvil. "¿Cómo ha conseguido mi número? Ah, claro, Dios tiene el teléfono de todo el mundo". El vídeo vale la pena.
Todo esto no le ha hecho ninguna gracia a Romney que esperaba ganar en Iowa para asentar su candidatura contra el que sigue liderando los sondeos nacionales: Giuliani. De pronto el dúo se ha transformado en trío y ya no salen las cuentas.
Los dos rivales han llevado campañas muy distintas. Como subrayaba hace un par de días The New York Times, no sin ironía, Huckabee encuentra ahora en sus mítines algo que no había visto hasta entonces: gente. Su única baza durante estos meses de soledad ha sido el actor Chuck Norris con el que ha grabado sendos vídeos explicando detalles de su programa. Por ahora sólo ha recaudado 2,3 millones de dólares, una minucia comparados con los 62,8 de Romney.
Queda por saber si Huckabee será flor de un día o auténtico rival. De momento todo parece apuntar a lo primero. Los sondeos de New Hampshire, cuyas primarias se celebrarán tan sólo cinco días después de las de Iowa, dan de momento una clara ventaja a Romney (37% contra 9% para Huckabee).
El ex reverendo lo tiene difícil, pero los votantes de New Hampshire son famosos por cambiar de opinión en el último minuto.
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