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La diplomacia turca no frena la represión del régimen sirio

Asad se reúne con el enviado de Ankara mientras su Ejército mata a otras 30 personas

 

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El ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, fue el encargado de transmitir ayer en Damasco a Bashar al Asad el ultimátum de las potencias occidentales de que el tiempo está jugando en su contra y el presidente sirio corre el riesgo de convertirse en el próximo Muammar Gaddafi si no enmienda rápidamente el curso de los acontecimientos.

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Para que las cosas quedaran claras, Davutoglu mantuvo una reunión de tres horas y media con el presidente sirio y su ministro de Exteriores, Walid al Muallem, a la que siguió otro encuentro a solas con Asad. La agencia oficial siria SANA indicó que Asad le explicó a su interlocutor cuál es la situación en distintas ciudades y denunció el "terrorismo" llevan a cabo "bandas armadas" contra la población civil.

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El ministro de Exteriores turco habló con Clinton antes de viajar a Siri

Ankara había dicho que su ministro transmitiría a Asad un "mensaje determinante", y Damasco contestó que la repuesta de Asad también sería hasima, o sea "determinante".

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Mientras esto ocurría en palacio, sobre el terreno el Ejército respondió endureciendo su ofensiva en distintas localidades, causando la muerte de al menos 30 personas, incluidos ocho niños, indicaron activistas sirios.

El mayor número de muertos se registró en varios pueblos de una zona rural del norte de Hama, mientras que cuatro personas murieron cerca de la frontera con Turquía. También hubo bajas civiles en el centro de Hama, en Maarat al Numan y en Deir al Zor. Durante la última semana, el número de muertos en todo el país ha superado los 300, según los activistas.

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Los militares acaban con 30 personas, 8 niños incluidos, según los activistas

En Damasco se decía que Davutoglu portaba un mensaje de Estados Unidos pero la agencia SANA lo desmintió. No obstante, en Washington se confirmó que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, había hablado con él en la víspera del viaje.

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Justo un día antes, varios países suníes, encabezados por el rey Abdulá de Arabia Saudí, condenaron la represión de las manifestaciones y pidieron "reformas auténticas". En la capital siria también se decía que la ofensiva diplomática se ha orquestado y sincronizado desde Washington para arrinconar a Asad, según el servicio árabe de radio de la BBC.

No es ningún secreto que el monarca saudí y los países suníes del Golfo querrían ver un régimen afín en sustitución del alauí, que ha reprimido sin contemplaciones las veleidades islamistas de los suníes durante décadas, aunque en los últimos años, debido a la debilidad del régimen, los islamistas han tenido más margen de maniobra y la represión se ha relajado en comparación con periodos anteriores.

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A quien prácticamente ya no le queda margen de maniobra es a Asad. El régimen adelantó la semana pasada planes para celebrar elecciones democráticas antes de que acabe el año y Asad volvió a reiterar ayer al ministro turco su intención en ese sentido, pero el presidente sirio no tiene credibilidad y además la oposición rechaza la iniciativa.

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