El doble rasero de EEUU: promover un acuerdo de paz en Gaza mientras vende armas a Israel y pide contención a Irán
La Administración Biden lidera una negociación de paz entre Israel y Hamás que nace viciada tras el asesinato del líder del grupo palestino en Irán. De momento, Hamás se ha retirado de las negociaciones, mientras que el secretario de Estado de EEUU ha cancelado en el último momento su gira por Oriente Medio por razones de seguridad.
Málaga-Actualizado a
Este jueves 15 de agosto se cumple el plazo fijado por EEUU para que Israel y Hamás se sienten a negociar un alto al fuego en la Franja de Gaza. Se trata del segundo intento de la administración del presidente estadounidense, Joe Biden, de liderar un armisticio entre sus socios sionistas y el partido islámico de Hamás, que gobierna la Franja desde 2007. Fue el atentado perpetrado por su brazo armado, las Brigadas Al-Qassam, el pasado 7 de octubre lo que dio inicio al último capítulo de este largo y sangriento conflicto marcado por la colonización y el apartheid de los palestinos, y que parece lejos de llegar a su fin.
El nuevo intento de acuerdo de paz nació viciado. Fue convocado por EEUU el pasado 8 de agosto, apenas una semana después del atentado atribuido a Israel que acabó con la vida del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh. Haniyeh era el encargado de mediar por parte de Palestina en las negociaciones por la paz. Su asesinato aleja aún más la suspensión de las hostilidades en la Franja y aviva el fuego de la venganza por parte de Hamás y de Irán, en cuya capital fue asesinado Haniyeh. El Gobierno de los ayatolás también ha prometido responder al atentado sionista cometido el mismo día en el Líbano contra Fuad Shuk, número dos de Hizbolá, grupo armado chií que domina el sur del Líbano y que cuenta con el respaldo de Irán.
Los asesinatos de Shuk y Haniyeh podrían sumar así a Irán como un nuevo actor en el conflicto. Responder, prometen desde Teherán, responderán. Lo que todavía se desconoce es el alcance que tendrá esta respuesta y si, como ocurrió el pasado mes de abril, todo quedará en un intercambio controlado de misiles y cohetes. Por eso, desde el pasado 31 de julio, el foco de atención está puesto en el próximo paso de Irán.
Mientras tanto, las llamadas a la contención se generalizan. El 8 de agosto La Casa Blanca publicó un comunicado en el que se llamaba a Israel y Hamás a acudir el 15 de agosto a Doha (Catar) para cerrar las brechas pendientes y comenzar la aplicación de un acuerdo. Los firmantes fueron, además del presidente estadounidense, Abdel Fattah Al-Sisi, presidente de la República Árabe de Egipto y el Emir de Catar, Tamim bin Hamad Al Thani. Además, ha sido posteriormente suscrito por Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y España.
No ha ayudado a desencallar la situación el asesinato de Haniyeh, acto que según The Jerusalem Post, criticó el propio Biden, asegurando que entorpecía las negociaciones de paz. Ello no ha impedido, sin embargo, que su administración continúe sufragando la intervención en Gaza. Y es que, a la par que trata de liderar un acuerdo de paz entre las partes y pide contención a Irán, ha aprobado la venta de un paquete de armas a Israel por valor de 20.000 millones de dólares.
En la solicitud se pide a las partes "alivien de inmediato el enorme sufrimiento de la población de Gaza como el de los rehenes israelíes y sus familias" y que se adhieran a la resolución 2735 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el pasado 10 de junio, que propone un acuerdo de paz en tres fases: alto al fuego inmediato, junto a la liberación de los rehenes y la retirada de las tropas de Israel de la Franja de Gaza, en segundo lugar la liberación de los rehenes que permanezcan en Gaza y, por último, el inicio de un plan plurianual de reconstrucción de Franja. Asimismo, rechaza los cambios demográficos y reducciones territoriales de la misma. Tel Aviv rechazó de pleno la resolución y adelantó que no la cumpliría.
No ha ayudado a desencallar la situación el asesinato de Haniyeh, acto que según The Jerusalem Post, criticó el propio Biden, asegurando que entorpecía las negociaciones de paz. Ello no ha impedido, sin embargo, que su Administración continúe sufragando la intervención en Gaza. Y es que, a la par que trata de liderar un acuerdo de paz entre las partes y pide contención a Irán, ha aprobado la venta de un paquete de armas a Israel por valor de 20.000 millones de dólares.
Por el momento, la ausencia de Hamás en la mesa de negociaciones no parece un buen indicador de que las negociaciones estén siguiendo su curso. Tampoco la cancelación de la gira por Oriente Medio de Antony Blinken, el secretario del Departamento de Estado de EEUU, por motivos de seguridad y que fue anunciada por el medio Axis.
Oposición a Palestina en el Consejo de Seguridad de la ONU
El intento de acuerdo de paz llega tras tres intentos por parte de la comunidad internacional de frenar la guerra en Gaza en el Consejo de Seguridad de la ONU. En las votaciones, que tuvieron lugar los días 18 y 27 de octubre de 2023 y 20 de febrero de 2024, EEUU usó su derecho a veto –privilegio que comparte las otras cuatro potencias que tienen asiento permanente en el Consejo: Rusia, China, Reino Unido y Francia– para rechazar las propuestas. La negación estadounidense al cese de la guerra es justificada por el país americano argumentando que un alto el fuego total podría obstaculizar las negociaciones para liberar a los rehenes capturados por Hamás, dando así una respuesta tibia al ataque del 7 de octubre por parte del grupo islamista.
El seguimiento que obtuvieron las protestas estudiantiles contra la guerra en las universidades estadounidenses fueron la punta de lanza de un malestar que se venía gestando en la sociedad norteamericana, y que divide a la opinión pública. Las acusaciones de genocidio contra Nethanyahu, respaldadas por las investigaciones internacionales llevadas a cabo por la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia, evidenciaron un malestar difícil de ignorar para la Administración Biden. En un momento, además, donde su liderazgo del todavía candidato demócrata a las próximas elecciones de EEUU, comenzaba a llegar a su ocaso.
En marzo, el país norteamericano promovió una cuarta resolución en la ONU en la que afirmaba la imperiosa necesidad de llegar alto al fuego en la Franja de Gaza. Lo cual, para China y Rusia, quedaba lejos de pedir, explícitamente, un alto al fuego inmediato. El veto de las dos potencias impidió que la resolución prosperada, si bien contó con el apoyo del grueso de los miembros del organismo internacional.
Llamadas a la contención, pero sin contención
Mientras, Washington continúa armando a Tel Aviv. A la venta del último paquete de armas anunciada esta misma semana se suman el aprobado el 20 de abril por la Cámara Baja estadounidense, valorado en 26.400 millones de dólares y el de principios de año, de 14.300 millones. El envío de estas armas, según explica el ABC, no se llevará a cabo hasta dentro de varios años, lo qumanda un mensaje a medio y largo plazo a los enemigos del sionismo: EEUU está con Israel. Y es que, a la par que intenta arrogarse el liderazgo de las negociaciones de paz, Biden trata de mostrar a Teherán a qué se enfrentará de no ajustarse a sus constantes llamadas a la contención.
El equilibrio que el presidente de EEUU debe sostener es complejo. El último paquete aprobado, que asciende a 20.000 millones, llevaba meses paralizado en el Congreso de EEUU debido a la oposición de los demócratas que hicieron prometer que no sería usado contra población civil. No precisan ese compromiso los envíos de material militar aprobados por el Departamento de Estado de EEUU desde el 7 de octubre, que apelando a circunstancias extraordinarias pueden puntear al Congreso. Así fue con los 14.000 proyectiles de tanques enviados a Israel a principios de diciembre de 2023.
Mientras se produce este flujo mercantil, Gaza roza los 40.000 fallecidos y más de 92.000 heridos, a los que se suman los 625 asesinados en Cisjordania y 5.400 heridos. Además, otros 9.700 palestinos permanecen encerrados en prisiones israelíes, en las que se han denunciado torturas y malos tratos por parte de sus captores israelíes. Entre ellos presos hay 250 menores de edad, según organizaciones palestinas. Algunos de ellos ni siquiera tienen una acusación formal que justifique su detención.
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