Este artículo se publicó hace 13 años.
DSK, viaje al centro de la manipulación
Lo que ocurrió exactamente el pasado 14 de mayo, sobre las doce del mediodía hora de Nueva York, en la habitación 2806 del hotel Sofitel, sólo lo saben dos personas: Dominique Strauss-Kahn, entonces director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), de 62 años, y la camarera de nacionalidad guineana Nafissatou Diallo, de 32 años. Las pruebas forenses atestiguan que durante el encuentro, de apenas nueve minutos, tuvo lugar un contacto sexual y que pudo ser más o menos violento.
Nafi, como se la conoce ahora, sostiene que Strauss-Khan intentó violarla y que, ante su resistencia, la obligó a cometer sexo oral. El ahora ex director gerente del FMI no ha sostenido nada en estos casi tres meses. Su defensa ha dicho, ante las pruebas inequívocas de ADN, que el encuentro sexual ha sido de mutuo acuerdo. "Consensuado".
La vista para considerar si la Fiscalía de Nueva York presenta finalmente, ante un juicio con jurado, los cargos de violación por los que consiguió procesarle tendrá lugar el próximo 23 de agosto. Pero hay un aspecto del caso, con independencia de su evolución, que merece un debate. Ese aspecto es el de las relaciones entre medios de comunicación y justicia; en este caso, con la Fiscalía y con la defensa del acusado. Va de suyo que el debate supera los límites de lo que ha dado en llamar el caso DSK.
Los medios de comunicación de Nueva York acogen el arresto de Strauss-Kahn y su posterior entrada en prisión, sin fianza, con entusiasmo. Tanto la prensa de calidad como la sensacionalista o amarilla lo tienen claro. La defensa de DSK contrata a una firma que ya había trabajado para el economista francés en 2007, al iniciar su carrera para suceder a Rodrigo Rato al frente del FMI. Se llama TD International. Está integrada por ex agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) americana. Su misión es recoger aquella información que pueda desacreditar a Nafissatou Diallo. La Fiscalía, a su vez, investiga a la presunta víctima ya que es su testigo de cargo en el juicio.
¿Cuál es la acusación fundamental contra la presunta víctima de la violación? La conocemos por una filtración al diario The New York Times, el cual informa el 30 de junio que el caso está a punto de derrumbarse. Los medios de todo el mundo se hacen eco de esa noticia.
Pero, ¿cuál es el pecado que está a punto de tumbar la versión de la presunta víctima? El diario atribuye a "dos presuntos funcionarios de justicia" anónimos, entre otras, la siguiente información clave: "De acuerdo con los dos funcionarios, la mujer [la camarera] mantuvo una conversación telefónica con un hombre en prisión al día siguiente de su encuentro con Strauss-Kahn, en el que comentó los posibles beneficios de presentar cargos contra él. La conversación fue grabada". Para "redondear" la noticia, se señalaba que el amigo encarcelado había sido arrestado por poseer marihuana y que había hecho depósitos en una cuenta de la presunta víctima de unos 100.000 dólares.
Con todo, la fiscal adjunta, Joan Illuzi-Orbon, revela ante las defensa y ante el juez, el 30 de junio, que, en efecto, la presunta víctima ha proporcionado información falsa sobre su solicitud de asilo y otros aspectos. Pero no menciona la grabación citada. La gran arma de destrucción del caso DSK.
A horcajadas de la información del Times, el periódico The New York Post, del grupo Murdoch, titula a toda página, el 2 de julio: "La camarera de DSK, una prostituta". ¡Y cita fuentes de la defensa del acusado!. La Fiscalía desmiente la información.
La defensa de DSK juega callada. Los abogados de la presunta víctima sostienen dos cosas: la Fiscalía solo ha tenido acceso a un resumen de la citada conversación; y, sobre todo, el que ha hecho el dicho resumen no conoce el dialecto fulani, en el que se ha desarrollado la conversación grabada.
El 28 de julio, la presunta víctima se reúne con los fiscales para escuchar la grabación con un traductor de dialecto fulani, y dos de los tres periodistas que habían firmado la información del 30 de junio titulan en el New York Times: "El abogado de la camarera dice que fue citada erróneamente".
Quedan, ahora, diez días para el desenlace de este caso en el terreno penal. La defensa de DSK ha hecho un magnífico trabajo. El fiscal Cyrus Vance Jr. deshoja la margarita.
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