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La economía de la Eurozona se desliza hacia su primera recesión post-covid

La avería de la locomotora alemana ha empujado a la zona euro a los números rojos, con síntomas de anemia industrial y una contracción del crédito por los elevados tipos del BCE, que reducen la inversión empresarial y el gasto de los hogares.

El logo del BCE a la entrada del rascacielos donde tiene su sede en Frácfort. REUTERS/Heiko Becker
El logo del BCE a la entrada del rascacielos donde tiene su sede en Frácfort. Heiko Becker / REUTERS

La Eurozona se asoma a la recesión técnica, la primera desde la pandemia. Después de la contracción de una décima en el periodo estival, el PIB se aproxima a su segundo trimestre consecutivo en números rojos. De hecho, varios indicadores (en especial el que mide la actividad industrial, pero también el que determina la evolución de los créditos), anticipan que la zona de la moneda única lleva cuatro meses, desde septiembre hasta diciembre, en recesión.

La encuesta entre analistas de Bloomberg da por hecho que el último trimestre de 2023 tendrá un pulso negativo, también de una décima, aunque con perspectivas de reanimación entre enero y febrero, pero con distintos ritmos de despegues entre sus socios.

En todos los casos, suave y, por supuesto, si el termómetro geopolítico no se dispara y si el BCE, como se descuenta en los mercados, inicia el repliegue de su histórico recorrido alcista de tipos, que ha impulsado el precio del dinero al 4,5%.

Las próximas actas de las reuniones del BCE mostrarán el dilema al que están sometidos los halcones de la autoridad monetaria: o emprender con urgencia un abaratamiento del dinero que estimule la economía alemana o mantener elevados los tipos hasta constatar la caída del IPC por debajo del sacrosanto objetivo del 2%; las predicciones a medio plazo señalan que esa meta se cumplirá en 2024 si el voltaje geopolítico global no se desfoga.

Bajo este panorama, ¿qué opciones tiene la zona del euro de remontar el vuelo el próximo año? Y, en especial, ¿podrán los socios monetarios corregir las divergencias económicas que ha traído un 2023 que ha generado entre ellos distintos grados de resiliencia?

1. La industria es el Talón de Aquiles que agudiza el tropiezo

La actividad privada pierde fuelle en el tramo final del año y precipita al área a la recesión. El índice de gestores de compras de S&P descendió por séptimo mes consecutivos hasta el nivel 47 (tres puntos por debajo del límite que distingue el dinamismo de la contracción) tanto para las manufacturas como para los servicios y dejan "un panorama desolador" que anulan casi cualquier opción de eludir la recesión técnica, según explica Cyrus de la Rubia, economista jefe del Hamburg Commercial Bank.

Este economista destaca que el desplome de los contratos de las empresas afecta en especial a Alemania y Francia, las dos mayores economías de la zona, lo que contrasta con el reciente optimismo del BCE y de la Comisión en que los socios monetarios todavía puedan sortear los números rojos ayudados por la pujanza de sus mercados laborales y el descenso de los precios.

2. ¡Bajen el precio del dinero!

Aunque la voz eslovena del BCE, Bostjan Vasle, insista en que el augurio de un repliegue de tipos en 2024 es "especulativo y aventurado", el mercado pronostica una reducción de, al menos, 1,5 puntos para "cambiar el rumbo, abandonar los vientos en contra y buscar mareas altas con las que impulsar el dinamismo", dice Joerg Angele, analista de Bantleon Bank.

El economista Osama Rizvi también alerta del retroceso en los créditos por la cota alcanzada por los tipos de interés, que dificulta la contención del encarecimiento de alquileres, de las hipotecas y que añadirá tensión a hogares y empresas en caso de una nueva escalada de la energía con las actuales condiciones salariales, demasiado moderadas en comparación con el repunte del coste de la vida.

Los préstamos a empresas cayeron ya tres décimas interanuales en octubre, su primer traspiés desde 2015, con las ratios de impagos en aumento. Estimaciones privadas cifran en 1% del PIB del euro la pérdida de vigor de la economía con los tipos de interés actuales.

3. Ritmos ambivalentes entre sus grandes economías

Italia espera como agua de mayo la reacción bajista del BCE

La coyuntura alemana ayuda a definir el estado de alteración en la que está sumida la resiliencia económica europea. Su PIB entró en contracción -del 0,1%- entre julio y septiembre, en línea con la del conjunto del euro, aunque el sentimiento empresarial mejora, pese a sus pasos aún torpes, avisa el Instituto Ifo.

"La economía germana se estabiliza a un ritmo demasiado bajo", dice su presidente, Clemens Fuest. Aún bajo un deficitario gasto de los consumidores y con sus grandes firmas industriales reduciendo costes y puestos de trabajo. Los tipos no ayudan a espolear la demanda, admite Fuest.

Pero si la locomotora europea sigue gripada, sus dos primeros vagones, Francia e Italia, tampoco generan impulso. La segunda economía eludió la recesión en verano con una leve alza del 0,1%, aunque con una inflación, en noviembre, del 3,5% y cumulada del 5,8% en 2023, un ejercicio de suma resiliencia, en el que el sector exterior ha venido suplantando las caídas de la industria, al igual que el consumo, la inversión empresarial y el sector inmobiliario.

Este bloque final es en el que confía su titular de Finanzas Bruno Le Maire para devolver a Francia al crecimiento sostenido -más próximo al 0,6% del segundo trimestre- en 2024, con tipos más bajos.

También Italia espera como agua de mayo la reacción bajista del BCE. Aunque sus perspectivas son menos halagüeñas: su economía "está en un episodio negativo" avisa una reciente nota de Moody's a la que ha seguido comentarios del mercado dirigidos a la posibilidad de que llegue a perder el estatus de inversor internacional.

"No es un futuro de rosas", explica Moritz Kraemer, economista jefe de LBBW, con el PIB estancado en el trimestre estival después de contraerse un 0,4% en primavera, y con el cuarto tramo de fondos europeos, por valor de 90.000 millones de euros, atascado por la deficiente gestión de proyectos y la excesiva burocracia.

En esta tesitura, el cuarto PIB del euro es el que mejor comportamiento ha suscrito en 2023. La economía española repuntó un 0,3% en el tercer trimestre pese a la desaceleración de su hasta entonces, dinámico sector exterior por la caída del comercio global, gracias, sobre todo, al fuelle del gasto de los hogares y a la resistencia del mercado laboral.

4. Los hundimientos de la liberal Irlanda y la digital Estonia

Estonia lleva siete trimestres consecutivos de contracción

El PIB irlandés, que ha llegado a superar en renta per cápita a su vecino británico en varios momentos de los últimos decenios, ha sucumbido a la recesión, a pesar del creciente peso de las multinacionales -especialmente las tecnológicas- en un modelo productivo de baja tributación corporativa.

En el tercer trimestre se contrajo un 1,8% por el impacto de la inflación y los tipos que llevará al país a un aterrizaje suave en 2024, según el FMI, por su "mostrada resiliencia a la sucesión de shocks". Externos, por efecto de un ralentizado mercado exportador, e internos, derivados de la pérdida de ingresos del sector privado y de la crisis de su industria inmobiliaria.

A este resbalón de la economía celta -que navega con vientos favorables en la parte álgida de los ciclos de negocios y sufre durante las vacas flacas- se une los siete trimestres consecutivos de contracción en otro de los cisnes blanco, Estonia, que ha tornado su color a negro.

En verano, su PIB marcó un paso hacia atrás del 1,3% por los daños colaterales de la guerra de Ucrania -en su caso, directos-, la ralentización escandinava y las sucesivas crisis de los precios y la seguridad de la energía, y certificó la recesión más prolongada de la eurozona.

5. Los problemas que subyacen tras la recesión

La visión de la botella medio llena surge tras el análisis del mercado de que la contracción será leve y no acarreará daños a empresas, familias o bancos como en anteriores fases recesivas.

Para Erik Nielsen, el estancamiento se debe a la falta de alineamiento entre las políticas fiscales y la monetaria del BCE

La percepción de vacío, en cambio, se descubre en los pronósticos de que el despegue será de escasa propulsión y con crecimientos modestos y cercanos a cero, con tipos de intereses no propicios para estimular el dinamismo, indicadores de inflación aún elevados y gastos presupuestarios ajustados a límites del 0,6% al año.

El economista jefe del BCE fía la recuperación al sostén de los mercados laborales con aumentos salariales prudentes, pero activos con los que recuperar márgenes de confianza del consumo y de las empresas.

Una cuadratura que no comparte Erik Nielsen, de UniCredit, para quien la fase de estancamiento se debe a "la falta de alineamiento entre las distintas políticas fiscales -con un perfil expansivo, pero con un futuro de cautela en ciernes- y la monetaria, del BCE -restrictiva, aunque a la espera de rebajas en la carestía del dinero-" y que, de propagarse en 2024, provocará "otro ejercicio plano".

6. Reformas y giros del destino

Gran parte de los escollos del espacio euro son recurrentes y estructurales. El envejecimiento de la población dirige las ganancias productivas a su mínima expresión y la falta de reformas y la parálisis integradora de los socios monetarios han restado competitividad a sus empresas.

Los socios del sur reclaman al norte rico más fervor dinámico para abordar un futuro con retos ineludibles

La Comisión reconoce que el potencial de crecimiento actual es del 1,5% y será del 1,2% en 2027, muy inferior al cálculo de la pasada década, de entre el 2% y el 2,5% y que ha entorpecido "el progreso de los noventa", admite Lane.

Con divergencias cada vez más notables, como alerta The Economist, en el último decenio en el que los mercados del norte, con Alemania a la cabeza, y del extrarradio del euro, como el bloque escandinavo, Polonia e, incluso Reino Unido, los que han perdido crecimiento y empleo, frente a unas economías meridionales, dañadas por la crisis de la deuda que afrontan con más vigor y entusiasmo los cambios transcendentales hacia la neutralidad energética, la industria verde o el envejecimiento poblacional.

"La Europa de las dos velocidades ha virado su trayectoria" y ahora son los socios del sur los que reclaman al norte rico más fervor dinámico para abordar un futuro con retos ineludibles.

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