Este artículo se publicó hace 16 años.
Edwards amenaza a Obama y Hillary en Iowa
Isabel Piquer
John Edwards casi puede tocarlo. Ese segundo puesto que relanzaría su campaña, el segundo puesto que pensaba ganar en lo que iba a ser un mano a mano con Hillary Clinton y se transformó en un incómodo trío con la llegada de Barack Obama. Ahora los sondeos están a su favor y el que fuera candidato a la vicepresidencia hace cuatro años, ha decido lanzarse en un "maratón por la clase media", con casi 24 horas ininterrumpidas de mítines y encuentros.
"Siento la energía siento el momento". Edwards habla a una masa enfervorecida que llena uno de los auditorios de la Universidad estatal de Iowa, en la pequeña localidad de Ames. No hay duda, sus veinte años de abogacía, defendiendo a modestos clientes contra las grandes empresas, han hecho de él un gran orador. Pese al cansancio no asoma ni una ojera, ni un gesto de agotamiento.
Su mujer Elizabeth le ha presentado a las casi 500 personas que han acudido a verle en esta helada mañana: "John ha nacido y se ha criado en la América rural, en un estado conservador (Carolina del Sur) y sabe luchar. No podemos permitirnos entregar más estados a los republicanos sin hacer nada". La sala rompe en aplausos. Ella es la mejor baza del candidato.
Edwards no habla de su cáncer pero no hace falta, todo el mundo sabe que decidió proseguir la campaña pese a la reincidencia de su enfermedad.
La bandera americana cubre el fondo del escenario, unos cuantos fieles están sentados en el estrado para arropar a su candidato y salir en el tiro de cámara de las televisiones.
Edwards aparece, vaqueros, blazer, camisa blanca y empieza a hablar de sus humildes orígenes, del turno de noche de su abuelo inválido en la fábrica de su pueblo y de cómo piensa defender los derechos de la clase media ante los abusos de las grandes empresas. "No es normal que Exxon gane miles de millones de dólares de beneficio y que 47 millones de personas en Estados Unidos no tengan cobertura médica", dice.
Edwards responde a preguntas, algo que Clinton no ha hecho en sus mítines y por lo que ha sido muy criticada.
Margo McNabb, aplaude con entusiasmo. "Ya voté por él en 2004 y no he dejado de apoyarle. Soy demócrata de toda la vida pero no puedo estar con Hillary Clinton que usa la experiencia de su marido para parecer ‘presidenciable'. Yo estoy casada con un profesor y eso no me hace profesora. Me parece lamentable. El 3 votaré por John".
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