Este artículo se publicó hace 12 años.
Los egipcios plantan cara a Mursi y le recuerdan: "La revolución continúa"
Muere un joven en los enfrentamientos con la Policía durante la multitudinaria manifestación de la oposición contra el decretazo del presidente
El espíritu de la revolución egipcia se ha vuelto a adueñar de la plaza cairota de Tahrir. Los partidos laicos de la oposición al presidente Mohamed Mursi organizaron una manifestación contra el decretazo del mandatario a la que han respondido decenas de miles de personas.
En la protesta se han producido enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes que se han saldado con la muerte de un joven de 28 años al sufrir complicaciones respiratorias tras inhalar gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de seguridad. El manifestante fue trasladado a un hospital cercano para recibir tratamiento médico, pero los facultativos no pudieron hacer nada para salvar su vida.
Los choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad se desarrollan desde hace días
Los choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad se desarrollan desde hace días en la plaza Simón Bolivar, próxima a Tahrir. En esta jornada de protestas se registró un segundo fallecido, un miembro de la izquierdista Corriente Popular Egipcia -liderada por el excandidato presidencial Hamdin Sabahi-, que sufrió un infarto durante la marcha.
Pese a los citados enfrentamientos, el ambiente en Tahrir se mantuvo pacífico aunque reivindicativo, con una gran multitud pidiendo que Mursi rectifique y retire su controvertida acta constitucional. El pasado jueves, el presidente declaró que todas sus decisiones son definitivas e inapelables ante la Justicia hasta la entrada en vigor de una nueva Constitución y que las actuales Cámara alta del Parlamento y Asamblea Constituyente son indisolubles.
La protesta de hoy, convocada por partidos de izquierda, liberales y otros grupos, marca un paso más en la peor crisis a la que se enfrenta el político de los Hermanos Musulmanes desde que fue elegido el pasado mes de junio y expone una brecha entre los islamistas, ahora en el poder, y sus rivales. Algunos manifestantes han acampado desde el viernes en la plaza, donde destaca una pancarta que reza "Egipto para todos los egipcios". Además, se han producido hechos violentos en todo el país, incluida una localidad al norte de El Cairo en la que un joven de los Hermanos Musulmanes murió en enfrentamientos el domingo. Además, cientos de personas han resultado heridas.
"Mursi es mucho más peligroso que Mubarak. Sólo piensa en los Hermanos Musulmanes, que buscan controlar todo"
Los congregados en Tahrir han coreado con una sola voz que "la revolución continúa" y que "el pueblo quiere la caída del régimen", en un nuevo paso en sus demandas contra lo que consideran la "dictadura" de Mursi y de los Hermanos Musulmanes. "Mursi es mucho más peligroso que (el expresidente Hosni) Mubarak. Solo piensa en los Hermanos Musulmanes, que buscan controlar todo", declaró a la agencia Efe Ihab Yusef, empleado en un banco.
Este sentimiento era mayoritario en Tahrir, donde los manifestantes criticaron no solo la citada declaración constitucional, que ha sido la gota que ha colmado el vaso de su paciencia, sino el dominio de las fuerzas islamistas en la asamblea que redacta la nueva Constitución. Tahrir volvió a ser el punto en el que confluyen todos los caminos, con marchas provenientes de varias mezquitas de El Cairo en las que participaron personalidades como el Premio Nobel de la Paz Mohamed el Baradei, el excandidato presidencial Hamdin Sabahi y el conocido escritor Alaa el Aswany.
La división de la sociedad egipcia, palpable desde la llegada al poder de Mursi, se ha hecho aún más evidente desde el acta constitucional. Para apoyar estas decisiones, los Hermanos Musulmanes habían convocado para esta jornada otra manifestación cerca de la Universidad de El Cairo, que ayer decidieron cancelar para evitar disturbios con los opositores al presidente. Aunque se retiraron de El Cairo, los islamistas hicieron una demostración de fuerza en la ciudad septentrional de Alejandría, uno de sus bastiones.
Al margen de la plaza, pero con un ojo en la misma, los miembros del Consejo Superior de Justicia, críticos con las decisiones de Mursi, mantuvieron hoy una reunión de más de siete horas en la que participó el nuevo fiscal general, Talat Ibrahim, en el cargo gracias al decreto presidencial. El acta constitucional no solo ha calentado la calle y unido a los liberales, sino que ha reforzado el pulso entre el poder judicial y el jefe de Estado, que no parece dispuesto a que los magistrados se interpongan en su camino.
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