Este artículo se publicó hace 13 años.
Los egipcios se vuelcan en las urnas para votar con libertad
La primera ronda de las largas legislativas se celebra con tranquilidad inusitada en la dictadura
Millones de ciudadanos egipcios participaron ayer de forma masiva en su cita con la historia, ejerciendo el derecho al voto en las primeras elecciones libres del país después de 60 años de dictadura militar. La jornada electoral, celebrada apenas diez meses después de la caída del régimen de Hosni Mubarak, transcurrió sin graves incidentes. Sin embargo, la ilusión de los votantes era moderada. Pocos olvidaban que el país vive un pulso de futuro incierto entre la Junta Militar y los jóvenes revolucionarios de Tahrir
De acuerdo con las informaciones de la prensa local, se produjeron todo tipo de pequeñas irregularidades en las nueve primeras provincias en votar en un proceso electoral maratoniano que servirá para elegir el Parlamento encargado de redactar la nueva Carta Magna. Entre los problemas más comunes, errores en la impresión de las papeletas, retrasos en la apertura de los colegios electorales, y largas colas de más de dos horas en algunos recintos demasiado pequeños para absorber una afluencia de votantes muy superior a la de los anteriores comicios tutelados.
Según la página web de información El Badeel, varios partidos políticos de todo color incurrieron en violaciones de la ley por compra de votos, una práctica muy extendida en las elecciones fraudulentas organizadas bajo el régimen de Mubarak.
Reparto de propaganda"Prevemos que se producirán violaciones de la ley, pero de pequeña importancia", declaró en una rueda de prensa Abdel Moez Ibrahim, presidente de la Junta Electoral Suprema. Sin duda, la irregularidad más común, y que cometieron todos los partidos, fue la entrega de propaganda electoral, prohibida a partir de las 48 horas anteriores a la apertura de las urnas.
La omnipresencia de los Hermanos Musulmanes hace que sean favoritos
Los delegados del Partido Libertad y Justicia, la marca electoral de los Hermanos Musulmanes, el principal partido islamista egipcio, encontraron una forma muy astuta de sortear la ley. En todos los colegios de El Cairo visitados por Público, un grupo de jóvenes militantes del partido, a menudo elegantemente vestidos con corbata y americana, se sentaba frente a un ordenador portátil. Su tarea era informar a los ciudadanos de cuál era su centro de votación. Una vez consultada la página web del Ministerio del Interior, los jóvenes apuntaban la dirección en una tarjeta. En su reverso, figuraban los nombres y las fotografías de los candidatos del partido islamista en la circunscripción.
En el instituto de Secundaria de Abidin, la superior organización de Libertad y Justicia era evidente. Mientras el resto de partidos apenas tenían algún delegado, los islamistas contaban con al menos siete. Además de proporcionar información, en algunos distritos sus militantes acompañaban en microbuses a ancianos y minusválidos a los colegios electorales. Aunque no es seguro que todos aquellos que disfrutan de los servicios de los Hermanos les vayan a dar su confianza, su omnipresencia y profundas raíces en los barrios lleva a muchos observadores a señalarlos como los grandes favoritos.
Más de 100.000 soldadosA pesar de los temores de estallidos de violencia, y a diferencia de anteriores comicios, esta vez no se ha tenido que lamentar ninguna víctima. Para reforzar las medidas de seguridad, más de 100.000 soldados se han sumado a los agentes de Policía. "Los que creaban los problemas eran los esbirros de Mubarak, que querían asustar a la gente, impedirles que votaran", sostiene Khaled Gamil, unos de los delegados de los Hermanos, que se muestra convencido de que los comicios serán limpios.
Diversos partidos tratan de repetir la compra de votos de la era Mubarak
De ello se encargará un juez en cada colegio, además de observadores de varias organizaciones, tanto nacionales como internacionales. Si bien no existe una cifra oficial de participación, se estima que mañana, último día de votación para esta primera ronda, podría alcanzar el 70%.
"Me siento satisfecho. Espero que, después de las elecciones, el país podrá recuperar la estabilidad", afirmaba Rabia Naser, un jubilado. Su deseo es compartido por buena parte de la población, que observa con preocupación el conflicto entre la Junta Militar y la juventud revolucionaria, que ayer continuaba ocupando la plaza Tahrir de El Cairo.
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