Este artículo se publicó hace 2 años.
La guerra en Rusia allana la victoria este domingo en las elecciones de Hungría de Orbán, el 'enfant terrible' de la UE
Las encuestas proyectan al líder del ultraconservador Fidesz, principal aliado de Rusia en el bloque comunitario, como ganador de las elecciones del domingo. Será el líder más longevo de los Veintisiete.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
"La izquierda ha hecho un pacto con los ucranianos. Si gana, comenzarán a comprar armas, cortar el gas y destrozar la economía". Es la última amenaza de Víktor Orbán horas antes de las elecciones húngaras del 3 de abril. El enfant terrible de la política europea se dispone a ganar el domingo su quinto mandato convirtiéndose en el líder más longevo de la mesa del Consejo Europeo. Dirige el país magiar de forma ininterrumpida desde 2010 (y alcanzó el puesto por primera vez en 1998).
Hace meses, Orbán se disponía a disputar las primeras elecciones ante un rival con opciones a arrebatarle la batuta del país. Una coalición de seis partidos de lo más variopinta, que aglutina desde la extrema derecha del Jobbik hasta la izquierda, socialdemócratas y verdes, conseguía presentar una candidatura conjunta, encabezada por Peter Marki-Zay, un conservador católico padre de siete niños.
La guerra rusa ha sido el último empujón para que el líder del ultraconservador partido del Fidesz encabece todas las encuestas
Pero la guerra rusa ha sido el último empujón para que el líder del ultraconservador partido del Fidesz encabece todas las encuestas. Budapest, principal aliado de Moscú en el seno de la UE, ha adoptado la postura más suave con el Kremlin. Al grito de "Hungría first y por la paz" ha amenazado con vetar cualquier sanción al sistema energético ruso, no enviará armas a Ucrania y ha prohibido el tránsito de armamento a Kiev a través de su territorio. Asimismo, ha utilizado esta coyuntura para culpar a la oposición de que quiere arrastrar al país a la contienda. Hace 32 años, el joven activista, gritaba "ruso, váyanse a casa". Ahora es el escudo de Putin en la UE. Muchos analistas coinciden en su aspecto camaleónico como uno de las grandes virtudes del político magiar.
"No tenemos nada que ganar en esta guerra, pero sí todo que perder. Debemos mantenernos al margen de esta guerra. Ningún húngaro debe quedar atrapado entre el yunque ucraniano y el mazo ruso", señaló durante la campaña Orbán. La guerra en Ucrania dio un vuelco de guion y centró buena parte de los debates electorales. Subiéndose a la ola pacifista, el Fidesz impulsó una postura de perfil bajo en torno a una guerra "de dos pueblos" ajenos que lo ha llevado a chocar con su gran aliado, Polonia, el mayor azote de Putin dentro del bloque comunitario. Las húngaras son las primeras elecciones en celebrarse en territorio europeo desde el inicio de la invasión a Ucrania. Y marcan al camino: al igual que con Orbán, se espera que la guerra de Rusia ayude en las próximas semanas a reeditar también la victoria de Emmanuel Macron en Francia.
Choque con la UE
Orbán llega a estos comicios con un historial de deterioro de los derechos fundamentales y los principios europeos
Orbán llega a estos comicios con un historial de deterioro de los derechos fundamentales y los principios europeos. Ha cargado contra todo tipo de minorías y reprimido cualquier estilo de vida opuesto a su ideario de tradición, familia cristiana y conservadurismo. Una de sus últimas medidas fue la ley anti-LGTBi, que prohíbe hablar de homosexualidad en colegios y sitios públicos. Poco antes su gran cruzada fue contra los refugiados de África y Oriente Próximo llegando a afirmar que la "civilización estaba en peligro" por la supremacía del Islam.
Todo ello le ha forzado a tener una relación muy compleja con Bruselas, contra la que carga habitualmente. El país se encuentra bajo el procedimiento del Artículo 7 por poner en riesgo los valores y derechos europeos fundamentales y la Comisión Europea mantiene congelado, por el mismo motivo, su plan de recuperación nacional valorado en 7.000 millones de euros. Sin embargo, se prevé que todo ello -unido a la gran dependencia húngara de los hidrocarburos rusos, al impacto económico de la guerra sobre el alza de los precios o a la post-pandemia que deja al país como uno de los más afectados en términos de mortalidad- no impida la cuarta reelección consecutiva de Orbán.
Dentro del Parlamento Europeo, el Fidesz tampoco atraviesa su mejor momento. Tras abandonar el Partido Popular Europeo se encuentra sin familia política y sus intentos para unir en un nuevo grupo a la extrema derecha europea no están dando sus resultados.
Fuera de las fronteras comunitarias, Hillary Clinton ha tenido un recado para el premier. Durante su duelo con Donald Trump, Orbán fue el primer líder europeo en manifestar su apoyo al republicano. En las vísperas de las elecciones, la demócrata ha señalado, a través de Twitter, que "los comicios del domingo son una oportunidad para reafirmar la democracia". "La invasión de Putin en Ucrania enfatiza la necesidad de luchar contra la autocracia y en defensa de las democracias", ha señalado de forma velada ante la democracia iliberal que lidera Orbán.
El Fidesz ganará las elecciones con una mayoría cómoda, pero perdiendo alguno de los 133 escaños que tiene su coalición de gobierno actual. Sin embargo, los opositores y varios miembros de la sociedad civil alertan de que con el creciente y férreo control de los medios y fondos públicos, el cambio en la ley electoral, las trabas al resto de partidos o la presión sobre los medios de comunicación independientes por parte del Gobierno, es difícil hablar de una situación de partida de igualdad y justicia.
La victoria del que se ha convertido en los últimos años como uno de los grandes dolores de cabeza en la capital comunitaria daría alas y esperanza a unos populismos y a unas fuerzas de extrema derecha que están perdiendo fuelle, como demuestran las elecciones en Alemania, Países Bajos o el declive de La Lega en Italia. Por el otro lado, una derrota del Fidesz en las urnas sería una buena noticia para Bruselas. Ayudaría a dirimir las asperezas actuales y enterrar el hacha de guerra iliberal. Y Polonia, el gran compañero de baile iliberal, se quedaría aislado y debilitado en su pulso contra la UE.
Los otros dos partidos que concurren son el satírico Partido del Perro con Dos Colas, que incluye en su programa electoral cerveza gratis para los ciudadanos y siesta obligatoria y el Partido de Nuestra Patria, que busca hacerse con los votos descontentos con la extrema derecha del Jobbik.
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