Este artículo se publicó hace 16 años.
"Nos encontramos ante el inicio de un largo período de inestabilidad en el Tíbet"
Entrevista a Josep Lluís Alay, director del Observatorio del Tïbet y Asia Central de la Universidad de Barcelona
Autor del libro Historia de los tibetanos: De los orígenes históricos al conflicto político actual, Josep Lluís Alay es uno de los mayores expertos españoles sobre el Tïbet, un tema que considera muy delicado.
¿Por qué las manifestaciones pacíficas en el Tíbet acabaron volviéndose violentas?
Todo parece indicar que las manifestaciones pacíficas se desarrollaron entre el 10 y el 13 de marzo alrededor de los principales monasterios, es decir, lejos del centro de Lhasa y de acuerdo con la tónica habitual todas ellas fueron disueltas por la Policía. Parece ser que finalmente la manifestación del día 14 estalló en el centro de la ciudad y condujo al enfrentamiento entre población tibetana y china, hecho muy poco habitual en los últimos años. Lo cierto es, que a día de hoy desconocemos qué es lo que ocurrió exactamente durante los días 14 y 15 de marzo en Lhasa.
China habla de 19 muertos, el Dalai Lama de hasta 135 víctimas mortales. ¿Cómo se puede saber qué ocurrió verdaderamente ahí?
La única forma posible de saber lo que realmente sucedió durante esos días es que se permita el libre acceso a la zona sin restricción de movimientos. Estoy seguro que los medios de comunicación internacionales están preparados para realizar estas visitas a Lhasa y todo el Tíbet en general.
Según ha publicado la prensa china y algunos medios como The Economist o The New York Times, la Policía china desapareció de las calles el primer día de disturbios, dejando que los tibetanos quemasen negocios regentados por chinos de etnia han. ¿Por qué la reacción china fue lenta?
Insisto en que la única posibilidad de conocer todos los detalles de lo sucedido es el libre acceso a la zona. Si uno tiene en cuenta que habitualmente cualquier tipo de protesta independentista en Lhasa es abortada en cuestión de segundos, sorprende la lentitud de las autoridades chinas en esta ocasión. Sin embargo, debemos tener en cuenta la próxima celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín y otros factores que yo desconozco.
China espera que los JJOO sean un escaparate de la imagen de la China emergente en todo el mundo pero lo que está ocurriendo es lo contrario. ¿Hay intereses de las potencias occidentales detrás de manifestaciones como la de Reporteros Sin Fronteras en el encendido de la antorcha olímpica?
Es obvio que hasta el día 14 de marzo, el conflico tibetano "había dejado de existir" para las cancillerías occidentales y era preferible dedicarse a asuntos más lucrativos. No encuentro ningún argumento serio para sostener que ahora las "potencias occidentales" animen actos hostiles a los Juegos Olímpicos de Pekín. Como botón de muestra me remito a la nota del Ministerio de Asuntos Exteriores español al respecto, donde se apoya de forma manifiesta la posición del gobierno chino por lo que respecta al conflicto tibetano. No deja de sorprenderme, por otro lado, el silencio prácticamente unánime de la clase política española con respecto al tema, en contraste con la atención que merece en otros países europeos.
En los meses venideros hasta los JJOO, ¿podemos esperar más manifestaciones o la situación en el Tíbet está ya bajo control, como dice Pekín?
Siempre han existido protestas en Tíbet, aunque los medios de comunicación no informasen de ellas. Sin embargo, la extensión e intensidad de la revuelta tibetana en esta ocasión parece sugerirnos que nos encontramos tan solo ante el inicio de un largo período de inestabilidad en el Tíbet, que puede acabar afectando a China en su conjunto. Si ello fuera así, las consecuencias políticas y económicas del conflicto podrían repercutir sobre todo el planeta.
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