Este artículo se publicó hace 4 años.
Entrevista a la viuda del exespía Alexander LitvinenkoMarina Litvinenko: "El dinero ruso está tan metido en la política británica que es casi imposible separarlo"
El Comité de Inteligencia y Seguridad concluye que nadie movió un dedo "para proteger Reino Unido" de la interferencia de Moscú. Boris Johnson cierra el caso; Escocia pide, sin éxito, que se investigue la interferencia rusa en el referéndum sobre la indep
Londres-
La publicación del informe del Comité parlamentario de Inteligencia y Seguridad (ISC) sobre la incursión de Moscú en la política británica llega 14 años después de la muerte del ex espía Alexander Litvinenko, ocurrida en noviembre de 2006 en un hospital de Londres. El informe cita el sofisticado y malévolo asesinato, con Polonio 210, como la bisagra que convierte a Rusia de "potencial aliado a amenaza establecida". A partir de ahora, la "nueva normalidad", tal como es calificada en el informe, será el entremetimiento de Moscú en los asuntos británicos de forma secreta y disimulada. Marina Litvinenko, de 57 años, viuda del envenenado, sigue a rajatabla los pormenores del eje Londres-Moscú desde su auto-exilio en la capital inglesa. Con el coronavirus ha descubierto, como muchos, las interioridades de Zoom, a través del que hacemos la entrevista.
"El informe del comité es muy serio, pero no me atrevo a juzgar su efecto porque ya han dicho que carece de pruebas contundentes y que no habrá investigación posterior alguna. Es muy claro en lo que respecta a la 'nueva normalidad' que es el amasijo entre el dinero ruso en la economía británica y las prácticas del Estado bajo Putin que son las de interferir en Europa para debilitarla o provocar conflictos que después se tergiversan en los medios de comunicación de allí a favor de su eterno régimen; el dinero ruso está tan metido en la política británica que es casi imposible separarlo", comenta Marina, quien recuerda que "hasta han intentado robar datos de la investigación de la vacuna contra el coronavirus".
Moscú y la embajada rusa en Londres han negado cualquier intromisión por ciberataques o por medios estatales rusos como la agencia Sputnik o el canal RT (Russian Television) con sede en Londres. Califican las acusaciones de "rusianfobia".
"El dinero ruso está tan metido en la política británica que es casi imposible separarlo"
En opinión de Marina Litvinenko, la privatización de las infraestructuras de la ex URSS generó una oligarquía que se ha expandido a Reino Unido con un sistema de visados corrupto e intacto. "Aquí les otorgan la nacionalidad británica a personas cercanas a Vladímir Putin porque traen con ellos cierta cantidad de dinero, los hay que son donantes del Partido Conservador y, algunos de ellos, son los que forman el llamado Londongrado... mientras se mantenga el flujo de dinero, se perpetuará la situación", explica Marina, perdiendo en cada frase una pizca de esperanza en que algún día Andrei Lugovoi y Dimitry Kovtun, los dos acusados de envenenar a su marido con una taza de té dejando el rastro del polonio por Londres, se enfrenten a un tribunal para ser juzgados. Mientras, ella lleva 20 años sin pisar Rusia. Hija única, su madre murió en 2018 y su padre durante la investigación oficial que concluyó en 2015.
Marina mantiene la nacionalidad rusa. Nada objetivo le impide viajar a su país; el miedo a que le confisquen el pasaporte, a no ver a su hijo Anatoli, de 26 años y que trabaja en Londres, a que la intimiden porque su marido denunció la corrupción en el año 2000. "Estuve a punto de ir antes de la intoxicación de los Skripall (el ex agente Sergei y su hija Yulia envenenados en Inglaterra en marzo de 2018) porque todavía vivía mi madre, pero todo aquello me llevó de nuevo al punto de mira; me debato siempre entre ir o no ir", apunta Marina, quien añade que "no tengo información ni influencia, ni dinero, ni nada que pueda ser útil a nadie, pero soy quien soy, tengo un pasado; ahora prefiero mantener viva la memoria de mi marido en el teatro con Very expensive poison o en la ópera que hubiésemos estrenado de no ser por el coronavirus".
La OPAQ (Organización para la Prohibición de Armas Químicas) confirmó que el ex agente Sergei Skripall, residente en Inglaterra tras un intercambio de agentes- y su hija Yulia, que le visitaba, fueron intoxicados con novichok procedente de Rusia. Marina cree que los Skripall se salvaron gracias a su marido, puesto que les suministraron un antídoto con rapidez. Con Alexander, Marina pasó dos semanas viendo como el atlético cuerpo de él se pudría como una naranja, que poco a poco se cubre de moho verdoso, ante la incógnita de los médicos. Hasta el día antes del óbito no identificaron el Polonio 210. "Son casos distintos porque Sasha criticaba públicamente e investigaba la corrupción en el Kremlin y los Skripall se mantenían en el anonimato, pero ni eso los ha salvado, aunque me alegro que hayan sobrevivido". Todavía no se ha dado por vencida en su lucha por juzgar a los dos sospechosos de la muerte de su marido, a quien llama siempre de forma cariñosa Sasha.
Sobre el proceso legal que podría llevar a Lugovoi y Kovtun ante un juez (no ruso), Marina dice que "aquí el caso no está cerrado porque se ha pedido la extradición y yo he llevado al Estado ruso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que iba a abrir la causa cuando empezó a brotar el coronavirus y ahora no sé cómo queda el calendario".
"Gestos como la lista Magnitski son buenos para la democracia y la transparencia de países como Reino Unido, pero son necesarios más, muchos más"
El Gobierno de Boris Johnson publicó el pasado 6 de julio una lista de 49 personas y organizaciones para sancionarlas de cara al régimen de condenas post-brexit. Entre ellos hay 25 ciudadanos rusos a los que se les prohíbe la entrada en el país y se les congelan los bienes. La lista la han bautizado como Magnitski en referencia a Serguei Magnitski, gestor del fondo de inversiones Hermitage Capital, que murió en una cárcel rusa en 2009 a la espera de juicio, acusado de evasión fiscal. En opinión de Marina, "estos gestos como la lista Magnitski son buenos para la democracia y la transparencia de países como Reino Unido, pero son necesarios más, muchos más".
En el debate parlamentario sobre el informe del comité citado anteriormente, el líder laborista sir Keir Starmer preguntó en varias ocasiones el porqué del retraso en la publicación. El primer ministro, Boris Johnson, salió por peteneras sobre el encaje del brexit en el laborismo. El Partido Nacional Escocés (SNP), como había hecho Nicola Sturgeon, presidenta del Gobierno de Edimburgo, pidió, sin conseguirlo, una investigación sobre la interferencia de Rusia en el referéndum de independencia de Escocia en 2014. Johnson ha cerrado el tema de la incursión de Rusia en la política británica, muy a pesar de Marina Litvinenko que querría ver los indicios y las señales concretados en pruebas.
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