Este artículo se publicó hace 13 años.
La estrategia de la OTAN en Libia
El objetivo de la Alianza Atlántica no es la victoria militar de los rebeldes, aunque, por supuesto, el centro de gravedad siga siendo impedir a toda costa un triunfo del régimen de Gadafi
Empieza a ser posible entrever cuál es la estrategia de la OTAN en Libia. En estos días se ha podido ver un significativo incremento de la intensidad y letalidad de los ataques de su aviación. Podría pensarse, en función de las declaraciones y comentarios de los principales dirigentes del llamado Consejo Nacional Transitorio Libio (CNTL), entre ellos el que parece ejercer la función de jefe del Estado Mayor rebelde, el general Abdel Fatah Yunes, que esta reanimación de los ataques desde el aire se debería a las constantes peticiones de ayuda de los rebeldes. Sin embargo, los datos sobre el terreno permiten interpretarlo de otra forma.
Esta reciente concentración de esfuerzos de manera temporal se ha centrado en actuar en las áreas circundantes de dos ciudades: Ajdabiya y Misurata, precisamente cuando estaban a punto de caer en manos de las tropas de la Yamahiriya, el régimen libio, o al menos cuando se sospechaba que su caída podía ser inminente. Las actuales acciones de la OTAN coinciden con la forma de actuar de las primeras oleadas de ataques cuando todavía dirigía las operaciones el Mando Africano de Estados Unidos (Africom) en Stuttgart, antes de que la responsabilidad de la operación se transfiriera al Mando Sur de la OTAN, en Nápoles mediante las que se hizo frente al ataque relámpago de las fuerzas de Gadafi, que avanzaban hacia el este y habían recuperado en 48 horas el inmenso espacio entre Ras Lanuf y Ajdabiya. Tras este impulso inicial, los rebeldes criticaron el bajo perfil de la OTAN y la resistencia de los países occidentales a entregar armas y medios de combate al CNTL.
El auténtico objetivo es que se continúe exportando petróleo de la zona rebelde
¿Cuál es entonces la finalidad estratégica de la OTAN en Libia? El objetivo de la Alianza Atlántica, la situación final deseada, no es la victoria militar de los rebeldes, aunque, por supuesto, el centro de gravedad de toda la Operación Protector Unificado siga siendo impedir a toda costa un triunfo del régimen de Gadafi e, incluso, impedir que sus fuerzas puedan ocupar un solo milímetro más de territorio del que ya actualmente controlan. Entre otras cosas, sus acciones están dirigidas a garantizar que la alianza Arabian Gulf Oil Company AGOCO (compañía petrolera libia con sede en Bengasi) y Qatar (país que se ha comprometido a comercializar el petróleo libio procedente de la zona rebelde) pueda cumplir su cometido de seguir exportando crudo de este país sin que los beneficios repercutan en el actual Gobierno libio.
Otro aspecto destacable es que las acciones de la OTAN no coinciden, al menos estrictamente, con lo que teóricamente encomienda la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad, que supuestamente la ampara. Esta resolución establece textualmente en su punto cuarto que se "autoriza a adoptar las medidas necesarias para proteger a los civiles y las zonas pobladas por civiles, incluida Bengasi". Pero, ¿qué son "civiles" bajo la égida de la "responsabilidad de proteger", en cuyo nombre se dice que se ha establecido esta resolución? Sólo pueden ser "civiles indefensos", es decir, los que las Convenciones de Ginebra denomina "no combatientes". Y ampliarlos a civiles mal armados (o peor armados que su enemigo), por muy demócratas que creamos que van a ser, me parece una extensión de la "responsabilidad de proteger" y de las Convenciones de Ginebra peligrosa, al dejar indefinido el límite de a quién y de quién se tiene la responsabilidad (otra cosa es la voluntad, que ésa es libre) de proteger.
Una interpretación estricta de la Resolución 1973 lo único que parece autorizar es a impedir que se haga fuego sobre "zonas pobladas por civiles", es decir, ciudades (lo que supondría crear "zonas de prohibición de fuego"), al modo de la misión asignada a la Fuerza de Reacción Rápida franco-holandesa-británica creada por la operación de mantenimiento de la paz UNPROFOR, en Bosnia, para proteger Sarajevo; pero no a neutralizar la capacidad de combate de uno de los contendientes destruyendo sus convoyes (que supone la creación de zonas de prohibición de movimientos), sus instalaciones logísticas y de mando y control o sus depósitos y reservas.
La Resolución 1973 no autoriza ataques para neutralizar a las fuerzas de Gadafi
Estos cometidos, que son los que en realidad se están llevando a cabo aunque se actúe sólo con suficiente intensidad y potencia cuando una ciudad de importancia está a punto de caer son tácticamente incuestionables para ganar una batalla o una guerra, pero, lo siento, no parecen ser los autorizados por la Resolución 1973 o por el concepto de la "responsabilidad de proteger".
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