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El exilio exige a Asad una transición para evitar la guerra civil en Siria

Grupos de oposición en el exterior advierten de que se producirán revueltas como en Túnez y Libia. La UE baraja sanciones contra Damasco

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El régimen sirio de Basharal Asad redobló ayer sus esfuerzos para sofocar las protestas en el país árabe mientras la presión desde el exterior aumenta. El Consejo de Seguridad de la ONU no acordó finalmente una declaración de condena de la represión en Siria, cuyo último saldo se eleva a 450 muertos, y la Unión Europea está barajando adoptar sanciones contra Asad.

También el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas mantendrá mañana una reunión de urgencia sobre Siria, a iniciativa de Estados Unidos, que abogó ayer por que la ONU investigue 'los asesinatos, arrestos y torturas' en ese país.

Los grupos rivales de Asad tienen poca representación dentro del país

Además, una organización paraguas que integra a distintas fuerzas políticas sirias divulgó ayer un comunicado en el que exige a Asad que guíe una transición pacífica a la democracia si quiere evitar que el país caiga en 'una etapa de violencia, caos y guerra civil'. La Iniciativa Nacional para el Cambio (INC) está formada por pequeños y fragmentados grupos cuyos líderes se encuentran en el exilio, aunque es dudoso que cuenten con una auténtica representación dentro de Siria, donde el régimen no autoriza a las fuerzas políticas que se oponen al partido oficialista Baaz.

'Si el presidente sirio no quiere liderar este periodo de transición, a los sirios no les quedará más alternativa que tirar adelante por el camino que han seguido los tunecinos, los egipcios y los libios', decía el comunicado de INC.

En Damasco no hubo ninguna reacción al comunicado, aunque parece difícil que Asad acepte negociar el futuro de Siria con grupos del exilio que en su mayor parte están financiados por EEUU. La única fuerza que cuenta con una gran representación en el país es la Sociedad de los Hermanos Musulmanes, cuyos líderes están en el exilio o en la cárcel, pero también parece difícil que se establezca un diálogo fructífero entre el Baaz y los islamistas.

El Ejército envía más tanques a Derá y a los suburbios de la capital

Sobre el terreno, ayer se observó que la estrategia del régimen continúa siendo la de aplastar las revueltas. Al parecer el Ejército envió más tanques a la ciudad de Derá, en el sur, donde sigue en vigor el toque de queda, no hay agua, electricidad ni teléfono. La frontera jordana, a cinco kilómetros de Derá, permanece cerrada. En el centro de la ciudad se oyeron tiroteos, explosiones y disparos de la artillería.

Las informaciones procedentes de Derá, y de otras partes del país, siguen originándose en activistas, que se las cuentan a otros activistas, a blogueros, a las agencias de noticias y a las cadenas de televisión y radio, de manera que es muy difícil contrastarlas de manera independiente.

Es el caso de las supuestas deserciones dentro del Ejército. Algunas fuentes indican que hay militares que no quieren disparar contra los civiles y se han pasado a las filas de los manifestantes. Según estas versiones, los soldados muertos en Derá en los últimos díasincluidos los seis del martes han fallecido en enfrentamientos con sus propios compañeros.

Hay rumores de ejecuciones de soldados que se negaron a disparar

Wisam Tarif, director de Insan, una organización siria de derechos humanos, ha denunciado el caso de un soldado que fue ejecutado en la ciudad mediterránea de Baniyas, cuyos accesos permanecen controlados por tanques, por negarse a disparar contra los manifestantes.

Duma, el suburbio de Damasco donde ha habido más protestas, sigue aislado del resto de la capital y los soldados registran las casas y detienen a los sospechosos.

En la escena diplomática, cinco país europeos España, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido convocaron a los embajadores de Siria para protestar por la violencia contra los manifestantes. En España, el PSOE condenó ayer la represión de Asad.

Amnistía Internacional pidió ayer al Consejo de Seguridad de la ONU que refiriese los abusos de derechos humanos al Tribunal Penal Internacional y Human Rights Watch exigió a los países árabes para que tomen medidas contra la represión.

Mientras, Francia asumía anoche la iniciativa en el Consejo de Seguridad para lograr una condena de Damasco. En este caso será mucho más difícil alcanzar un consenso para intervenir militarmente, a diferencia de lo que ocurrió con Libia. China y Rusia son escépticos con la intervención aliada en Libia y seguramente tendrán reservas con respecto a Siria.

El borrador de resolución sobre el que están trabajando Francia, Alemania, el Reino Unido y Portugal insta a abrir una investigación independiente para esclarecer las muertes de civiles.

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