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Finlandia y Suecia solicitan su adhesión a la OTAN: calendario, resistencias e implicaciones

Los países nórdicos rompen con su neutralidad y ya acarician su entrada en la Alianza, lo que dejará una consecuencia directa e inmediata de una mayor militarización entre las fronteras que comparten Rusia y los aliados.

18/05/2022 OTAN
Sede de la OTAN en Bruselas, a 16 de abril de 2022. ZHENG HUANSONG / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO / Europa Press

"Día histórico", aseguran en la OTAN. Impulsados por la guerra en Ucrania, Suecia y Finlandia han entregado este miércoles su solicitud de adhesión a la Alianza Atlántica, un giro copernicano que pone fin a su histórico pasado de neutralidad y no alineamiento militar. En los cuarteles generales insisten en que el proceso de entrada será "ágil y rápido", pero Turquía advierte de que no lo apoyará. Si Ankara bloquea, la incorporación se interrumpirá porque el procedimiento exige la unanimidad de los 30 países miembros. La otra gran incógnita es cómo reaccionará Rusia ante la nueva expansión de la organización militar occidental.

Fin de la neutralidad

Con su solicitud para formar parte de la OTAN, Finlandia pone fin a décadas de política no alineada en el terreno militar. Tras feroces guerras con Rusia, Helsinki adoptó el estatus de neutralidad después de la Segunda Guerra Mundial para mantener una buena vecindad con Moscú. Por su parte, Suecia concluye dos siglos de neutralidad. Desde los tiempos de Napoleón no ha librado ninguna guerra y se ha mantenido al margen de alianzas militares.

En Bruselas hablan con frecuencia sobre el cambio tectónico que la guerra en Ucrania dejará en el tablero internacional y en la arquitectura de seguridad europea. El paso de los países nórdicos hacia la Alianza será uno de los más palpables en este campo. Hasta la fecha, Estocolmo y Helsinki habían visto este acercamiento a la OTAN como una provocación innecesaria a Rusia. Pero tras la invasión a Ucrania ven a su vecino con desconfianza y temor. Una radiografía que deja su reflejo en la opinión pública: por primera vez en su historia, las poblaciones suecas y finlandesas aprueban por mayoría formar parte del bloque militar. Si se consolida este paso, los países de la Unión Europea con posición neutral se reducirán a Irlanda, Malta y Austria.

Cómo es el proceso

Los dos países han entregado este miércoles su carta en los cuarteles generales de la Alianza solicitando la adhesión. Con ella en la mano, el Consejo del Atlántico analiza el documento —esa misma jornada— para dar luz verde a las negociaciones de adhesión a través de una carta de invitación (una formalidad). Se espera que el proceso sea rápido, ya que la OTAN alega que los dos países son democracias consolidadas, con estabilidad financiera y fuerzas armadas potentes. Es decir, estiman que cumplen los criterios de entrada. Además, en la Alianza siempre han fantaseado con la idea de que estos países dieran el paso.

El calendario es flexible y variable. España completó el proceso en seis meses, mientras que otros como Polonia tardaron en torno a dos años. En los cuarteles generales creen que Finlandia y Suecia podrían ser ya este mismo año los países número 31 y 32 de la Alianza. Pero todo dependerá de la ratificación obligatoria en los Parlamentos de los 30 países. Y sobre todo de la postura turca después de que el presidente Recep Tayyip Erdogan anunciase que se opone a este movimiento.

Por qué se opone Turquía

Ankara ha anunciado de forma tajante que no apoya la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN. Sin su voto positivo no se formalizará. Grecia ya vetó durante años la incorporación de Macedonia del Norte.

¿Por qué mantiene esta postura Erdogan? Por un lado se trata de un guiño a Vladimir Putin, con quien mantiene importantes lazos e intereses económicos y geopolíticos en el Mar Negro o en Siria. También alega que los dos países son huéspedes de "organizaciones terroristas" en alusión a la acogida de los nórdicos a refugiados y combatientes kurdos o su decisión de imponer un embargo de armas a Turquía por sus operaciones militares en su vecina Siria.

Aunque las palabras del presidente turco no han dejado lugar a dudas, tanto en la UE como en la OTAN confían en que finalmente no será capaz de ir tan lejos y bloquear la adhesión. Fuentes europeas aseguran que las "preocupaciones" turcas podrán resolverse a través del diálogo. En la capital comunitaria este órdago del Bósforo se va más como una estrategia para marcar agenda y obtener concesiones de política interna, pero no creen que esté en los intereses turcos quedarse todavía más aislado de sus aliados.

Cómo ha reaccionado Rusia

El Kremlin ha advertido de consecuencias "técnico-militares", pero ha reconocido que esta expansión de la OTAN no supone una amenaza directa a su seguridad. De hecho, tanto Finlandia como Suecia llevaban muchos años colaborando con las tropas aliadas y participando en sus reuniones y maniobras militares, especialmente tras la invasión de Crimea en 2014.

Más que la adhesión en sí, los temores de Moscú radican en el aumento de la infraestructura militar con, por ejemplo, bases de Estados Unidos o despliegue de armas nucleares en estos territorios.

Ampliación de la OTAN

El fin de la Guerra Fría dio lugar a una época de Paz Caliente. Muchos de los acontecimientos actuales se explican a través de cuatro palabras pronunciadas en 1990. "Ni una pulgada al Este". En 1990, el secretario de Estado estadounidense prometió a Rusia que la OTAN no se expandiría hacia sus fronteras. Promesas que se las llevó el viento ya que no aparecen en ningún tratado internacional. Putin, que responsabiliza a los dirigentes soviéticos de esta torpeza, se siente traicionado y de ahí emana parte de su obsesión por dejar todo documentado y por escrito.

Tan solo nueve años después de estas palabras, la OTAN incorporó a Polonia, Chequia y Hungría. En 2004 lo hicieron los Estados bálticos, Rumanía y Eslovaquia. En 2008, Croacia y Albania. Este mismo año, la cumbre de Budapest abrió la caja de Pandora al mostrar su deseo de incorporar a Ucrania y Georgia, aunque sin un calendario o proceso claro. En 2017, lo hizo Montenegro. Y el último ha sido en 2020 Macedonia del Norte. Desde su fundación se han producido ocho rondas de ampliación (todas hacia el Este a excepción de la de España). El presidente ruso ve en ello una expansión consciente del tablero de juego de la Guerra Fría.

Implicaciones

La primera consecuencia directa es que la frontera entre Rusia y los aliados se duplicará, ya que Finlandia comparte con Rusia 1.340 kilómetros. Moscú quedará completamente rodeado por países de la OTAN tanto en el Mar Báltico como en el Ártico. En la capital comunitaria se regocijan en que con la invasión a Ucrania Putin quería frenar la expansión de la Alianza y ha conseguido todo lo contrario.

De forma consecuente, la presencia militar a ambos lados se reforzará dando lugar al aumento de la militarización en Europa e incrementando la tensión bélica. Además, una vez completado el proceso, los dos países pasarán automáticamente a estar amparados por el Artículo 5, la cláusula de defensa colectiva que estipula que si un país es atacado, lo son todos.

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