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"Mucha gente acoge en sus casas a los que huyen de las bombas"

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El mercado central de Yabaliya, al norte de Gaza, tiene abiertos la mayoría de sus comercios y puestos callejeros, a diferencia de lo que ocurría en días pasados. Sin embargo, la afluencia de clientes no se ha recuperado desde el inicio de la operación Margen Protector el 8 de julio. El volumen de comercio se ha ralentizado y muchas familias acaparan los alimentos que pueden para evitar salir de sus casas cada día.

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Yabaliya es un municipio importante y su mercado es frecuentado por habitantes de las vecinas Beit Lahíya y Beit Hanún, dos de las localidades más castigadas por las bombas israelíes. Es un mercado popular que vende productos populares, necesarios para mantener vivo un hogar corriente. Alimentos como latas de sardinas, aceite, carne o frutas.

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Los comerciantes aseguran en general que los productos que venden no han subido de precio, aunque en algunos puestos reconocen que no es así. "Por Kerem Shalom entra mucha menos fruta que antes y toda es israelí, de manera que los precios sí que han subido", comenta el frutero Ahmed Abu Shatfe. "El kilo de manzanas ha pasado de 3,5 a 7 shekels (1,5 euros); los melocotones de 3 a 7; y el mango de 4 a 10 shekels".

Mohammed Hasuna, un joven que ha aprendido rudimentos de español, quiere estudiar Turismo en Granada, e incluso piensa en establecerse en España "porque allí se vive mejor que aquí", confirma que algunos productos se han encarecido significativamente: "Ayer compré 5 kilos de zanahorias por 13 shekels y hace una semana compré 10 kilos por 8 shekels".

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Su padre, Abdallah Hasuna, que posee una tienda de olorosas especias desde hace 30 años, bien situada en la entrada principal del mercado, asegura que él no ha subido los precios. "Creo que los precios subirán poco a poco debido a que Israel ha bombardeado grandes almacenes de alimentos y ha destruido granjas cerca de la frontera. Es posible que a causa de esos bombardeos haya escasez de algunos productos".

Abdallah Hasuna ha abierto su tienda después de varios días en los que se había quedado en casa por miedo a las bombas. "Muchos comerciantes hemos abierto porque esta mañana han circulado rumores de que había un alto el fuego humanitario hasta las tres de la tarde, pero Israel lo ha negado enseguida. A las tres cerraré la tienda y volveré a casa", comenta mientras en el cielo se dibujan las estelas blancas de cuatro cohetes que los milicianos acaban de disparar contra Israel.

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El camionero Abu Ahmed viaja a diario a Kerem Shalom, uno de los pasos que hay entre Israel y Gaza, el único que sigue abierto a las mercancías. "Kerem Shalom abre dos horas diarias, de once a una de la tarde, menos viernes y sábados, pero solo entran alimentos y otros productos básicos. No entran equipos eléctricos ni productos industriales, como plásticos. No entra cemento, excepto para uso de la UNRWA (la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados). No entran materiales para la construcción ni medicamentos. La gasolina solo está entrando para los transportistas y la UNRWA".

"Cada mañana viajo a Kerem Shalom, aunque la verdad es que tengo miedo a las bombas. Los israelíes nos han recomendado que no utilicemos la carretera Saladino (que une el norte y el sur de la Franja por el interior) y que vayamos por la carretera de la costa hasta el desvío a Kerem Shalom", comenta Abu Ahmed.

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Muchos precios están regulados por el gobierno, como es el caso de los carburantes y el pan. El litro de gasolina es de 7,1 shekels (casi 1,5 euros) y los dos kilos y medio de pan cuestan 7,5 shekels, unos precios que ha fijado el gobierno y que son idénticos en toda la Franja.

Algunos precios oscilan en función de la inestabilidad. En algún caso, por ejemplo tras la captura del soldado israelí Guilad Shalit por parte de Hamás hace más de un lustro, la gasolina se disparó un mil por ciento, de 3 a más de 30 shekels (unos 6,5 euros de entonces), mientras que la cajetilla de tabaco local llegó a los 25 shekels, como consecuencia del endurecimiento del bloqueo israelí. Eso todavía no ha ocurrido durante la guerra en curso.

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Awad Kannita, que posee un supermercado cerca de la céntrica avenida Omar Mujtar, en la ciudad de Gaza, señala que algunos productos locales no solo no se han encarecido sino que incluso se han abaratado. "Un cartón que contiene 30 huevos costaba antes 14 shekels (3 euros) y ahora vale 12 shekels", explica.

"La solidaridad es grande. Muchas familias están acogiendo en sus casas a familias de Shuyaiya y de otras localidades castigadas por los bombardeos. Si usted viniera por la tarde a este supermercado, antes del iftar (la comida que rompe por la tarde el ayuno de Ramadán), se sorprendería de la cantidad de gente que compra bolsas de comida y se las hace llegar anónimamente a familias sin recursos o necesitadas a causa de la guerra", dice Kannita.

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Otro comerciante, Nayef Madhun, dice que escasean quesos, conservas y otros alimentos, y que la gente está acumulando latas, que es lo más fácil de conservar. "Los precios no han subido, no los podemos subir mientras la gente se está muriendo. La gente come de lo que hay; no se puede ser exigente en estas circunstancias. Muchos comerciantes tienen llenos sus almacenes y por eso no hay escasez todavía", dice.

"Muchos de estos productos antes entraban por los túneles del sur pero desde el golpe de Al Sisi en Egipto los túneles han dejado de funcionar. Solo hay abiertos unos pocos y supongo que Hamás no los va a arriesgar para comprar garbanzos".

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Khalil Shahin, director de la Unidad Económica y de Derechos Sociales del Centro Palestino para los Derechos Humanos, señala que hay un alza de precios muy significativa en ciertos productos básicos. "El precio de las verduras se ha incrementado en un 70%, la carne y el pollo hasta un 30%, y las frutas más de un 60%. Afortunadamente, el gobierno distribuye la harina y el gas a las panaderías y fija el precio del pan".

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