Este artículo se publicó hace 17 años.
El Gobierno de Marruecos se hace esperar
Más de un mes después de las elecciones del 7 de septiembre, Marruecos sigue sin Gobierno. La razón es que los cinco partidos que integrarán la coalición gubernamental exigen más ministerios de los que les ofre
"En el marco de la formación del nuevo Gobierno de Abás el Fassi, el partido Istiqlal recluta: si es usted rico, guapo o nacido en Fez (se exige test de ADN) envíe su currículum y sus pretensiones ministeriales a abas@marruecosesnuestro.com".
Este SMS que circula por los móviles de muchos marroquíes ironiza sobre una realidad que muchos de ellos contemplan con sorna: las dificultades del primer ministro, el conservador Abás el Fassi, para formar Gobierno.
Pero este político que encarna la continuidad no sólo no tiene que recurrir a un anuncio para reclutar ministros, sino todo lo contrario. Los Ministerios en Marruecos tienen novios de sobra.
Desde que el rey le nombró primer ministro hace casi un mes, el secretario general de la formación que venció las elecciones del 7 de septiembre intenta resucitar la coalición de cinco partidos que gobernó Marruecos en la pasada legislatura. El problema es que todos quieren una porción más grande del pastel.
En la carrera por conseguir un mayor número de carteras destaca un partido cuyas pretensiones son desproporcionadas con sus resultados electorales.
La Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) obtuvo sólo 38 escaños de un total de 325, lo que le relega al quinto puesto del Parlamento.
Este batacazo no es óbice para que los socialistas hayan reclamado cinco Ministerios de peso y la presidencia de la Cámara Baja del Parlamento.
La greña por conseguir más poder ha sido tal que El Fassi dirigió un memorando al rey la semana pasada en el que le informaba de sus cuitas.
En un intento de desbloquear la situación, el jueves presentó una nueva oferta a sus socios. Ahora propone cinco carteras a la USFP, al Movimiento Popular, y a la Reagrupación Nacional de Independientes y cuatro al Partido del Partido del Progreso y del Socialismo. El Istiqlal se reserva seis.
En un artículo publicado por el diario L'Economiste, el analista político Larbi Ben Othman reclamaba que un psiquiatra dilucide las razones por las que un Parlamento que "apenas gestiona lo residual" desate ambiciones semejantes. Ambiciones que, para él, tienen más relación con el "interés personal" de los políticos que con el bien común.
Los marroquíes desconfían de sus dirigentes
1. Una gerontocracia
A pesar de los datos de un sondeo del diario L'Economiste en el que el 65% de los encuestados reclamaba un primer ministro joven, el rey ha nombrado para el cargo a Abás el Fassi, de 63 años.
2. El malestar
Según esta encuesta, el 73% de los jóvenes se siente mal representado por sus políticos y el 60% no confía en ellos.
3. El testimonio
Karima, una internauta marroquí en un blog: "Para mí, que nombren o no al Gobierno es la antinoticia: todos sabemos quién manda en Marruecos".
4.El auténtico poder
El rey de Marruecos nombra a su libre albedrío a los ministros de más peso: los de Asuntos Exteriores, Interior, Asuntos Islámicos, Defensa y Secretariado General del Gobierno.
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