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"El Gobierno ordenó las escuchas para espiar a la oposición"

Ernesto Samper. Ex presidente de Colombia. Sostiene que las interceptaciones a la disidencia son un 'episodio bochornoso' en la política de su país

ISABEL COELLO

Ernesto Samper fue presidente de Colombia entre 1994 y 1998. Miembro del Partido Liberal, durante su presidencia se aprobaron los protocolos de la Convención de Ginebra, que regula el derecho internacional humanitario de aplicación en todo conflicto. Su mandato se vio empañado por el escándalo de la financiación de la campañaelectoral de numerosos políticos, entre ellos él mismo, por parte de los cárteles del narcotráfico.

Su país está en plena campaña electoral para las presidenciales del 30 de mayo. ¿Cuál es su diagnóstico de la situación?

Creo que la decisión de la Corte Constitucional de impedir un tercer mandato del presidente [Álvaro] Uribe fue una buena decisión. Ratificó que Colombia es un Estado de derecho y que la ley se cumple y se acata. Ahora estamos en una campaña en la que hay dificultades y contradicciones, pero ¡de eso se trata!, de que haya opciones. Yo preferiría que frente a las dos candidaturas dogmáticas que están encabezando las elecciones, como la de [Antanas] Mockus y [Juan Manuel] Santos, pudieran lucirse las programáticas, de los que están rezagados, que están haciendo propuestas concretas. Pero, en fin, la democracia tiene sus maneras de resolver sus dificultades. Tenemos a dos candidatos que representan al uribismo y al antiuribismo.

¿Cuáles son, en su opinión,esos dogmas?

De un lado está el dogma de la seguridad democrática, que es el que ha orientado la acción del presidente Uribe; y de otro lado, el de la ética política, que es el que está encabezando Antanas Mockus. Pero no ha habido debate programático en Colombia.

¿Cree que el dogma de la seguridad democrática ha funcionado?

Creo que ha funcionado, pero el coste que hemos pagado es demasiado alto.

Las organizaciones de derechos humanos denuncian que el paramilitarismo no ha muerto y que los nuevos grupos armados que están surgiendo tienen características parecidas a los paramilitares, pero esto es negado desde el Gobierno, que califica a estos grupos de bandas criminales sin más. ¿Cree usted que el paramilitarismo ha vuelto?

Estamos viviendo una situación muy paradójica: estamos viviendo un posconflicto sin que haya terminado el conflicto. Eso significa que esos sectores que se fueron a las ciudades desplazados a las ciudades o abandonando las armas como los desmovilizados, los reinsertados en cualquier momento podrían reactivar el conflicto. Por eso es tan importante que el próximo gobierno aborde el tema del posconflicto en las ciudades, si no quiere que terminemos trasladando el conflicto a la ciudad desde el campo, que es lo que hoy se está viendo en Medellín, donde han renacido las bandas criminales, o Bogotá, donde se están produciendo por primera vez enfrentamientos entre víctimas y victimarios.

Usted ha sido presidente de Colombia. El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) depende directamente de Presidencia. ¿Cree posible que el DAS espiara a la oposición y a grupos de derechos humanos sin el conocimiento y la orden expresa del presidente Álvaro Uribe?

No sé el nivel de involucramiento del presidente, pero lo que sí está absolutamente claro es que la responsabilidad de lo que allá llamamos las chuzadas, las interceptaciones, no es de los detectives del DAS. Las chuzadas fueron ordenadas desde el Palacio Nariño [sede de la Presidencia], fueron ordenadas desde el Gobierno, fueron ordenadas con un claro propósito político de espiar a los opositores al Gobierno. Me parece que es un episodio bochornoso y que no se va a solucionar con la desaparición del DAS, porque finalmente la gente del DAS lo que hacía era recibir órdenes superiores.

¿Cuál cree que es la solución?

Para un presidente de un país con las dificultades de Colombia es muy importante tener una agencia civil de inteligencia que le permita, entre otras cosas, hacer contrainteligencia sobre los organismos de inteligencia militar y de policía. Es muy difícil supeditar todas las decisiones de un presidente en un país como Colombia exclusivamente a las informaciones de carácter militar. Es casi una necesidad democrática que haya una agencia civil al servicio del presidente. Por eso reivindico que siga existiendo una agencia civil con todas las reformas que se le puedan hacer al DAS. Esas reformas deben partir de la base de que no fueron los detectives del DAS quienes se inventaron las interceptaciones, sino que hubo un interés político del Gobierno en que se llevaran a cabo.

¿Qué resultados espera de la cumbre entre la Unión Europeay América Latina?

El propósito de estas cumbres no es sólo la aprobación de tratados o declaraciones oficiales. También es un escenario para que se puedan solucionar dificultades, pasar impassesy atravesar puentes rotos. Espero que la tensión que hoy día existe entre Colombia y Venezuela, o más concretamente entre el presidente Uribe y el presidente Chávez, por lo menos disminuya. Estamos en un momento electoral particularmente difícil en Colombia y me parece que cualquier gesto de alivio de la tensión que se vive entres los dos países va a ser bienvenida tanto en Venezuela como en Colombia.

¿Y en cuanto a Honduras?

La cumbre debe servir para sacar consecuencias de lo que fue el golpe de Honduras, pero también es cierto que los países tienen que salir adelante. Honduras encontró una salida democrática, aunque no fuera perfecta, para recomponer su gobernabilidad y tenemos que darle una segunda oportunidad.

Se ha acusado al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, de injerencia en la campaña electoral colombiana. ¿Comparte esa opinión?

No. Creo que él ha expresado claramente una opinión que no es primicia en Colombia ni en Venezuela, y es que no ve con buenos ojos que llegue a la presidencia de Colombia una persona que se ha caracterizado en el pasado por ser un contradictor y de alguna manera una persona opuesta a los intereses de Venezuela. Sin entrar a criticar la actitud del ministro Santos, está claro que en ciertos temas, como la instalación de bases militares o el bombardeo en Ecuador para dar de baja a Raúl Reyes [militante de las FARC], fue el ministro Santos quien tuvo la sartén por el mango. Es un lógico desarrollo de estos hechos.

¿Cómo ve la situaciónde Colombia en el contexto regional?

Creo que ningún país en América Latina puede abstraerse de los problemas que causa el narcotráfico en Colombia y más aún en México. Es un negocio de muchos millones de dólares, tiene una gran capacidad de penetración, de desestabilización. No hay país en América Latina que no pueda haber sido tocado por la distribución, la producción de cultivos ilícitos, por el consumo. Hace falta una reflexión muy profunda, en el sentido de que no es un problema de Colombia o de Perú, ni de EEUU desde el punto de vista del consumo. Es un problema que hay que abordar desde un concepto de integralidad para luchar contra toda la cadena diabólica que supone el narcotráfico y un concepto de corresponsabilidad que integre a los países productores con los países consumidores. Cada país tiene que encontrar su manera, pero si no lo encuentra de forma conjunta no va a ser capaz de salir adelante.

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