¿Por qué han sonado tarde todas las alarmas en Perú?
En los comicios presidenciales del próximo domingo, se enfrentan dos candidatos que defienden el mismo modelo político y económico, lo que supone para una buena parte de los ciudadanos decidirse entre el abismo o el futuro.
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LIMA.- En las elecciones presidenciales del próximo domingo, los peruanos no van a votar sólo entre dos candidatos que defienden el mismo modelo político y económico. Participarán en un plebiscito entre el neoliberalismo de Pedro Pablo Kuczynski y el autoritarismo ultra de Keiko Fujimori, hija y heredera política del encarcelado presidente Alberto Fujimori. Esto significa, para una buena parte del pueblo peruano, decidirse entre la dictadura o la democracia, entre el abismo o el futuro.
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En un situación paradójica, Keiko Fujimori ha ido subiendo en los sondeos en los últimos días a pesar de las críticas que ha recibido tras conocerse que un dirigente de su partido está siendo investigado por la DEA por presunto lavado de activos.
En el interior del Frente Amplio se sigue discutiendo si es suficiente movilizar a la población contra Keiko o sí hay que explicitar la petición del voto a PPK para frenar la toma del poder por el fujimorismo. Pero Verónika Mendoza y un grupo de parlamentarios electos y cuadros del FA ayer lo hicieron.
Lo que es evidente es que ambos candidatos defienden, prácticamente, el mismo modelo económico y financiero. De hecho, entre los asesores cercanos a Keiko se encuentra Elmer Cuba, cabeza de la firma Macroconsult, una empresa de consultoría económica, banca de inversión y asesoría de negocios, mientras que PPK tiene en su estrecho entono a Alfredo Thorne, alto funcionario de JP Morgan.
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Pero hay huellas imborrables en Perú. Alberto Fujimori está cumpliendo una condena de 25 años, desde 2005, por violaciones a los derechos humanos y por corrupción, y tiene pendiente una investigación por la esterilización forzada de unas 250 mil mujeres durante su gobierno (1990-2000). Por eso, la figura de su heredera política genera el rechazo de una buena parte del pueblo peruano.