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¿Por qué han sonado tarde todas las alarmas en Perú?

En los comicios presidenciales del próximo domingo, se enfrentan dos candidatos que defienden el mismo modelo político y económico, lo que supone para una buena parte de los ciudadanos decidirse entre el abismo o el futuro.

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Los candidatos a la presidencia de Perú, Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, asistieron al debate presidencial en Lima, Perú. REUTERS/Mariana Bazo

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LIMA.- En las elecciones presidenciales del próximo domingo, los peruanos no van a votar sólo entre dos candidatos que defienden el mismo modelo político y económico. Participarán en un plebiscito entre el neoliberalismo de Pedro Pablo Kuczynski y el autoritarismo ultra de Keiko Fujimori, hija y heredera política del encarcelado presidente Alberto Fujimori. Esto significa, para una buena parte del pueblo peruano, decidirse entre la dictadura o la democracia, entre el abismo o el futuro.

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En un situación paradójica, Keiko Fujimori ha ido subiendo en los sondeos en los últimos días a pesar de las críticas que ha recibido tras conocerse que un dirigente de su partido está siendo investigado por la DEA por presunto lavado de activos.

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Personas apoyando al candidato Keiko Fujimori en el exterior de la universidad donde tuvo lugar el debate presidencial en Lima, Perú. REUTERS/Guadalupe Pardo


En el interior del Frente Amplio se sigue discutiendo si es suficiente movilizar a la población contra Keiko o sí hay que explicitar la petición del voto a PPK para frenar la toma del poder por el fujimorismo. Pero Verónika Mendoza y un grupo de parlamentarios electos y cuadros del FA ayer lo hicieron.

Lo que es evidente es que ambos candidatos defienden, prácticamente, el mismo modelo económico y financiero. De hecho, entre los asesores cercanos a Keiko se encuentra Elmer Cuba, cabeza de la firma Macroconsult, una empresa de consultoría económica, banca de inversión y asesoría de negocios, mientras que PPK tiene en su estrecho entono a Alfredo Thorne, alto funcionario de JP Morgan.

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Personas apoyan al candidato Pedro Pablo Kuczynski durante el debate presidencial en Lima, Perú. REUTERS/Guadalupe Pardo

Pero hay huellas imborrables en Perú. Alberto Fujimori está cumpliendo una condena de 25 años, desde 2005, por violaciones a los derechos humanos y por corrupción, y tiene pendiente una investigación por la esterilización forzada de unas 250 mil mujeres durante su gobierno (1990-2000). Por eso, la figura de su heredera política genera el rechazo de una buena parte del pueblo peruano.

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