Este artículo se publicó hace 13 años.
"Hay complicidad de España con la violencia de Colombia"
Jorge Rojas Rodríguez. Presidente de la ONG Codhes. Denuncia que más de 5 millones de colombianos son desplazados
Cada dos minutos un colombiano se ve obligado a arrancarse de la tierra donde vive por culpa de la violencia generada por la guerrilla, los paramilitares, el narcotráfico y las fuerzas del Estado. La esperanza de una vida mejor muere a los pocos días: el 95% es indigente en su nuevo hogar.
Es el dilema de los desplazados. Según la ONU, Colombia es el país que más desplazamientos forzados padece en el mundo. Más de 5.200.000 de sus ciudadanos desde 1985 hasta 2010. Casi toda la población de Madrid, Barcelona y Valencia juntas. Para el presidente de la ONG colombiana Codhes, Jorge Rojas, hay una complicidad de España y la Unión Europea en todo esto.
Sorprende que en Colombia haya más desplazados que en zonas aparentemente más convulsionadas como Irak o Afganistán.
Es que en Colombia el desplazamiento no es visible. No hay grandes campamentos de refugiados; es individual y unifamiliar. Eso sí, se han deshabitado pueblos completos y se han creado nuevos, sólo de desplazados.
¿Se podría esbozar un perfil de los desplazados colombianos?
Son personas de zonas rurales; la mayoría, mujeres y niñas. Algo que llama la atención: los desplazados huyen de zonas ricas en recursos naturales, no de zonas pobres. Casi la mitad se va de lugares donde se dice que ha triunfado la política de seguridad del Estado, lo que nos dice que la gente no estuvo segura donde se gastaron millones en militarizar territorios.
¿Hay más factores, además de la violencia, que promuevan estos desplazamientos?
Llegan de zonas donde hay mayores cultivos de hoja de coca y con tierras de explotación minera y de cultivos de palma africana. Hay grandes intereses en juego y multinacionales detrás de ello. Vienen de terrenos de casi siete millones de hectáreas, un área llena de riquezas naturales.
¿Los intereses económicos son otros causantes del desplazamiento?
Hay un interés en inversiones mineras, por ejemplo, y eso se hace en medio de desplazamientos y violaciones de derechos humanos. Hay empresas canadienses, de Estados Unidos y también españolas. ¿Se preguntan qué hacen explotando oro, carbono o níquel en esas zonas? El fracaso de la consolidación de la paz promocionado por el Gobierno colombiano se puede ver como una estrategia para que la gente se vaya y deje los territorios libres para la inversión.
Todo contrasta con los elogios al expresidente Álvaro Uribe; se le vio como un gran pacificador.
Uribe vino a Europa, a España, fue a la ONU a presentar cifras de paramilitares desmovilizados, pero la desmovilización es una farsa. Hay gente que no era paramilitar y se la presentó como tal. Han engañado al país y al mundo. Se llegó a decir que en Colombia no había conflicto, que la guerrilla estaba en su fin y el narcotráfico, controlado. Es una gran farsa que Uribe debería explicar.
Y con Juan Manuel Santos, el nuevo mandatario, ¿ha habido avances?
Ha dado vía libre para que se hagan investigaciones en temas complicados, como los falsos positivos [policías que asesinaron a inocentes para presentarlos como guerrilleros y recibir recompensas]. Ha presentado un proyecto de ley que reconoce a las víctimas, que restituye tierras, pero veremos si este Gobierno puede imponer sus ideas, porque toda la estructura para la aprobación de esa ley está dominada por mafia y paramilitares.
Pero eso es un gesto, más que un hecho concreto.
Sí, tanto con Uribe como con Santos, la Corte Constitucional de Colombia generó una presión muy fuerte y ordenó invertir y ampliar el presupuesto para atender a los desplazados, pero todo gracias a una orden judicial... ¡No hay voluntad política!
España es el primer inversor europeo en Colombia. ¿Se puede hablar de complicidad?
También aquí hay responsabilidad. En la Moncloa, en el Parlamento, porque este Gobierno estuvo informado de lo que estaba pasando, pero calló y lo permitió. Hay hipocresía y complicidad. También del Gobierno del PP, que generó toda una expectativa a favor de Uribe. El PP debería responder por qué calló todas esas mentiras.
¿Pero esta hipocresía y complicidad ha cambiado con el Gobierno de Zapatero?
Seguimos preguntándonos si va a haber cambios, si va a seguir el silencio de España ante tantas violaciones de los derechos humanos. Ahora despertamos más atención en Estados Unidos que en España y en la Unión Europea, algo que hace unos años era a la inversa.
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