Este artículo se publicó hace 16 años.
Hizbolá deja de controlar Beirut
Los grupos chiíes opositores devolverán al Ejército el control sobre las calles y las carreteras del Líbano pero planean proseguir su campaña de "desobediencia civil" contra el Ejecutivo de Siniora
El grupo chií Hizbolá ha retirado hoy a sus milicianos de las calles de Beirut, después de un día frenético en el que el Ejército frenó las medidas del Gobierno libanés que habían motivado que la oposición tomase la capital. Los acontecimientos se sucedieron a toda velocidad a lo largo de la jornada y dejaron un panorama mucho más alejado del fantasma de la guerra civil, pero que todavía presenta muchas incógnitas.
35 muertos desde el inicio de los enfrentamientosAdemás, el número de muertos no dejó de crecer a lo largo de todo el día, principalmente en el norte del Líbano, donde 12 personas fallecieron en una refriega en la ciudad de Halba entre seguidores de la Corriente de Futuro, de la mayoría anti-siria, y del Partido Nacional Social Sirio. Según dijeron a Efe fuentes policiales, desde el pasado jueves han muerto al menos 35 personas en los choques y otras 113 han resultado heridas.
Lo que había comenzado siendo una jornada de relativa calma en el Líbano derivó en un vertiginoso "efecto dominó" a raíz del discurso a la nación del primer ministro, Fuad Siniora. En su alocución, Siniora dejó en manos del Ejército la última palabra sobre la decisión de su Ejecutivo de desmantelar la red de telecomunicaciones de Hizbolá y de destituir al jefe de la seguridad del aeropuerto de Beirut, Wafic Chucair, algo que el grupo chií había considerado como "una declaración de guerra".
Frenazo a dos medidas del GobiernoPoco después, el mando militar, encabezado por el general Michel Sleiman, emitió un comunicado en el que anunciaba que frenaba la aplicación de las resoluciones del Gobierno hasta haber investigado los hechos en profundidad.
De inmediato, Hizbolá y sus aliados chiíes de Amal decidieron retirar a sus milicianos de las calles y dejar el control de las calles y carreteras del Líbano, muchas de ellas todavía cortadas, a las Fuerzas Armadas libanesas. La decisión del Ejército, aunque no por completo, parece satisfacer al líder de Hizbolá, Hasán Nasralá, que exigió al Gobierno que revocase las dos medidas para acabar con la rebelión.
Continuará la campaña de desobediencia civil pero la violencia parece mitigarAunque la emergencia parece desactivada por el momento, la oposición ya ha anunciado que no planea cejar en su campaña de desobediencia civil, que mantiene desde noviembre de 2006, tras la dimisión de seis ministros chiíes del Gobierno. Desde entonces, la oposición considera al Gobierno ilegítimo y exige la creación de un nuevo Ejecutivo de unidad nacional, algo a lo que la mayoría antisiria se opone.
No parece que el estancamiento de la situación política vaya a solucionarse, ya que la oposición, por boca del diputado de Amal Ali Hasan Jalil, dijo claramente que se mantienen las condiciones para el nombramiento de un nuevo presidente para el país. Pese a todo, la perspectiva de recobrar la normalidad, aunque sólo sea por poder salir a la calle, devolvió el optimismo a algunos libaneses.
El diputado de la mayoría Butros Harb dijo a Efe que habrá que esperar para ver qué medidas toma la oposición para su campaña de desobediencia civil, pero aseguró: "Hemos pasado por peores momentos y logramos superarlo". Otros interpretan lo sucedido como un triunfo del Ejército, que mantuvo su posición neutral hasta el final, pese a que muchos le reclamaban que actuase ante la violencia desatada en las calles.
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