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Hizbolá pierde a uno de sus líderes

Una bomba mata en Siria a Imad Mugniyeh, uno de los mayores enemigos de EEUU e Israel

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Imad Mugniyeh eludió a los servicios secretos de Israel y Estados Unidos durante más de veinte años. Hasta que ayer alguien terminó por cazarle. Es improbable que nadie admita la autoría del atentado que acabó con su vida. Pero el responsable del atentado estará con casi total seguridad entre los que ayer se alegraron por su muerte.

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La explosión de una bomba lapa adosada a los bajos de su vehículo causó la muerte en la noche del martes a uno de los líderes militares más destacados de Hizbolá en un barrio residencial de la capital de Siria, Damasco.Nacido en 1962 en el sur de Líbano, Mugniyeh figuraba en el lugar más prominente de la lista de terroristas buscados por Israel y Estados Unidos. El FBI ofrecía por su cabeza 25 millones de dólares, la misma recompensa que por Osama Bin Laden.

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El chií Mugniyeh fue particularmente activo en los años ochenta, durante la cruenta guerra civil de Líbano, y se le han atribuido, entre otras cosas, el atentado contra la embajada y el cuartel general de las tropas estadounidenses en Beirut que en 1983 costó la vida a más de 260 personas, casi todas marines.A Mugniyeh, que entonces era jefe de los servicios de inteligencia de Hizbolá, se le atribuyeron también los atentados contra el cuartel general de las tropas francesas en Beirut, con 58 muertos, y contra la embajada israelí y el centro cultural judío AMIA de Buenos Aires, en los que murieron 124 personas en 1992.

Los ochenta fueron unos años atroces en Líbano, con la mitad del país ocupado por Israel y con la presencia de miles de soldados occidentales terminaron tomando partido en la guerra civil libanesa en favor de los maronitas cristianos y en contra de los grupos chiíes, entre los que estaba Hizbolá. Sin embargo, la organización chií respondió a Estados Unidos e Israel con violencia tanto en el extranjero como en Líbano.
En esa misma época, Mugniyeh pudo haber estado implicado en el asesinato del jefe de la delegación de la CIA en Beirut, en el secuestro de varios ciudadanos occidentales, algunos de los cuales fueron eliminados, y en el secuestro de varios aviones.

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En Israel, en un primer momento se declinó comentar la noticia. Más tarde, la oficina del primer ministro, Ehud Olmert, "rechazó" su presunta "implicación en ese incidente", y dijo que no tenía nada más que decir.
El ex jefe del Mossad Danny Yatom mostró su satisfacción por la muerte de Mugniyeh y la calificó de un "gran logro del mundo libre".

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