Homenaje a Salvador Allende 50 años después del golpe: "Boric, el hombre que abrió las grandes alamedas"
La Casa de América rinde homenaje en Madrid a Allende y a las víctimas de la dictadura de Pinochet. Gabriel Boric fue el protagonista y estuvo arropado por José Luis Rodríguez Zapatero, Joan Manuel Serrat, Baltasar Garzón y Gioconda Belli.
Esther Rebollo
Madrid-
Pasadas las nueve de la mañana del 11 de septiembre de 1973, Salvador Allende se dirigía al pueblo chileno a través de Radio Magallanes. Fueron sus últimas palabras, poco después fue asesinado en el mismo Palacio de la Moneda. "Tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano (...). Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento amargo, vivan ustedes sabiendo que mucho más temprano que tarde, de nuevo, se abrirán las grandes alamedas, por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!".
"Boric, tú eres el hombre que abrió las grandes alamedas". Con esta frase y con su mirada fija en el presidente de Chile, Gabriel Boric, la escritora nicaragüense Gioconda Belli inauguró este sábado un emotivo homenaje a Salvador Allende en la Casa de América, en Madrid, con motivo del 50 aniversario del golpe de Estado de Augusto Pinochet y en recuerdo a las víctimas de la dictadura que hundió a Chile en la oscuridad.
Allende había hablado aquella fatídica mañana de 1973 a los chilenos, hace ahora 50 años. Les dijo que volvería la libertad, les pidió que no cesaran la lucha y les prometió que los culpables de romper la democracia pagarían por ello. Un discurso que se vio interrumpido varias veces por la sucesión de los atroces acontecimientos que discurrían en esos instantes, un discurso que pasó a la historia y todavía se rememora.
Gioconda Belli inauguró este sábado un emotivo homenaje a Salvador Allende en la Casa de América, en Madrid
Entre vítores y aplausos, Boric había entrado poco antes de las palabras de Belli al auditorio Gabriela Mistral de la Casa de América. "Boric, amigo, el pueblo está contigo", se escuchó entre el público, donde no faltaron familiares de desaparecidos con la fotografía de sus seres queridos colgada al cuello. Todos y todas se pusieron de pie, frente a un escenario donde dominaba un cartel con las gafas míticas de Salvador Allende y la leyenda Chile, Memoria: Futuro a 50 años del golpe de Estado.
El joven presidente Boric parecía, por momentos, un Allende resucitado. "Las vicisitudes de la política me bloquearon y no puedo llorar desde hace casi tres años, y ustedes están a punto de quebrarlo", reconoció emocionado. Y no era para menos por todo lo que escuchó en boca de sus acompañantes.
Con Gioconda Belli, Boric se fundió en un abrazo espontáneo, sin protocolos. Hasta a la poeta le pilló desprevenida cuando bajó del escenario. La nicaragüense le había agradecido ser un gran demócrata y un gran socialista por haber reconocido que el régimen de Daniel Ortega viola los derechos humanos y no es demócrata. Y es que a Belli le han arrebatado hasta su nacionalidad, pese a que fue guerrillera y figura importante durante la revolución sandinista.
José Luis Rodríguez Zapatero: "La memoria nos hace ser y entender a una especie que se llama humana"
"A personas como yo, que hemos sufrido el régimen de Ortega, usted nos ha amparado. Es una esperanza que haya símbolos de la izquierda y sean una luz en la región (...). Usted, dentro de la juventud, tiene memoria", remarcó Belli.
A la poeta nicaragüense, afincada en España tras ser expulsada de su país, le siguió el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien, en referencia a un Joan Manuel Serrat sentado entre el público –a la espera de su turno–, afirmó: "Hoy puede ser un gran día, pero ya es una gran mañana de dignidad y orgullo".
Tras distintas alusiones al discurso de Allende y continuos guiños a las canciones de Serrat, Rodríguez Zapatero se dirigió a Boric: "Chile nos regaló al mundo la figura de Allende y siento un agradecimiento infinito por ser invitado a este acto" porque "la memoria nos hace ser y entender a una especie que se llama humana".
Joan Manuel Serrat, sobre el golpe a Allende: "Fueron días duros y de gran preocupación"
Zapatero dijo sin tapujos que la dictadura de Pinochet "fue consentida por la comunidad internacional" y comentó que "solo el día que podamos convertir la especie en una sola humanidad, podremos empezar a pensar que el hombre libre pasea por las grandes alamedas", en otro guiño a Allende.
En una conversación desenfadada, que tuvo como formato una inédita y original entrevista de Boric a Serrat, el cantautor catalán explicó al presidente de Chile cómo conoció en Isla Negra al poeta Pablo Neruda, con quien –explicó– habló de la figura y obra de Miguel Hernández. También detalló que su primera visita a Chile fue en 1969, cuando solo había esperanza, y recordó cómo vivió la noticia del golpe de Estado.
"La vía socialista chilena se abría camino. Pese a que había atentados fascistas y ruido de sables en los cuarteles, yo jamás pensé que pudiera producirse [el golpe], ni cómo ocurrió, ni creo que Allende llegara a ver esa realidad. No habría caído en la trampa de nombrar a Pinochet como jefe del Ejército. Ese 11 de septiembre yo estaba en Madrid, grabando, no podía creerlo. Fueron días duros y de gran preocupación por la gente que quería y otras muchas personas que estaban encerradas en aquella trampa".
Serrat reconoció que conoció la música de Violeta Parra y Víctor Jara después de muertos, pero desde entonces formaron parte de su vida. "Mi conocimiento sobre Chile se precipitó después del golpe de 1973", reconoce Serrat, al insistir en que, aún así, estos artistas chilenos tuvieron "una influencia extraordinaria" en su trayectoria.
Boric entregó sendas medallas conmemorativas a Joan Manuel Serrat y a Baltasar Garzón
En el homenaje, Boric entregó sendas medallas conmemorativas del 50 aniversario del asesinato de Salvador Allende a Joan Manuel Serrat, por acompañar al pueblo chileno con su música durante las últimas décadas, y a Baltasar Garzón, por contribuir a cambiar la historia del pueblo chileno con la orden de detención que dictó en octubre de 1998 contra Augusto Pinochet, cuando el dictador estaba en Londres.
La maestra de ceremonias, la actriz chilena Francisca Gavilán, se atragantó varias veces, pero lloró cuando presentó al exjuez de la Audiencia Nacional para hacerle entrega de la medalla: "El pueblo de Chile estará eternamente agradecido al juez Baltasar Garzón", dijo entre sollozos.
Boric, a continuación, le dijo a Garzón: "Gracias por la lucha eterna por la justicia", y el condecorado respondió: "Para mí fue un honor sumarme a la historia de Chile. Ese día tomé una decisión que era la única que se podía y se debía tomar. No importaba lo que pudiera ocurrir, miles de personas lo estaban esperando". Acto seguido, Garzón dedicó la medalla a Juan Guzmán Tapia (el primer juez chileno que procesó a Pinochet y ya fallecido). El auditorio rompió en aplausos.
El homenaje estuvo también salpicado de música. Ismael Serrano fue el artista invitado y comentó que "en momentos de incertidumbre, las canciones son tremendamente útiles. No hay que dar por perdidas batallas que aún están en disputa". A continuación, cantó Te recuerdo Amanda, de Víctor Jara, y prosiguió con Vine del Norte, dedicado al nuevo Chile. Más aplausos y emociones.
Al homenaje también asistieron Irene Montero, Ada Colau o Sergio Ramírez, además de otros y otras invitadas
Boric no se olvidó del aporte cultural, intelectual e industrial que hicieron los españoles que llegaron a Chile e hizo una mención especial a los más de 2.000 republicanos que desembarcaron en Valparaíso en el Winnipeg al final de la Guerra Civil: "Nuestra patria jamás olvidará la lección de solidaridad y amor de quienes cruzaron el Atlántico y nos acompañará siempre", destacó.
Al homenaje también asistieron la ministra de Igualdad, Irene Montero; los embajadores en Madrid de Argentina, Colombia y Bolivia, entre otros países latinoamericanos; la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau; el escritor Sergio Ramírez y el ex secretario general iberoamericano Enrique Iglesias, además de otros y otras invitadas.
Rodríguez Zapatero resumió así el acto: "Un discurso de Allende, una canción de Serrat y tú, Boric, es suficiente para abrir las nuevas alamedas".
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