Este artículo se publicó hace 2 años.
Las huelgas en las refinerías francesas encabezan la crispación social contra Macron
La decisión del gobierno la semana pasada de forzar la reapertura de los depósitos de algunas destilerías ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Aída Palau Sorolla
París-Actualizado a
Los requerimientos en las refinerías en huelga desde hace tres semanas y el recurso al decreto para aprobar el presupuesto de 2023 muestran hasta qué punto el segundo mandato de Emmanuel Macron tendrá que abrirse paso a la fuerza. El intento de contagiar el paro a otros sectores no le ha funcionado a la CGT.
La decisión del gobierno la semana pasada de forzar la reapertura de los depósitos de algunas refinerías fue la gota que colmó el vaso y el domingo los partidos de izquierda y los sindicatos, así como los estudiantes, salieron a las calles para denunciar la carestía de la vida, pero también el derecho a la huelga.
Debía ser el inicio de una semana muy complicada para el gobierno ya que el martes la CGT y otros sindicatos como FO, Solidaires y FSU, llamaron a una huelga interprofesional para pedir subida de salarios que acompañen el aumento de los precios. Según el INSEE, Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos, Francia registró en septiembre una inflación del 5,6% y debería terminar el año con un 5,2% de media.
Francia registró en septiembre una inflación del 5,6% y debería terminar el año con un 5,2% de media
Pero los sindicatos no consiguieron que el movimiento se contagiara a otros sectores, aparte de algunos como las centrales nucleares, los trenes regionales y los liceos profesionales, siempre dispuestos al paro; en el resto, la semilla de la movilización no ha germinado. Por el momento.
Las refinerías siguen, sin embargo, en pie de guerra, y eso que el pasado 14 octubre la dirección de Total Energies y los sindicatos mayoritarios, CFE-CGC y CFDT, llegaron a un acuerdo para aumentar los salarios un 5% y dar primas de entre 3.000 y 6.000 euros. Pero la CGT quiere una subida salarial del 10% y que se repartan los beneficios excepcionales que tuvo el grupo en 2021.
Bloquear la economía francesa para conseguir una subida de los salarios, ésta es la estrategia de la CGT. "Más allá de las refinerías y de los 14.000 empleados de Total Energies, llevamos la voz de los que sufren de los salarios bajos ante la inflación y que ven llegar el invierno con la preocupación de que van a subir aún más los precios de la energía y de los alimentos", dijo este miércoles Eric Sallini, coordinador nacional de la CGT en el sector de las refinerías.
Hay un gran sentimiento de injusticia entre la clase francesa trabajadora
Si bien la CGT perdió su apuesta esta semana eso no quiere decir que no la gane en las próximas semanas. Hay un gran sentimiento de injusticia entre la clase francesa trabajadora a los que el gobierno les pide sobriedad en tiempos de vacas flacas y que en invierno limiten la temperatura de los radiadores.
Injusticia porque mientras tanto el grupo Total Energies registró un resultado neto de 16.000 millones de euros y su presidente ejecutivo, Patrick Pouyanné, cobró 5,9 millones, el 52% más que en 2020. Este martes, Pouyanné dijo a través de sus redes sociales que "estaba cansado de que le acusaran de haberse subido el sueldo un 52%", insistiendo en el hecho de que su remuneración ha sido constante desde el 2017, "salvo en 2020, que amputé mi salario porque mi variable había bajado", escribió.
Efectivamente, el salario más bajo del presidente ejecutivo de la empresa petrolera fue en 2020 con casi tres millones de euros, esto es 2.545 salarios mínimos. Los comentarios irónicos de los internautas no se hicieron esperar ofreciendo solidaridad por "su precariedad laboral" o incluso algunos proponiendo una "recolecta". Y si bien es cierto que el salario de Pouyanné es comparable al de otros dirigentes de las empresas del CAC-40 (índice bursátil francés), esta polémica pone en evidencia el enorme decalaje que hay entre la élite política francesa y la clase media y trabajadora. Que si bien es menos evidente en momentos económicos estables, cuando hay crisis se dispara.
La falta de carburante sigue siendo un verdadero problema en muchas zonas de París, la Borgoña y Auvernia-Ródano-Alpes
El gobierno apuesta por que el movimiento en las refinerías se contenga y vaya desinflándose ahora que llegan las vacaciones escolares de dos semanas de Todos los Santos. Pero sin gasolina, muchos no podrán irse. La falta de carburante, aunque es menos palpable que hace unas semanas, antes de que el gobierno empezara a forzar la apertura de los depósitos de las refinerías en huelga, sigue siendo un verdadero problema en muchas zonas de tres regiones, en la región de París, la Borgoña y Auvernia-Ródano-Alpes.
El viernes comienzan las vacaciones y muchos parisinos no pueden repostar. Hay que hacer colas kilométricas o ir fuera de la capital para llenar el depósito. Más allá de las vacaciones, hay sectores muy impactados. Las empresas de transportes, por ejemplo, que tienen que aplazar mudanzas por falta de carburante. Se ha mejorado la oferta desde el fin de semana, aun así, el 22,8% de las gasolineras carecen al menos de un tipo de carburante.
Para salir del bloqueo parlamentario el gobierno ha optado por autorizar el paso por la fuerza
Es en este contexto de crispación política que el presidente Emmanuel Macron y su primera ministra, Elisabeth Borne, han dado luz verde a recurrir al artículo 49.3 de la Constitución que permite aprobar sin voto en el Parlamento el presupuesto del 2023. La NUPES, principal coalición de partidos de izquierda de la oposición, y que encabezó la manifestación del domingo pasado contra Macron, ha acusado a los diputados oficialistas y al gobierno, que no tienen la mayoría absoluta, de farsa, haciendo como si debatieran durante una semana, sabiendo que iban a terminar recurriendo al 49.3.
Para salir del bloqueo parlamentario (se presentaron 3.300 enmiendas y quedan 2.000 por analizar) el gobierno ha optado por autorizar el paso por la fuerza, como lo hizo con las refinerías con el requerimiento de trabajadores en huelga para sacar carburante de los depósitos. Que la movilización se extienda a otros sectores, tal vez sea cuestión de tiempo.
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