Este artículo se publicó hace 14 años.
La Iglesia colaborará con la Justicia de Irlanda
Benedicto XVI califica de "crimen atroz" la pederastia entre el clero irlandés
Se acabó el silencio y la protección para los curas pederastas en Irlanda. Si el Vaticano mantiene su compromiso, a partir de ahora cualquier miembro de la Iglesia que cometa, consienta u oculte abusos sexuales a menores será apartado del sacerdocio. Además, la Santa Sede exigirá a la Iglesia irlandesa "su compromiso de colaboración con las autoridades legales" contra los culpables, incluso si aquél conlleva penas de prisión.
Estas son las principales conclusiones del encuentro que Benedicto XVI mantuvo en los dos últimos días en el Vaticano con el episcopado irlandés y que se saldó con una dura nota, en la que el Papa exige a los obispos "prontitud, determinación y coraje" a la hora de afrontar el escándalo de abusos sexuales entre su clero, que se ha saldado con más de un millar de víctimas a lo largo de los últimos 70 años.
Benedicto XVI aplicó la doctrina de "tolerancia cero" con la pederastia en el clero, calificando los abusos de "crimen atroz" e instando a los obispos irlandeses a actuar con decisión. Se trata de un gesto inusitado que contrasta con el silencio o la tibieza mostrados por su antecesor, Juan Pablo II, ante casos similares.
Hace unos años, cuando se destapó una red de pederastia en la Iglesia católica de Estados Unidos, también con varios millares de víctimas, las diócesis únicamente aceptaron pagar indemnizaciones millonarias y no hubo represalias contra la mayoría de los abusadores ni contra quienes los encubrieron.
El entonces cardenal de Boston, Bernard Law, fue incluso premiado con la titularidad de la basílica de Santa María la Mayor de Roma. La responsabilidad de Wojtyla en el escándalo irlandés se hizo evidente hace ahora un año, cuando John Magee, obispo irlandés que fue secretario privado de Juan Pablo II, presentó su dimisión tras ser acusado de encubrir abusos.
"Restaurar la credibilidad"En esta ocasión, Benedicto XVI ha exigido a los obispos que "restauren la credibilidad" de la Iglesia irlandesa y que colaboren con la Justicia, según reza el comunicado de la Santa Sede, que también reconoce que la jerarquía católica "fue incapaz de actuar y de impedir" los abusos contra centenares de menores. Del mismo modo, Benedicto XVI reclama "una sola voz a la hora de identificar los pasos concretos para curar las heridas de los que han padecido abusos".
En los próximos días, añade el mensaje, se leerá en todas las iglesias de Irlanda la carta de disculpa que el Papa prometió a los fieles el pasado mes de diciembre, en la que les indicará "claramente", según dijo, las iniciativas adoptadas para responder a la situación. Entre estas destaca el compromiso de colaboración plena con las autoridades y la reparación a las víctimas.
"El Santo Padre observó que el abuso sexual de niños y jóvenes no es sólo un delito odioso, sino también un grave pecado que ofende a Dios y daña la dignidad del ser humano creado a su semejanza", añade el comunicado vaticano, que apunta que el Papa, "aunque es consciente de que la dolorosa situación actual no se resolverá rápidamente, instó a los obispos a afrontar los problemas del pasado con determinación y decisión, y a enfrentarse a la presente crisis con honestidad y coraje".
No obstante, y pese a todas estas buenas palabras, ayer se supo que el nuncio de su Santidad en Irlanda, Giuseppe Leanza, se ha negado a testificar ante una comisión parlamentaria que investiga el encubrimiento de estos casos entre miembros de la Iglesia.
Leanza, que ha participado en el encuentro en Roma, afirmó que no respondería a las preguntas de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento irlandés.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.