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Iowa prolonga la indecisión

La radicalización del debate republicano en este año conduce hacia la fractura ideológica

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Iowa ha dejado un panorama muy abierto en las primarias republicanas. Los indecisos (que sumaban 41% en vísperas de la votación) no han acabado de decidirse. Lo que promete alargar la contienda más de lo que le gustaría al partido, en New Hamp-shire (10 de enero), Carolina del Sur (el 21) y sobre todo Florida (31), el estado que hace cuatro años cimentó la candidatura de John McCain y que Romney espera usar de trampolín a la nominación.

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No le va a ser fácil. Si se suman los votos de Rick Santorum y Ron Paul, Iowa es una victoria de los ultras. Refleja la radicalización ideológica del debate político de este último año en un país desorientado por la crisis económica, que no ve la luz al final del túnel en las políticas de Barack Obama, así como las profundas diferencias en el seno del partido republicano.

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Sumando los votos de Santorum y Paul se ve que ha sido una victoria de los ultras

La llegada del Tea Party, que irrumpió con fuerza en las legislativas de 2010, ha sido un arma de doble filo: ha infundido energía a los conservadores pero ha creado muchas tensiones, dado que sus miembros no han querido doblegarse a la disciplina de partido. Un candidato tradicional como Romney no ha podido ni sabido explotar esta genuina veta populista.

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Los votantes de Iowa han demostrado su inconsistencia. A pie de urna, los simpatizantes conservadores reconocían que Romney tenía muchas más posibilidades (48%) que Santorum (13%) de derrotar a Obama en las presidenciales. Pero, al tiempo, confesaban preferir a Santorum (36%) por ser un "conservador de verdad" frente a un Romney (1%) que critican por ser demasiado moderado. Así que, de momento, las ganas de acabar con la presidencia Obama consiguen movilizar al electorado conservador (Iowa registró un modesto récord de participación, con algo más de 122.000 votantes), pero no unificarlo. Algunos analistas creen que prolongar el debate es bueno porque moviliza a la base, como pasó en 2008 cuando Obama y Hillary Clinton se enfrentaron durante meses. Pero en el caso republicano, la fractura ideológica podría resultar más costosa. New Hampshire debería pronunciarse a favor de Romney. La batalla más dura le espera en Carolina del Sur, donde hace cuatro años no obtuvo buenos resultados.

Mientras los republicanos se enfrentan entre sí, la Casa Blanca afina su estrategia, que básicamente consiste en echarles toda la culpa. Ayer, en Cleveland (Ohio), uno de los swing states (que se columpia entre los dos partidos), Obama acusó a los conservadores de respaldar a los ricos y olvidarse de la clase media. Será su ángulo de ataque de cara a noviembre.

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