El director ejecutivo de la petrolera BP, Tony Hayward, dejará su cargo el próximo mes de octubre después de recibir duras críticas sobre su gestión del vertido en el Golfo de México. Su sustituto será con toda probabilidad el estadounidense, Bob Dudley, responsable de la compañía en las divisiones de Asia y América, y que está a cargo de las operaciones de limpieza.

El consejo de administración de BP ha estado reunido durante todo el día de hoy en su sede de Londres para decidir cómo se llevará a cabo la salida de Hayward, que será pactada. El anuncio se hará oficial este martes, justo cuando la petrolera presentará su cuenta de resultados del segundo trimestre.

Las pérdidas de la compañía se calculan en torno a los 13.000 millones de libras, a lo que habría que añadir los 19.000 millones que puede llegar a costar la limpieza del vertido. Por si fuera poco, la baja de Hayward le va a costar a BP cerca de 12 millones más. Su contrato estipula un salario de al menos un millón para este año. Además, el directivo tiene derecho a una pensión de 10, 8 millones de libras, a dividir en pagos de casi 600.000 libras al año.

A primera hora la salida de Hayward parecía inmediata, aunque la compañía ha preferido mantenerlo en el puesto hasta el otoño, para asegurar que las tareas de limpieza no sufran retrasos. El principal nombre para reemplazarlo será Bob Duley. El hecho de que sea un estadounidense el encargado de dirigir a la compañía es un signo de que BP está intentando que su mercado en EEUU no se resienta después del desastre ecológico.

Las pérdidas de la compañía se calculan en torno a los 13.000 millones de libras

Ya por la tarde, los medios británicos aseguraban que Hayward no se desvinculará del todo de BP y que la directiva tiene pensado ofrecerle un puesto no ejecutivo en la junta de la petrolera rusa TNK-BP, de la que la compañía británica controla el 50% de las acciones. Paradójicamente, Duley fue director de TNK hasta 2008.

Hayward, comenzó su carrera en BP hace 28 años. En 2007, cuando asumió el liderazgo de la compañía, prometió que su objetivo número uno sería luchar por mejorar la seguridad y la fiabilidad de las plantas, cosa que, como se ha demostrado en EEUU no ha conseguido.