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La Junta militar de Myanmar realiza más detenciones

Al menos ocho camiones cargados de prisioneros salieron del centro de Yangón (Rangún), la mayor ciudad de la antigua Birmania

Reuters

La Junta de Myanmar arrestó el miércoles a más personas, horas después de que abandonara el país el enviado de la ONU que intentó poner fin a una implacable represión contra unas protestas antigubernamentales que han causado indignación internacional.

Al menos ocho camiones cargados de prisioneros salieron del centro de Yangón, la mayor ciudad de la antigua Birmania y centro de las protestas lideradas por monjes de la semana pasada contra décadas de Gobierno militar y crecientes dificultades económicas, dijeron testigos.

En una vivienda cercana a la pagoda Shwedagon, el santuario más sagrado en este país devótamente budista, y punto de inicio de las concentraciones, sólo quedaba una niña de 13 años. Se habían llevado a sus padres, según explicó.

'Nos advirtieron de que no escapáramos porque podrían volver', dijo la niña, después de que se ordenara a personas de los comercios salir a la calle en medio de la noche. Muchos fueron detenidos.

La campaña de represión continuó pese a las esperanzas de avances por parte del enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, sobre su misión de convencer al jefe de la junta, Than Sue, para que suavice su mano de hierro e inicie un diálogo con la líder de la oposición detenida, Aung San Suu Kyi, con quien se reunió dos veces.

Se espera que Gambari, quien está en Singapur de regreso a Nueva York, y que posiblemente no hará declaraciones hasta hablar con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, regrese a Myanmar a principios de noviembre, según fuentes de la ONU.

Pero no hay señales de cómo su misión y la presión internacional pueden cambiar las políticas de la junta, que pocas veces cede a la presión externa y raramente admite a funcionarios de la ONU.

'No espero mucho. Creo que los máximos líderes están tan encerrados en sus opiniones, que no ayudará', dijo David Steinberg, de Georgetown University.

Las protestas, el mayor desafío al poder de la Junta militar en casi 20 años, comenzaron en agosto con pequeñas marchas contra los aumentos al precio de los combustibles, pero aumentaron después de que los soldados dispararan contra un grupo de monjes.

La Junta dice que las protestas lideradas por los monjes fueron reprimidas con 'la menor fuerza posible' y que Yangón y otras ciudades habían vuelto a la normalidad.

El Gobierno militar sostiene que murieron 10 personas y describe las informaciones de un número mucho mayor de víctimas como 'mentiras'. 

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