Este artículo se publicó hace 2 años.
Kiev lanza sus drones contra el corazón de Rusia e intenta alterar la guerra de posiciones en Ucrania
El ataque ucraniano con drones a instalaciones militares en el corazón del territorio ruso expone la debilidad de Rusia dentro de sus fronteras, que podría orientar los próximos golpes de Ucrania con el indispensable apoyo de la inteligencia occidental.
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El bombardeo con drones ucranianos de varios aeródromos rusos, algunos de ellos a cientos de kilómetros de la frontera con Ucrania, es más simbólico que efectivo y, por el momento, no inclina la balanza bélica a favor de Ucrania, sobre todo porque la respuesta rusa con misiles de nueva fabricación, pese a los embargos, sigue siendo determinante en esta guerra.
Sin embargo, los ataques suponen un impacto psicológico mayor que otras acciones militares y sabotajes realizados por comandos o agentes ucranianos en territorio ruso o de las regiones ocupadas por Moscú en Ucrania, como la voladura parcial en octubre del puente de Kerch, en Crimea, o los cuantiosos daños ocasionados en agosto en la base aérea de Saki, también en esta península anexionada por Rusia.
"Si Rusia evalúa que los incidentes fueron ataques deliberados, probablemente los considerará como algunos de los fallos estratégicamente más significativos en la protección de su fuerza desde su invasión de Ucrania", apuntó este martes el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña, uno de los países que más datos de inteligencia está proporcionando a Ucrania en su guerra contra Rusia, especialmente con imágenes satélite y localización de objetivos.
Ucrania podría haber bombardeado ya territorio ruso con sus sistemas de misiles HIMARS, que está utilizando con una gran precisión y potencia en territorio ucraniano contra las tropas rusas, pero Estados Unidos ha recomendado al Gobierno de Kiev que se abstenga de esos ataques para evitar que Moscú responsabilice directamente a Washington.
Ahora, estas incursiones no tripuladas, además de aprender de los bombardeos también con drones de origen iraní que ha utilizado Rusia para atacar las instalaciones ucranianas de suministro de agua y electricidad, devuelven la iniciativa militar a Kiev y resucitan el impulso que dio a la guerra la contraofensiva de Járkov, Izium y otras zonas del nordeste ucraniano a principios de septiembre.
Esa contraofensiva ucraniana fue ralentizada por la guerra de posiciones contrapuesta por Rusia en ese territorio del oeste del Donbás ocupado por las fuerzas del Kremlin. Los enfrentamientos más duros tienen lugar estos días en torno a la ciudad de Bakhmut, en manos ucranianas, que las tropas rusas tratan de rodear sin que los combates den ventaja de momento ni a unos ni a otros.
Este martes, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, visitó a las tropas leales a Kiev en la zona del oeste del Donbás donde presionan al ejército ruso. Zelenski concedió varias medallas, saludó a los combatientes y mostró imágenes en una carretera en las afueras de Sloviansk, en las cercanías de Bakhmut.
La guerra electrónica con drones paralela a la guerra de posiciones
Dos de los ataques ucranianos con drones se produjeron el lunes contra sendos aeródromos de las regiones de Riazán (en las instalaciones militares de Diaghilevo) y Sarátov (en Engels), y el tercero, este martes, contra una base aérea en Kursk, esta vez cerca de la frontera común, donde los disparos alcanzaron al menos un depósito de combustible. Los ucranianos evitaron reconocer la autoría directa de los ataques, pero el propio Gobierno ruso sí responsabilizó a Kiev de las incursiones y de la muerte de varias personas en el curso de las operaciones.
El asesor de la Presidencia ucraniana Mijaílo Podoliak se burló en Twitter del estupor ruso con un mensaje que, aunque no reconocía el origen de los ataques, sí apuntaba la autoría ucraniana. "La Tierra es redonda, descubrimiento que hizo Galileo. La Astronomía no fue un objeto de estudio en el Kremlin, que dio preferencia a los astrólogos cortesanos. De lo contrario hubieran sabido que si algo es lanzado al espacio aéreo de otros países, más tarde o más temprano esos objetos volantes desconocidos retornan al punto de partida".
El ministro ucraniano de Defensa, Oleskiy Reznikov, fue si cabe más irónico: "Muy a menudo los rusos fuman en lugares donde está prohibido hacerlo".
Los nuevos drones ucranianos pueden afinar los ataques
La importancia de los ataques reside también en su naturaleza, con esos drones de un radio de acción muy amplio, y que ofrecen una nueva dimensión a los combates futuros si se generaliza este tipo de acciones bélicas ucranianas. Hasta ahora los ataques ucranianos en territorio ruso o ucraniano ocupado por Rusia se habían reducido a los sabotajes sobre el terreno, como ocurrió en la base aérea de Saki, en Crimea, el pasado mes de agosto, cuando se destruyeron depósitos y también, según el Gobierno de Kiev, varios aviones cazabombarderos.
Pero una cosa es dañar depósitos de combustible o de municiones por un equipo de saboteadores y otra apuntar a aeródromos que alojan, por ejemplo, bombarderos estratégicos, con capacidad nuclear y que pueden también disparar misiles con carga convencional, como los Túpolev-95 MS que se encontraban en la base Engels de Sarátov. Dos de ellos, según diversos canales independientes rusos de Telegram, como AstraPress, fueron dañados por las esquirlas o la propia deflagración de los drones al ser abatidos.
Desde ese aeródromo militar y otros situados en la misma región de Sarátov han partido algunos de los aviones responsables de los ataques con misiles a centrales eléctricas y de suministro de agua en Ucrania en los últimos meses de esta guerra que comenzó el 24 de febrero con la invasión rusa.
Los ataques con artefactos no tripulados confirman el anuncio que hace un par de meses había adelantado la empresa ucraniana fabricante de armas Ukroboronprom sobre el desarrollo de una nueva clase de drones de combate de largo alcance. En octubre, esta firma mostró la imagen de la estructura de un dron, con un radio de acción de mil kilómetros y un peso de 75 kilogramos, con capacidad para portar explosivos. El 24 de noviembre, la empresa aseguraba que ya estaba lista para que sus aparatos participaran "en una guerra electrónica".
Y los rusos responden a los drones con más misiles
La respuesta rusa a los ataques con drones fue inmediata ya el mismo lunes, con el ataque a más infraestructuras civiles en Ucrania. En un mensaje a la nación emitido el lunes por la noche, el presidente Zelenski señaló que a lo largo de esa jornada el ejército ruso había disparado 70 misiles contra las infraestructuras ucranianas y que "la mayor parte de ellos fueron derribados".
Sin embargo, y en aparente contradicción con estas observaciones, Zelenski reconoció los graves daños producidos por esa lluvia de proyectiles sobre estaciones energéticas en Kiev, Zaporiyia y otras zonas. "El mayor número de apagones ha tenido lugar en las regiones de Vinnytsia, Kiev, Zhytomyr, Dnipropetrovsk, Odesa, Khmelnytskyi y Cherkasy", aseveró.
Estas acciones militares se están produciendo paralelamente a los primeros efectos que debería estar soportando la economía de Rusia por el tope a la venta del petróleo ruso impuesto por la Unión Europea con apoyo del G7 de países más industrializados. Esta sanción comenzó a actuar este lunes, pero no parece que ese impacto al sistema de exportación ruso de petróleo vaya a ser tan eficaz como se pretende.
En octubre ganó Rusia más de 17.000 millones de euros por la venta exterior de su crudo y eso le ha permitido mantener sus posiciones en Ucrania y a la vez desarrollar nuevos tipos de armamento.
Rusia repone sus arsenales con misiles de nuevo cuño
Según el grupo de investigación Conflict Armament Research (CAR), dedicado al monitoreo de la fabricación, exportación y uso de armamento ilegal, así como al control de armas, Rusia ha podido desarrollar nuevos tipos de misiles a pesar de todas las sanciones que le han sido impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Investigadores de CAR participaron en Kiev en noviembre en la identificación y examen de algunos de los misiles disparados por Rusia en ese momento. CAR ha llegado a la conclusión de que tales proyectiles no formaban parte de arsenales obsoletos como se reitera en muchos medios de prensa occidentales, sino que eran misiles de nuevo diseño fabricados incluso solo dos meses antes de su empleo.
El examen de los restos de dos de los misiles, de tipo Kh-101, aire-tierra, es decir, disparados por aviones de combate, indicaba que habían sido fabricados entre julio y septiembre, y entre octubre y noviembre de este año. Otros restos remontaban la fabricación de los proyectiles a 2018 y 2019, es decir, también armas de producción reciente, no de tiempos soviéticos, como se insiste desde la propaganda ucraniana que tanto ha calado en muchos medios de prensa, también españoles.
Según recordó este martes el portavoz de la Inteligencia Militar ucraniana, Andreii Yusov, "a pesar de las armas de alta precisión rusas, hay muchos indicadores que apuntan a que las reservas de misiles han caído a niveles críticos". Yusov no precisó cómo se explican entonces los bombardeos sin pausa que desde hace más de tres meses está lanzando Rusia contra las ciudades ucranianas.
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