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Líbano busca una salida a su crisis política y económica mientras crecen las protestas

Con la designación de Hassan Diab para el cargo de primer ministro, Líbano entra en una fase de consultas políticas. El objetivo es formar en cuestión de semanas un gobierno liderado por tecnócratas que facilite la superación de la grave crisis que sacude el país. La crisis no es nueva pero se ha agravado desde octubre, cuando miles de personas salieron a la calle para denunciar la corrupción y el sectarismo.

Una mujer se encara a soldados libaneses en Beirut. / EFE

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Las protestas populares contra el Gobierno y el sistema político libanés en su conjunto continuaron a lo largo del viernes después de que el jueves el presidente Michel Aoun designara a Hassan Diab como candidato a primer ministro en contra de la opinión del saliente primer ministro Saad Hariri y de la minoría suní, a la cual debe pertenecer necesariamente el jefe de Gobierno.

Las promesas del ingeniero Diab, ex ministro de Educación entre 2011 y 2013, de ejecutar reformas en profundidad, y su petición a la calle de que le dé un voto de confianza, no satisficieron a los manifestantes, quienes volvieron a cortar carreteras, especialmente en el norte del país, y se concentraron en distintos puntos del norte, el centro y el sur.

Las protestas se iniciaron el 17 de octubre y desde entonces han tenido lugar sin descanso. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, exigen la formación de un gobierno de tecnócratas que sustituya a los gobiernos corruptos e ineficientes que han dejado el país en estado de coma. También exigen que se afronte con seriedad un proceso de reformas, incluidas reformas económicas, y que se convoquen elecciones anticipadas.

Los manifestantes insisten en que no abandonarán la calle hasta que se adopten esas medidas. En octubre las protestas contaron con un amplio respaldo en la población, pero posteriormente algunos partidos, principalmente los chiíes, denunciaron que lo que se inició de manera espontánea ha terminado por ponerse al servicio de los intereses de Estados Unidos e Israel.

Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, exigen la formación de un gobierno de tecnócratas

El partido cristiano fundado por Michel Aoun, el Movimiento Patriótico Libre, dijo previamente que no apoyaría al primer ministro saliente, Saad Hariri, que dimitió el 29 de octubre a causa de las protestas, para formar un nuevo gobierno, y le pidió que designara otro candidato suní que fuera “íntegro”. Como Hariri no dio este paso, Aoun se vio obligado a nombrar por iniciativa propia, y por sorpresa, a otro candidato para el cargo que, según el frágil sistema sectario imperante en Líbano, debe corresponder a un miembro de la minoría suní.

Uno de los problemas, quizás el principal obstáculo, con que cuenta Diab es el hecho de que el anterior primer ministro Hariri se alineaba con los países occidentales y con Arabia Saudí, mientras que Diab, al contar con el apoyo de los chiíes y los cristianos prochiíes, no podrá ignorar sus demandas y por lo tanto deberá alinearse de alguna manera con Teherán. Además, algunos analistas libaneses lo consideran prosirio.

Francia, que ha prometido una cuantiosa ayuda de varios miles de millones de dólares a Líbano, probablemente reconsiderará ahora si da o no este paso. En caso negativo, la economía libanesa, cuya libra se ha desmoronado desde octubre, entrará en una región de turbulencias adicionales, contando con que el país ya tiene un déficit extraordinario.

Otro de los problemas de Diab, y no es el menor, es que la calle ya lo conoce por haber formado parte del gobierno con anterioridad, de manera que los manifestantes no confían en él. Muchos libaneses han dicho que Diab “es uno de ellos”, es decir que ha participado en la corrupción que se atribuye a los distintos ejecutivos que han conducido el país a la crisis política y económica más grave desde que terminó la guerra civil (1975-1990).

Los manifestantes consideran que ha llegado el momento de poner fin un sistema sectario al frente del cual figuran los mismos nombres de generación en generación. El sistema sectario prevé que el presidente sea cristiano, el primer ministro suní y el presidente del parlamento chií. Este sistema, heredado de la colonización francesa, continúa vigente a día de hoy sin que haya cristalizado ninguno de los tímidos intentos de reformarlo.

La crisis económica está afectando principalmente a los sectores más débiles. La libra libanesa ha caído verticalmente desde octubre. Los bancos, que entonces la cambiaban a 1.507 libras por dólar, se están quedando sin liquidez y han impuesto serias limitaciones a la retirada del billete verde o a las transferencias en dólares. Ahora el cambio ya supera las 2.000 libras y sigue creciendo.

La libra libanesa ha caído verticalmente desde octubre

“Pido a los libaneses de todas las partes que se conviertan en socios de un taller de reformas”, dijo Diab en un discurso televisado el jueves justo después de ser designado primer ministro. La población sin embargo permanece escéptica porque considera que Diab es más de lo mismo, aunque los partidos que le apoyan están pidiendo que se le dé una oportunidad.

Dentro de su propia secta suní, Diab solo cuenta con el respaldo de seis diputados, lo que da una idea de su debilidad. Sin embargo, el decidido apoyo de los partidos chiíes y de la formación cristiana fundada por Aoun está creando el espejismo de que el nuevo primer ministro podría ser capaz de iniciar las profundas reformas políticas y económicas que precisa el país.

Diab, de 66 años, es profesor de ingeniería en la Universidad Americana de Beirut, de la cual también ha sido vicepresidente. Se formó en el Reino Unido y carece del pedigrí histórico que acompaña a las poderosas familias libanesas, como es el caso de su antecesor Hariri. El jueves Diab dijo que en su gobierno estarán representadas todas las corrientes “así como el movimiento popular”. También dijo que no empleará más de seis semanas en formar su ejecutivo “tecnocrático”, un comentario que muchos han puesto en duda dada la compleja realidad política libanesa.

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