Este artículo se publicó hace 12 años.
El líder sirio promete a Rusia detener la violencia pero sigue atacando Homs
El ministro ruso de Exteriores visita a Al Asad en Damasco y afirma apoyar el plan de transición de la Liga Árabe
Eugenio García Gascón
El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, se reunió en Damasco con el presidente Bashar al Asad durante una hora y media y arrancó de su anfitrión varias promesas de cierto calado, como la de poner fin a la violencia, aunque continuaron los intensos bombardeos de los últimos días sobre Homs y Zabadani.
Lavrov fue recibido con entusiasmo por cientos de personas que salieron a la calle con banderas de Rusia y Siria en una manifestación que tanto podría haber sido espontánea como orquestada por el régimen. La visita se produjo tres días después de que Rusia y China vetaran en el Consejo de Seguridad una resolución de condena a Siria, y en un momento muy delicado para el país en el interior y en el exterior, donde el boicot contra el régimen se está generalizando, en Occidente y en el mundo árabe.
Los países del golfo Pérsico responden a Lavrov retirando a sus diplomáticos
Lavrov fue parco en comentarios después del encuentro, aunque señaló que Al Asad está "totalmente comprometido" con poner fin a la violencia y en establecer un diálogo con la oposición. El ministro ruso no precisó de qué manera Al Asad llevará a cabo esos propósitos, máxime cuando la oposición se niega a dialogar con él y la comunidad internacional le da la espalda.
Lavrov dijo que la solución debería basarse en la reciente iniciativa de la Liga Árabe, una propuesta que exige que Al Asad transfiera su poder inmediatamente a uno de los dos vicepresidentes, probablemente a Faruq al Sharaa; que se forme un Gobierno de transición que contemple las demandas de la oposición: y que se convoquen elecciones, tan pronto como sea posible, que cuenten con la participación de las distintas fuerzas políticas del interior y del exilio.
Referéndum constitucionalLa oposición afirma que los bombardeos mataron en Homs a 95 personas el lunes
Los medios rusos dijeron que Al Asad comunicó a Lavrov que pronto convocará un referéndum sobre la futura Constitución, que ya está lista. No obstante, parece imposible que la oposición acepte el juego que propone el presidente, y con toda seguridad Lavrov tendrá ocasión de comprobarlo en los próximos días. Además, es difícil explicar que ahora Al Asad se avenga a aceptar el mismo plan árabe que Rusia y China vetaron en la ONU el pasado fin de semana.
Sobre el terreno, la artillería siria renovó por la mañana el bombardeo de Homs, especialmente de los barrios que desde hace meses están en poder del rebelde Ejército Sirio Libre (ESL), unos ataques indiscriminados que en los últimos cuatro días han causado decenas de muertos, incluidos niños, ancianos y mujeres.
"El bombardeo se vuelve a concentrar en el barrio de Baba Amro. Un doctor ha tratado de ir allí esta mañana pero he oído que ha resultado herido", dijo un activista de Homs, Muhammad al Hassan, a la agencia Reuters por teléfono. "No hay electricidad y todas las comunicaciones con el barrio se han cortado".
El aumento de las deserciones y la baja moral de las tropas inquietan al régimen
Según activistas de la oposición, el lunes murieron 95 personas, la mayoría en Homs, y este martes sólo allí perdieron la vida al menos 19 personas. El Gobierno de Damasco dijo que "decenas de terroristas" y seis soldados murieron el lunes en Homs, y publicó los nombres de 30 militares que fueron enterrados este martes.
Los desertores también han tomado la localidad balneario de Zabadani, que está al oeste de Damasco, en las montañas cercanas a Líbano, donde desde el lunes han muerto al menos nueve personas y en la que este martes se reanudaron los bombardeos de la artillería del Ejército que ha sitiado la población.
La respuesta árabe a Lavrov fue contundente. El Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que agrupa a Arabia Saudí, Qatar, Bahrein, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos y Omán, anunció por la tarde la retirada de sus embajadores de Damasco y la expulsión de los embajadores sirios, advirtiendo de que en la próxima reunión de la Liga Árabe, prevista para la semana que viene, exigirá más medidas de castigo contra Siria.
Según el historiador ruso Vladimir Ajmadov, experto en Oriente Próximo, Lavrov está llevando a cabo una "misión exploratoria" para evaluar las posibilidades de que se salga de la crisis de la manera más satisfactoria para todos, aunque esto es algo que parece imposible de conseguir en estos momentos, ante la radicalización de las posturas del régimen y de la oposición.
Sin apoyos en la Liga ÁrabeLas posiciones se han extremado en las últimas semanas. Arabia Saudí y Qatar, que llevan la voz cantante en la Liga, retiraron en enero a sus observadores de Siria y provocaron el final de una misión que esperaban que obraría de otra manera. La misión fue muy criticada tanto por la oposición siria y como por algunos países que confiaban en que condenaría a Al Asad.
El régimen de Damasco se encuentra en una tesitura muy frágil y apenas cuenta con apoyos en el seno de la Liga. Tan sólo Irak y Líbano, dos países con mucha población chií, han mostrado cierto interés en defender a Al Asad, pero sus fuerzas son tan limitadas que puede decirse que la Liga en su conjunto está en contra del régimen sirio.
Un elemento que podría forzar a Al Asad a dar un paso hacia el final del conflicto es el posible deterioro que algunos analistas están viendo en el Ejército, donde parece que las deserciones se están multiplicando y que la moral de las tropas leales cae en picado. El régimen no podrá mantener esta situación durante mucho tiempo más. De ahí, quizá, que se haya propuesto acabar con la resistencia en Homs sin reparar en el coste humano de la ofensiva.
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