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Londres mintió al negar su papel en el caso 'Al Megrahi'

Convenció a Libia de que su liberación se haría por razones humanitarias

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Los documentos del Departamento de Estado difundidos por Wikileaks han vuelto a dejar en evidencia a otro Gobierno occidental. Esta vez, y a través de una información aparecida en el Daily Telegraph, demuestran que el anterior Gobierno británico no dijo la verdad cuando afirmó que su intervención había sido mínima en la liberación del terrorista libio Abdelbaset Al Megrahi.

El Foreign Office prestó al Gobierno libio el asesoramiento legal necesario para que se convenciera de que la mejor forma de conseguir la excarcelación de Al Megrahi era alegando razones humanitarias por ser enfermo de cáncer. Al Megrahi estaba encerrado en una prisión escocesa tras ser declarado culpable del atentado de Lockerbie. Una bomba colocada en el vuelo 103 de Pan Am mató a 270 personas en diciembre de 1998.

Ocho años después de su encarcelamiento, el Gobierno escocés le puso en libertad en agosto de 2009 atendiendo a su estado de salud. Los médicos certificaron que no le quedaban mucho más de tres meses de vida. Año y medio después, Al Megrahi sigue vivo y recibe atención hospitalaria en Libia. Quizá no fuera eso lo que esperaba el Gobierno de Gordon Brown, que se conformaba con que Al Megrahi no disfrutara de un recibimiento de héroe en Trípoli, que fue precisamente lo que ocurrió.

Libia pretendía que Al Megrahi fuera excarcelado dentro de un programa de intercambio de presos

El viceministro de Exteriores, Bill Rammell, envió una carta al Ministerio libio de Exteriores detallándole qué pasos se debían dar para que Al Megrahi, condenado a cadena perpetua, recuperara la libertad por razones humanitarias.

Era una forma de decir que esa vía era factible y que no era necesario continuar presionando con sanciones comerciales a Reino Unido a menos que el Gobierno de Brown interviniera en el asunto.

El embajador de EEUU dio cuenta de estas gestiones. Londres le informó de que habitualmente en caso de enfermedad terminal la esperanza de vida del preso debía estar en torno a tres meses para permitir su liberación, 'pero insistieron en que ese periodo de tres meses no aparece impuesto por la ley'.

Libia pretendía que Al Megrahi fuera excarcelado dentro de un programa de intercambio de presos, para que cumplieran las penas en su país de origen, pactado con Londres. Al no producirse, comenzaron a amenazar con atacar los intereses económicos británicos en Libia.

Los documentos demuestran que Londres sabía que las consecuencias económicas de la muerte de Megrahi en prisión serían 'graves, inmediatas y difíciles de solventar'. Los colegios británicos, el British Council y la propia embajada se verían afectados.

Cuando se produjo la liberación, tanto el Gobierno de EEUU como las familias de las víctimas del atentado protestaron ante Londres. El ministro de Exteriores, David Miliband, dijo que todo había partido de una decisión del Gobierno escocés sin ninguna intervención política del Gobierno central.

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