Este artículo se publicó hace 13 años.
Londres pronostica una implosión del régimen
Dice que la deserción del ministro de Exteriores libio es un golpe para Gadafi
Daniel Bernabé
No se puede decir que Reino Unido haya recibido a Musa Kusa con los brazos abiertos. El Gobierno británico ha utilizado al exministro de Exteriores libio, que ha viajado a Londres para desertar, como baza propagandística contra Muamar Gadafi para acto seguido anunciar que tendrá que dar cuentas del atentado terrorista deLockberbie en 1988 en el que murieron 270 personas.
El Gobierno no le ha concedido ningún tipo de protección legal. "Musa Kusa no ha recibido ninguna promesa de inmunidad", dijo ayer el primer ministro, David Cameron. "No hay acuerdo de ningún tipo. Lo que quiero dejar claro es que la investigación sobre los terribles hechos deLockerbie sigue estando abierta". La Fiscalía escocesa, que tiene la competencia sobre Lockerbie, comunicó al Foreign Office que está muy interesada en que la Policía le interrogue sobre el atentado. Cameron dijo que el Gobierno no se opondrá.
Musa Kusa será interrogado por el atentado de Lockerbie en 1988
El exministro puede ser una mina de información sobre algo más inmediato: la capacidad de resistencia del círculo íntimo de Gadafi. Conoce los secretos de Libia. Musa fue a lo largo de su carrera un hombre de la máxima confianza del dictador y por tanto con autoridad para interpretar los deseos de su jefe. Según el ex embajador británico en Libia Oliver Miles, "era un hombre que solucionaba problemas, más que crearlos".
Cameron utilizó su huida como síntoma de los problemas de un régimen en descomposición. Dada la caótica actuación de los rebeldes en el campo de batalla, la implosión parece ser la única manera de acortar la duración de la guerra. "Es un serio golpe para la autoridad de Gadafi y no deberíamos subestimarlo", dijo.
Lo mismo se escuchó en Washington. "La decisión de Musa Kusa muestra por dónde sopla el viento en Trípoli", explicó ayer un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional norteamericano. De creer a los dirigentes occidentales, el fin de la guerra está al alcance de la mano. "Es un régimen dividido, bajo una fuerte presión y desmoronándose desde dentro", según el ministro William Hague.
La OTAN no permitirá que los aliados manden armas a los rebeldes
Combate por BregaAyer seguían los combates entre ambos bandos en la ciudad de Brega, mientras la aviación británica atacaba a las tropas de Gadafi en Misurata, donde los rebeldes aguantan un asedio de las tropas del régimen.
La dirección política y militar de la OTAN rechazó ayer armar a la oposición a Gadafi para evitar que el régimen siga ganando posiciones. Según el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, la intervención de la OTAN consiste en "proteger a los civiles, no armarlos". La OTAN asumió totalmente ayer el mando de la operación, que incluye ataques a objetivos terrestres, la imposición de un bloqueo aéreo y otro a la entrada de armas por mar en el país.
Rasmussen aseguró que la OTAN se centrará en este último embargo y evitará tanto la entrada de armas y mercenarios para reforzar la ofensiva de Gadafi como para equipar a la oposición. "Si hay un barco que transporte armas o mercenarios, lo pararemos", aseguró por su parte Giampaolo di Paola, el almirante que preside el Comité Militar de la OTAN. "Estoy seguro de que ningún aliado está haciendo eso", añadió, en referencia a los planes de EEUU.
Fuentes aliadas aseguraron que en el seno de la Alianza no hay ningún debate sobre el armamento de los rebeldes, a diferencia de los argumentos a favor que esgrimen Washington y Londres.
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