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Lyon, la ciudad símbolo de la mano más dura de Sarkozy

Lyon es la única ciudad donde se produce el 'desorden' que Nicolas Sarkozy quisiera que los franceses vieran en toda Francia

A. PÉREZ

'Fue alucinante. Salí del trabajo y como soy un poco despistado no escuché el ruido, pero el torbellino del helicóptero a vuelo rasante casi me levanta del suelo. Y al fondo de la avenida, vi que lanzaba gases lacrimógenos sobre un grupo chavales'. No es la Zona Verde de Bagdad. Este testimonio por teléfono es de Louis, joven mestizo que habla de su ciudad, Lyon. La única donde se produce el 'desorden' que Nicolas Sarkozy quisiera que los franceses vieran en toda Francia.

El ministro de Interior, Brice Hortefeux, efectuó ayer un viaje relámpago al centro de la ciudad, un barrio, el de la Presque-Île, que tras varios días de incidentes generalizados entre jóvenes y policías se ha convertido en el escaparate ideal de la huelga para el Gobierno.

Allí, al término de manifestaciones o sin manifestaciones, cientos de jóvenes sin mensaje desembarcan desde sus alejadas periferias, que se cuentan entre las más pobres de Francia. Destrozan vitrinas, atacan comercios, se llevan bastante y, aunque no se han herido más que a sí mismos, siembran el terror entre los habitantes de la aburguesada Presque-Île, acostumbrada a vivir tranquila, rodeada de sus viejos nobles edificios.

¿Son jóvenes estos casseurs [vándalos], como se les llama en Francia desde la irrupción de esta figura durante las manifestaciones juveniles de 1993? Hélène, una editora de filmes artísticos, matiza lo que vio el lunes: 'Eran realmente chavales, niños, de 13 años para abajo. Muchas niñas magrebíes y africanas, cuando en realidad este es un distrito en el que sólo suelen verse blancos. Y ahí estaban, en una callejuela tirando botellas a los policías. Realmente a menos de un metro. Era un duelo. Un cara a cara. Los policías no fueron nada violentos. Los niños parecía que jugaban. No le tenían miedo a nada. Hasta era divertido. Pero, bueno, luego hubo golpes y cargas policiales', explica.

Las periferias de la urbe están entre las más pobres de toda Francia

La situación cambió radicalmente anteayer. 'Lo vi enseguida; todo estaba muy tenso. Habían llegado las tropas del Grupo de Intervención de la Policía Nacional (GIPN), con blindados y helicópteros. Los blindados rodearon el ayuntamiento, y el helicóptero estuvo sobrevolando la zona más de una hora', añade Hélène.

Ayer, Hortefeux, un ministro que sigue en su cargo pese a que ha sido condenado en tribunales por 'injurias raciales', visitó los comercios destrozados. Como se había traído demasiadas cámaras de televisión, era fácil seguirle la pista. Cosa que hicieron muchos jóvenes y vecinos que, pese al miedo que han pasado, no aceptaron el espectáculo. Cuatro contestatarios fueron brevemente interpelados por la policía.

Y así le salió mal a Hortefeux, un hombre que lleva 30 años a la sombra de Sarkozy, el intento de imitar la meteórica carrera del presidente.

El alcalde de Lyon, el socialista Gérard Collomb, dio un portazo durante la visita. 'No he venido a una operación de comunicación', explicó. Y añadió: '¡Bravo! Bonita puesta en escena! Lo que yo hice fue ir a esa misma calle un poco antes y sin cámaras de televisión, y no tuve ningún problema para hablar con los vecinos'.

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