Este artículo se publicó hace 11 años.
Los mandamientos de Putin
En la construcción de un orden moral que sustituya en Rusia al que impuso la URSS el mandatario ha levantado un parapeto contra la exportación de valores occidentales
Ignacio Ortega (EFE)
En su incansable búsqueda de una ideología que sustituya al comunismo, el líder ruso, Vladímir Putin, ha ideado un nuevo credo moral cuyos mandamientos son un parapeto contra la exportación de valores occidentales. "Los matrimonios homosexuales no producen hijos", aseguró Putin durante su último discurso sobre el estado de la nación en un intento de justificar su oposición a la legalización de las uniones del mismo sexo.
Durante los últimos meses, Putin acostumbra a subir al púlpito, sea en rueda de prensa o ante el Parlamento, para predicar contra el liberalismo "sin género y estéril" que intenta equiparar "el bien con el mal". Lo curioso es que sus diatribas contra la propagación de lo que él llama "ideología populista de izquierdas" le ha granjeado adeptos en los lugares más insospechados, como es el caso de los sectores más ultraconservadores de Estados Unidos.
Los mandamientos de Putin beben de los valores familiares más tradicionales promovidos por la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR), que vive una época de esplendor desde que el antiguo agente del KGB llegara al poder hace 13 años. "Sin esos valores, la sociedad se degrada. Esto, por supuesto, es conservadurismo", proclama.
Los mandamientos de Putin beben de los valores más tradicionales de la Iglesia Ortodoxa
Para el jefe del Kremlin las familias deben ser numerosas, es decir, de tres hijos, la única forma de revertir la alarmante tendencia al envejecimiento de la población en Rusia. La adopción de niños huérfanos, una costumbre poco arraigada en este país, debe ser promovida entre la población, hasta el punto de que las familias adoptantes recibirán generosos subsidios y mejores viviendas.
En ese sentido, el Gobierno se ha marcado el objetivo de reducir al mínimo la adopción internacional al imponer nuevos requisitos a las familias extranjeras, lo que impide a homosexuales y solteros adoptar niños rusos. La propaganda homosexual, lo que incluye las marchas de orgullo gay, queda terminantemente prohibida por ley con el argumento de que puede representar un daño psicológico y moral para los menores de edad.
Sin llegar a prohibirlo, el Gobierno ha limitado el aborto, ya que Rusia tiene uno de los índices más altos del mundo, por lo que ahora las interrupciones del embarazo únicamente pueden ser practicadas durante las primeras doce semanas de embarazo. Además, se establece un período de dos a siete días, conocida como la "semana de silencio", para que la mujer pueda reconsiderar su decisión, y se prohíbe por ley la publicidad de cualquier servicio médico abortista.
Putin, quien confesó haber sido bautizado a escondidas de su padre en 1952, un año antes de la muerte del dirigente soviético, Iosif Stalin, ha ordenado la devolución a la IOR de las propiedades confiscadas por las autoridades comunistas. "La Iglesia es el socio natural del Estado", aseguró Putin, quien parece imbuido por el tradicional mesianismo ruso y las ambiciones de convertir a su país en reserva moral ante los embates del relativismo moral occidental.
En enero de 2012 Putin recibió la bendición del icono de la Virgen de Tíjvin, en la región de Leningrado, al igual que todos los zares desde Iván el Terrible (1530-84), con la excepción del último, Nicolás II, que fue fusilado por los bolcheviques en 1918. Al mismo tiempo, el jefe del Kremlin se opone terminantemente a que las niñas musulmanas lleven los tradicionales velos y pañuelos en la cabeza en los colegios, aduciendo que Rusia es un Estado secular.
"El código de construcción del Comunismo era, por así decirlo, una mala copia de la Biblia" Putin también considera amoral la destrucción de los monumentos de personajes históricos, se trate de un zar, un revolucionario bolchevique, Stalin o el fundador del KGB, Félix Dzerzhinski, como ocurrió recientemente en Kiev con una estatua de Lenin. "¿Cuál es la diferencia entre (Oliver) Cronwell y Stalin? Ninguna. Según los liberales, es también un dictador sangriento. Y sus monumentos siguen ahí, nadie los derriba. Debemos respetar cualquier etapa de nuestra historia", dijo.
Putin acusa a los dirigentes occidentales de la "destrucción de los valores tradicionales" al revisar los principios morales, lo que tachó de "antidemocrático", ya que "va contra la voluntad de la mayoría de la población". "El código de construcción del Comunismo era, por así decirlo, una mala copia de la Biblia: no mates, no robes, no desees a la mujer del vecino. Pero ese código ya no existe. Y en su lugar sólo pueden venir los valores tradicionales", aseveró.
Paradójicamente, el moralista Putin se divorció este año de su esposa Ludmila, con la que estuvo casado durante 30 años y tiene dos hijas en común, decisión que fue recibida con más alivio que sorpresa por los rusos, ya que era un secreto a voces que vivían separados desde hace años.
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