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Marcos Jr. arranca su presidencia en Filipinas alabando la figura de su padre

El actual presidente aseguró que bajo la administración de su progenitor se construyeron "más carreteras" que nunca y se alcanzó la "autosuficiencia alimentaria", describiendo a Marcos padre como un gobernante eficiente.

El recién elegido presidente de Filipinas, Marcos Jr., hijo del difunto dictador Ferdinand Marcos, pronuncia un discurso durante la ceremonia de inauguración en el Museo Nacional de Manila, Filipinas, a 30 de junio de 2022.
El recién elegido presidente de Filipinas, Marcos Jr. pronuncia un discurso durante la ceremonia de inauguración en el Museo Nacional de Manila, Filipinas, a 30 de junio de 2022. Eloisa Lopez / REUTERS

Ferdinand 'Bongbong' Marcos Jr. se convirtió este jueves en el nuevo presidente de Filipinas en una concurrida ceremonia en la que ensalzó la figura de su padre, el fallecido dictador Ferdinand Marcos, a la vez que renovó su mensaje de "unidad" y "reconciliación".

"Conocí una vez a un hombre que vio lo poco que se había logrado desde la independencia (en Filipinas), en una tierra de gente con el mayor potencial y, sin embargo, éramos pobres", dijo Marcos Jr. tras jurar su cargo frente al Museo Nacional en Manila para un mandato único de seis años.

El presidente, de 64 años, alabó la figura de su padre y aseguró que bajo su administración (1965-1986) se construyeron "más carreteras" que nunca y se alcanzó la "autosuficiencia alimentaria", describiendo a Marcos padre como un gobernante eficiente.

"Así será con su hijo, no obtendréis excusas de mi parte", señaló Marcos Jr. frente a una multitud entregada que aplaudía y animaba toda referencia a su padre y a los años en los que gobernó Filipinas con puño de hierro, principalmente tras la declaración de la ley marcial en 1972.

Estos elogios al padre cuadran con la campaña de desinformación con la que desde hace décadas la familia ha blanqueado el legado de Marcos padre, ocultando el expolio millonario de las arcas públicas y la profunda crisis y hambruna al final de su mandato, presentando aquellos años como una "era dorada" del país.

Reconciliación

En su discurso, el mandatario también lanzó un mensaje optimista en el futuro, en medio de la incertidumbre por la inflación global y las cicatrices de la covid-19, y de reconciliación entre los detractores y simpatizantes de los Marcos.

"Estoy aquí no para hablar del pasado. Estoy aquí para hablarles de nuestro futuro (…) no miramos atrás, sino adelante", destacó Marcos Jr, que abrumó a sus rivales aglutinando más del 50% de los votos en los comicios del pasado 9 de mayo.

"Estamos aquí para reparar esta casa dividida, para completarla y para mantenernos firmes de nuevo en el camino", prosiguió Marcos Jr.

Marcos culmina la vuelta al poder de la dinastía política 36 años después de que una revolución popular acabara con el régimen de su padre y forzara a la familia a huir del país en helicóptero a Hawái (Estados Unidos).

La ceremonia, a la cual asistieron cientos de seguidores que vitoreaban el nombre de Marcos y ondeaban banderas nacionales, estuvo precedida por el traspaso de poderes en el palacio de Malacañán entre el presidente saliente, Rodrigo Duterte, y el nuevo jefe de Estado.

Ambos dirigentes conversaron brevemente delante de las cámaras, pero Duterte no asistió a la jura de Marcos Jr., que formó tándem político con la hija de su predecesor, Sara Duterte-Carpio, que también ganó por amplia mayoría las elecciones a vicepresidenta.

Al evento acudieron, entre otros dignatarios, la mujer y cuatro hijos del actual mandatario y su afamada madre, Imelda Marcos (92 años), matriarca del clan y quien gobernara a la sombra de su marido durante la "dictadura conyugal".

Incógnitas en torno a Marcos

A pocos metros del Museo Nacional, se produjo una manifestación organizada por grupos de derechos humanos que protestaron contra Marcos Jr, que no ha condenado las atrocidades cometidas durante la época de su padre, en la que más de 3.000 personas murieron en ejecuciones sumarias y unas 65.000 fueron torturadas.

En la campaña electoral, Marcos Jr. evitó dar entrevistas y mantuvo un perfil bajo, por lo que poco se sabe acerca de su postura sobre la defensa de los derechos humanos o la libertad de prensa, silencio que preocupa especialmente a los represaliados de la dictadura.

Rodrigo Duterte deja por su parte un sangriento legado debido a la guerra contra las drogas, en la que han muerto, según las ONG, unas 27.000 personas ejecutadas extrajudicialmente, aunque las autoridades hablan de unas 6.000 víctimas mortales en redadas.

Durante su mandato, el expresidente alentó a la policía y a los ciudadanos a "eliminar" a todo sospechoso de traficar con drogas.

En un comunicado emitido este jueves, la asociación de Parlamentarios del Sudeste Asiático por los Derechos Humanos (APRH, por sus siglas en inglés) pidió la "restauración de los derechos humanos y el Estado de derecho tras la erosión" a la democracia durante la presidencia de Duterte.

Progreso económico y educativo

Durante la investidura, Marcos Jr. incidió en promover las medidas necesarias en materia económica para devolver a Filipinas a la senda del rápido crecimiento económico que el país experimentaba antes de la pandemia.

Además, abogó por mejorar la educación del país para retener el talento y frenar la sangría de profesionales que abandonan Filipinas en busca de mejores salarios, algunos de los cuales "acaban explotados por redes de traficantes".

El presidente, quien anunció este mes que dirigirá personalmente la cartera de Agricultura ante una eventual crisis alimentaria, criticó a los países industrializados por su inacción y falta de solidaridad con los países en desarrollo.

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