Este artículo se publicó hace 13 años.
Más de 300.000 indignados israelíes piden "justicia social"
Las protestas se extienden por 12 ciudades y doblan la participación de la pasada semana
Eugenio García Gascón
Los indignados israelíes salieron en masa anoche a la calle por tercer sábado consecutivo para exigir al Gobierno de Binyamin Netanyahu "justicia social" y un "debate público" sobre las condiciones de vida de las clases menos favorecidas, unas clases que se quejan de que no pueden llegar a final de mes con las exiguas remuneraciones que perciben por su trabajo.
El objetivo de los organizadores era superar la respuesta que tuvo su llamamiento el pasado sábado, cuando en Tel Aviv y en otras 12 ciudades se manifestaron unas 150.000 personas. Ayer, los organizadores dijeron que el éxito fue absoluto, ya que, según las distintas estimaciones, las concentraciones juntaron a entre 275.000 y 350.000 personas, lo que significa que se dobló la participación conseguida hace una semana, un logro que contribuirá a que las protestas no se detengan.
Los organizadores recalcaron que la magnitud de las concentraciones, especialmente la de Tel Aviv, debe obligar "al Gobierno a sensibilizarse con las demandas que hace la sociedad y que afectan al 90% de la población". En todos los lugares, las consignas más coreadas fueron "El pueblo exige justicia social" y "Una generación completa exige un futuro".
"Una generación completa exige un futuro", se leía en una pancarta
En Tel Aviv, algunos carteles se dirigían al primer ministro: "Dimite, Egipto está aquí". Aunque, a diferencia de lo ocurrido los dos sábados pasados, ninguno de los oradores que subieron al estrado pidió la dimisión de Netanyahu. Otro cartel decía "Si queréis, esto no será una leyenda", dando a entender que las metas que se han marcado los indignados están al alcance de la mano.
Los organizadores indicaron que las concentraciones estuvieron mejor organizadas que las anteriores, aunque precisaron que una buena parte de los manifestantes eran israelíes que no están afiliados a ningún grupo, partido político o sindicato, sino que acudieron de manera espontánea. Se espera que esta mañana, durante el consejo de ministros, Netanyahu decida qué pasos piensa dar para responder al creciente número de indignados.
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