Este artículo se publicó hace 12 años.
La matanza de Colorado reabre el debate sobre la compra de armas en Estados Unidos
Isabel Piquer
"Es un problema enorme y le toca a los dos candidatos presidenciales resolverlo. Quieren liderar este país y en el pasado cada uno se mostró a favor de prohibir las armas de asalto ¿Donde están ahora y cuales son sus posiciones? Si quieren nuestro votos, deberían pronunciarse". El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se pronunciaba contundentemente este fin de semana a favor de un mayor control de la venta de armas, en el debate que ha vuelto a reabrirse en Estados Unidos tras la matanza de Colorado.
Obama prometió durante su campaña presidencial de 2008 que retomaría las medidas de control pero, como resaltó Bloomberg, "en los últimos tres años ha evadido la cuestión y no veo que haya encarado el problema". Incluso después del tiroteo de Phoenix en enero de 2011 que dejó a seis personas muertas e hirió de gravedad a la congresista de Arizona, Gabrielle Giffords, el presidente estadounidense se limitó a prometer algunas medidas pero no hizo mucho más.
Mitt Romney, cuando era gobernador de Massachussetts, aprobó una ley para controlar la venta de armas de asalto, pero desde que es candidato a la presidencia no se ha pronunciado sobre el tema. "Está claro que ha cambiado de opinion", resaltó Bloomberg. De hecho, el día de la matanza, y, siguiendo las consignas de la cúpula republicana, para respetar el dolor de los familiares de las víctimas, ningún miembro del partido conservador, hizo declaraciones.
El debate sobre el control de armas en Estados Unidos surge después de que se supiera de que James Holmes, el responsable de la matanza de 12 personas en un cine de Aurora, cerca de Denver el pasado viernes, había comprado en los últimos 60 días cuatro pistolas en una armería local y por Internet "más de 6.000 balas": 3.000 balas calibre 22 para un rifle de asalto, 3.000 de calibre 40 para las dos pistolas Glock que llevaba consigo, y 300 para una escopeta calibre 12. También compró en la web, "múltiples cargadores" para un rifle de asalto calibre 223, incluido uno recuperado en la escena del crimen, todo perfectamente legal.
A igual que los precedentes de la escuela de Columbine (1999) y la Universidad de Virginia Tech (2007) "matanzas como la perpetrada por James Holmes", decía el politólogo Patrick Egan, "nos dejan con la necesidad de encontrar una explicación. Algunos lo achacan a la falta de leyes que rigen el acceso a las armas, otros acusan al lobby armamentista; desde la derecha, un congresista (el republicano de Texas Louie Gohmert) achaca el suceso al declive cultural" y a un ataque directo a los valores judeo-cristianos y se preguntaba porqué no había más gente en el cine con armas para defenderse.
Lo cierto es que aunque Estados Unidos sigue siendo el país del mundo con más armas per capita, 88%, en total 270 millones de armas para una población de 311 millones de personas, según la página web gunpolicy.org.
Estados Unidos ha tenido sus momentos "anti-armas". Después del atentado contra Ronald Reagan en marzo de 1981, que dejó gravemente herido a su secretario de prensa, Jim Brady, el gobierno de Bill Clinton aprobó, doce años más tarde, en 1993, el "Brady Handgun Violence Act" una ley que exigía a los vendedores de armas con licencia federal que controlaran los antecedentes de sus clientes. En 1994, Clinton aprobaba otra normativa que prohibía esta vez la venta de armas de asalto como los Uzis israelíes o los AK-47. La ley expiró en 2004, con el beneplácito del Congreso.
El tema del control de armas en Estados Unidos es un tema tan tabú que ni siquiera el gobernador de Colorado, John Hickenlooper, un demócrata, quiso achacar el suceso al fácil acceso a rifles con los que se perpetraron los asesinatos. "Si esta persona (refiriéndose a Holmes) no hubiera encontrado armas de asalto, hubiera hecho otra cosa, hubiera encontrado una forma de fabricar una bomba", porque, justificó el responsable, "en la era de la información todo está disponible" para este tipo de "criaturas".
Al no tener antecedentes penales James Holmes no estaba en ninguna lista de sospechosos. "Es lo peor que podía pasar" declaraba Richard Feldman, ex portavoz en Virginia del NRA (National Rifle Association) el lobby armamentista más poderoso de Estados Unidos, con sus cuatro millones de socios. "No es que el sistema no funcionó, es que (Holmes) no estaba en el sistema".
Para Steve Schmidt, el debate sobre el control de armas en Estados Unidos, ha nacido muerto, en gran parte debido al poder del NRA. "Nadie se va a atrever a hacerle frente, simplemente porque es el grupo de presión más poderoso de Washington".
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