Este artículo se publicó hace 16 años.
Merkel quiere acabar con los paraísos fiscales
Merkel lee la cartilla a Liechtenstein y Mónaco por un escándalo de evasión de impuestos de millonarios alemanes a estos microestados.
La canciller alemana, Angela Merkel, se entrevistará el próximo miércoles con el príncipe Alberto de Mónaco. Se trata de una reunión "programada desde hace mucho tiempo", señaló ayer un portavoz del Gobierno Federal, pero ambos van a hablar del escándalo de fraude fiscal que afecta a millonarios alemanes que evaden impuestos en idílicos microestados europeos.
Liechtenstein, Mónaco y Andorra están considerados por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) como "paraísos fiscales". Alemania, según dijo el portavoz, espera que Mónaco se ciña a las reglas de juego marcadas por ese organismo. También la reunión de hace unos días con el primer ministro de Liechtenstein, Otmar Hasler, estaba programada desde hace tiempo, pero cobró un interés inusitado ante el escándalo, en el que está implicado el banco LGT, propiedad de la familia del príncipe Alois.
Hasler se paseó por la puerta de Brandeburgo y firmó en el libro de honor de la ciudad de Berlín, pero su cita con Merkel en la Cancillería fue para el príncipe alpino como una visita al dentista. Merkel le leyó la cartilla y exhortó a Liechtenstein a cuidar una mayor transparencia financiera, luchar contra el blanqueo de dinero e impedir que los bancos del microestado "animen" al fraude fiscal.
Liechtenstein acusó a Alemania de meterse en asuntos internos del país. Los daños de imagen para el principado son por el momento irreparables. Los servicios secretos alemanes pagaron cinco millones de euros por un disco compacto que contenía datos sobre millonarios alemanes que evaden impuestos en Liechtenstein, entre ellos el jefe de la empresa de correos semipública Post AG, Klaus Zumkwinkel, que escondió un millón de euros en las montañas.
El informante, supuestamente un ex trabajador del banco principesco, ha recibido amenazas de muerte. Berlín se ha defendido de las críticas de Liechtenstein por la manera cómo las autoridades accedieron al material y ha subrayado que el informante era "absolutamente fiable". El escándalo no hace más que crecer. Ayer, el diario Berliner Zeitung aseguró, citando "fuentes bien informadas", que el susodicho disco compacto contiene datos de al menos cuatro diputados del Bundestag, un democristiano y tres liberales. No está claro que sigan siendo diputados, porque el disco es del año 2002 y contiene datos que van hasta 1977.
No han faltado las salidas de tono en el asunto. El presidente de la Asociación de Bancos Suizos, Pierre Mirabaud, dijo en la televisión que los métodos de las autoridades alemanas contra los "pecadores" fiscales son "como la Gestapo". Tuvo que disculparse.
El ministro federal de Hacienda, Peer Steinbrück, anunció ayer que está estudiando elaborar nuevas leyes para hacer frente a la evasión fiscal. La amnistía para los pecadores que aprobó el anterior Gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder, no animó a muchos millonarios a devolver su dinero a Alemania. Ahora, Steinbrück estudia, entre otras cosas, crear un impuesto especial para las transacciones de Alemania a Liechtenstein
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