Este artículo se publicó hace 13 años.
El miedo a la recesión lleva a Draghi a estrenarse bajando tipos al 1,25%
El Consejo de Gobierno del BCE vota ahora por unanimidad un recorte del precio del dinero. La autoridad monetaria ve cada vez más probable que la economía de la zona del euro vuelva a caer a final de año
Cada vez parece más probable que la historia cuente cómo la Europa del euro dedicó el año 2011 a chamuscar brotes verdes y terminó el ejercicio metida de nuevo en recesión. Ya lo dice hasta el Banco Central Europeo (BCE) de forma oficial. Datos como el aumento del desempleo en Alemania han colado el miedo en los trajes de los gobernadores de los bancos centrales de cada país, que se sentaron ayer en el Consejo de Gobierno del BCE para decidir por unanimidad bajar un cuarto de punto el precio oficial del dinero.
El tipo de interés de los países de la moneda única vuelve al 1,25%, de donde lo sacó el mismo BCE hace meses con la intención de contener la inflación, enfriando a base de encarecer el crédito una economía congelada a la que, si le crecían los precios, era por causas externas, como el petróleo y las materias primas.
"Problamente se llevará a cabo una significativa revisión a la baja de la prvisión para 2012"
La decisión de ayer permitió al italiano Mario Draghi aterrizar en la presidencia del BCE con una noticia bien recibida por casi todos, incluyendo mercado y FMI, pero que se esperaba hace semanas de boca de su antecesor, Jean-ClaudeTrichet. Draghi pudo así hacer su primera aparición tras el Consejo del BCE vistiendo el mono de un supermario llegado para atajar el nuevo fantasma que recorre Europa: una "leve recesión", según la calificó él mismo, que se espera para final de año.
El miedo germano a la inflación ha mutado en pánico a volver a lo peor de la crisis. La probabilidad de que el PIB de la zona del euro vuelva a encogerse dos trimestres consecutivos se considera ya del 50%, según declaró ayer Yves Mersch, miembro del Consejo de Gobierno del BCE, en una entrevista en la cadena RTL de Luxemburgo. "Vemos que, desde las últimas semanas y meses, la economía está prácticamente en caída libre, y eso que hace unos meses considerábamos una probabilidad de menos del 10% de que pudiéramos caer de nuevo en una recesión", concretó.
Como explicó Draghi, el empeoramiento de la actividad será el que se encargue de mantener a raya los precios, actualmente cerca de un 3% más altos, pero que caerán por debajo del 2% "de forma continuada a lo largo de 2012". El mandato principal del BCE, amarrar la inflación, parece a salvo a costa de que Europa va a dejar de crecer este año y lo hará en 2012 menos de lo que se esperaba. "Probablemente se llevará a cabo una significativa revisión a la baja de las previsiones de crecimiento para 2012", comentó Draghi, en referencia a los pronósticos macroeconómicos que el BCE dará a conocer en diciembre.
"La compra es deuda es temporal, limitada y justificada"
Las medidas extraordinarias del BCE, como la barra libre de liquidez para la banca y la compra de deuda de los países periféricos en los mercados secundarios (donde se compran y venden títulos ya emitidos), seguirán. Pero, recordó Draghi para calmar a los entusiastas, "nuestro programa de compra de valores se caracteriza por ser temporal, limitado y justificado".
Esta tibieza fue lo que menos agradó a la mayoría de los expertos. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, considera que el BCE debería haber anunciado "un programa cuantitativo de compra de deuda pública, decir cuánto y durante qué plazo, eliminar la incertidumbre". El BCE "tiene que cumplir sus compromisos", comenta Díez, y propone un plan de compra de "200.000 millones de euros de deuda pública en seis meses. Teniendo en cuenta que el BCE tiene en su balance 600.000 millones, esa cantidad elevaría el total al equivalente al 8% del PIB de la zona del euro". De este modo, el BCE acercaría su situación a la de bancos centrales como la Reserva Federal de EEUU (Fed) y el Banco de Inglaterra, con deuda pública de sus países "por un importe equivalente al 13% y el 18% de su PIB respectivo".
Sobre la rebaja de tipos, Díez considera que, en realidad, "Alemania la decide por propio interés, al más puro estilo Adam Smith".
Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Granada, asegura que la decisión sobre los tipos refleja una "cintura importante en un momento difícil", aunquehubiera estado mejor una bajada de medio punto. Cree que habrá nuevos descensos en los próximos meses, aunque no se llegará al 0% que él impondría. El límite se quedará, a su juicio, en el 0,75%. Con esta medida, asegura que se aliviará algo la tensión financiera, pero en absoluto se solucionarán los problemas de Europa, que vive un momento crítico.
Para Carbó, la decisión de Grecia de convocar un referéndum, por mucho que ahora no se haga, hará que ya no desaparezcan las dudas sobre la zona del euro. El fondo de rescate "va a tener muchas dificultades para financiarse". Ahora la única solución, asevera con insistencia, es que el BCE se dedique a comprar bonos soberanos en abundancia. "Hay que comprar deuda a mansalva y crear un Tesoro europeo", explica. Este organismo tomaría el poder de la política fiscal, controlaría lo que gastan e ingresan los estados y podría emitir deuda.
José García-Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra, cree, sin embargo, que debe ser el Fondo de Estabilidad y no el BCE quien se encargue de comprar deuda en cuanto sea posible. Al BCE, considera García-Montalvo, hay que preservarlo "porque es la única institución con credibilidad que le queda a Europa y, si falla, se acabó". El BCE tiene prohibido por el Tratado de Maastricht adquirir deuda soberana. Lo ha estado haciendo en los mercados secundarios en una más que heterodoxa interpretación de la norma de no bailout (sin rescate) por la que se rige. "El BCE se está convirtiendo en el banco malo de Europa y hay que ponerle límite a esa situación".
Alberto Montero, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, considera la rebaja de tipos "un nuevo parche". "El crédito no tiene un problema de tipos, son los bancos los que no dan dinero", dice. En su opinión, ya que el BCE está incumpliendo los tratados, debería comprar deuda directamente en las subastas de los Tesoros públicos, en lugar de entregar el dinero a la banca en el secundario.
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