Este artículo se publicó hace 13 años.
Miles de xenófobos rusos marchan en Moscú contra los inmigrantes
Los ultranacionalistas critican las ayudas del Gobierno a las regiones más pobres del Cáucaso
Con sus puños en alto, los rostros cubiertos y coreando lemas racistas, miles de ultranacionalistas rusos se manifestaron este viernes en las calles de Moscú. También hubo protestas en otras ciudades, pero no tan nutridas como la que discurrió por el barrio moscovita de Liublinó, en la que participaron unas 7.000 personas, según la Policía.
Era el Día de la Unidad del Pueblo, una fecha instituida como día festivo en 2005 por el entonces presidente y hoy primer ministro de Rusia, Vladímir Putin. Pero los ultras, en vez de recordar el comienzo de la expulsión de los invasores polacos, prefirieron verter su ira contra los trabajadores que llegan a las grandes ciudades desde las regiones más pobres para ganarse la vida.
"Los inmigrantes ilegales que nos molestan y traen drogas al país deberían ser deportados", arguyó un joven llamado Mijail, que despreciaba a los caucásicos rusos y extranjeros procedentes de Asia Central que tratan de escapar de la miseria en sus lugares de origen. "Los rusos deberían ser los señores de su tierra".
Sus palabras coincidieron con las consignas proclamadas a gritos durante la Marcha Rusa, como denominan los nacionalistas al cortejo, encabezado por una cruz ortodoxa y plagado de banderas imperialistas: "Rusia para los rusos, Europa para los blancos" y "Gloria para la nación rusa", se escuchó.
Pero también hubo eslóganes que apuntaron de manera explícita a las comunidades más desfavorecidas: "Inmigrantes hoy, ocupantes mañana" o "Basta de alimentar al Cáucaso", como rezaba una pancarta con la que los manifestantes pretendían denunciar las, a su juicio, elevadas subvenciones del Gobierno a una región pobre y de mayoría musulmana.
"Sabemos que es el momento de dejar de alimentar al Cáucaso y de tomar el poder", afirmó Guéorgui Borovikov, del grupo Los Rusos, que puso de manifiesto cómo la xenofobia ha ganado terreno tras la caída de la Unión Soviética. "Lo principal es proteger los derechos y libertades del pueblo ruso, de la gente que tiene raíces aquí", argumentó uno de los organizadores de la marcha, Dmitry Dyomushkin. "Nuestro país se extingue y tenemos que protegernos a nosotros mismos", sentenció.
La jornada, que la extrema derecha pretende llevar a su terreno, transcurrió sin graves incidentes. La marcha estuvo fuertemente vigilada por la Policía, que temía un rebrote de la violencia racista del pasado diciembre, cuando los ultras se lanzaron a la caza de ciudadanos de origen no eslavo tras la muerte de un hincha durante una reyerta con un inmigrante. Precisamente, a primera hora fue detenido uno de los responsables de la protesta, Konstantin Krylov, por incitar al odio étnico.
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