Este artículo se publicó hace 14 años.
La minería no pierde atractivo
Los altos sueldos disuaden a los mineros chilenos de cambiar de sector
"Si me dedicara a otra cosa, no me pagarían ni la mitad". Pablo García tiene 21 años y, desde que salió del instituto, trabaja en el sector de la minería. Cuando el 5 de agosto tuvo lugar el derrumbe que sepultó bajo tierra a 33 de sus compañeros felizmente rescatados esta semana, Pablo tenía ocho meses de antigüedad en el yacimiento San José.
Pablo perdió su empleo, como el resto de trabajadores de San José, al quedar inmediatamente clausurado el yacimiento tras el derrumbe. Hace dos semanas, le han abonado al igual que a otros 247 compañeros los dos meses que le debían, pero él aún no ha comenzado a buscar trabajo. Soltero y sin hijos, dice que de momento puede ir tirando con lo que le han pagado. Pero, cuando busque, será en otra mina.
De los 248 empleados de San José despedidos, 44 ya tienen trabajo
El salario mínimo en Chile ronda los 250 euros. Pablo García ganaba el equivalente a 620 euros, con contrato indefinido. La diferencia es grande, y es difícil renunciar a ella pese al riesgo, lo pesado del trabajo y las enfermedades que puede conllevar, como la silicosis.
Vivir bien
"El sueldo medio de los empleados de la mina San José equivalía a 750 euros)", asegura a Público el portavoz del sindicato de la empresa San Esteban, Javier Castillo.
"La mentalidad del minero es vivir bien. No nos acostumbraremos a vivir con menos", dice el jefe sindical.
En San Esteban, cuenta Pablo García, los turnos de ocho horas se cumplían escrupulosamente y quien quería hacer horas extras las hacía. Eran bien remuneradas. Los trabajadores eran recogidos a partir de las 6 de la mañana y entraban a la mina a las 7. La empresa les pagaba el almuerzo, cosa que otras no hacen, y les proporcionaba todo el equipo necesario: casco, guantes... El problema es que la empresa no invirtió en hacer las costosas vías de escape que la inspección le había requerido.
"Claro que quiero encontrar una mina que sea más segura que San José", dice Pablo con decisión.
Otros ex empleados de San José sí tienen familia y necesitan urgentemente un nuevo trabajo. El Gobierno, que se ha implicado en un plan de ayuda para los ex empleados de San Esteban, señala que de los 248 parados, 11 han sido contratados por nuevas compañías y 33 han vuelto a ser contratados por San Esteban para labores administrativas.
"Claro que quiero encontrar una mina más segura", dice Pablo
La mayoría quiere seguir en minería y eso ha dificultado su rápida recolocación. "Hemos contactado con empresas de transporte, pero a los mineros no les ha interesado porque la remuneración fuera de la minería es mucho más baja", afirma el viceministro de Trabajo, Bruno Baranda.
El plan de ayuda contempla formación, pues el 5% de los empleados no tiene la enseñanza básica completa.
El terrible encierro a 622 metros bajo tierra de Los 33 de Atacama no parece haber hecho perder puntos a la minería como opción de trabajo. Ya lo dijo uno de ellos, Yonny Barrios, al dejar el hospital: "Quiero volver a la minería, es lo que me gusta y con este accidente le he perdido el miedo".
José Henríquez, el primer minero en volver al yacimiento San JoséJosé Henríquez se convirtió hoy en el primer minero de los 33 rescatados, en volver junto a sus familiares al yacimiento San José para recoger sus cosas que permanecían en su casillero. Henríquez, "El Pastor", quién fue el guía espiritual de los 33 de Atacama, volvió al lugar del siniestro, según indicó su hermano Gastón a Radio Cooperativa.
"Ha querido venir aquí para palpar más cerca, todo lo que vivimos y para estar en paz, tranquilo y a la vez le estamos dando las gracias a Dios", señaló.
Gastón Henríquez añadió que el hecho de estar nuevamente en el yacimiento "son sentimientos de nostalgia, el proceso que vivimos acá desde la angustia a la alegría. Es un momento muy fuerte, muy emotivo, después de todo lo que vivimos".
José Henríquez asumió el rol de guía espiritual entre sus compañeros por su apego a la religión evangélica, pidió 33 biblias y dirigía los rezos dos veces al día. De 54 años de edad, trabajaba en la mina desde hace 33 años y el pasado mes de enero estaba presente en el interior del yacimiento San José cuando se produjo un escape de gas en el que él mismo sufrió un desmayo.
El trabajador manifestó este sábado, que pese al accidente, volverá a trabajar en labores mineras, porque es su profesión. "Tengo que buscar trabajo, tengo que seguir en lo mismo", apostilló.
"El minero que es minero echa de menos hasta la hediondez (mal olor) del explosivo cuando está sin pega. Eso es algo innato que uno lleva. Mi padre fue minero por más de 40 años y nosotros seguimos con lo mismo. Yo creo que voy a tener que seguir en esto, no sé hasta cuando", precisó.
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