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Mockus llega al duelo contra la alianza uribista sin aliados

La única opción del candidato verde pasa por movilizar a los abstencionistas

ISABEL COELLO

'Yo no sé mentir. Y no quiero aprender a hacerlo'. La frase, pronunciada por Antanas Mockus durante uno de los debates celebrados la semana pasada, muestra con claridad que el candidato presidencial del Partido Verde no está dispuesto a reinventarse a sí mismo y convertirse en un lo que considera un político tradicional para conseguir votos.

Mockus capitalizó precisamente el deseo de millones de votantes de romper con un modelo de político que asocian a la mentira, la corrupción y el todo vale. Aglutinó a muchos electores hastiados de escándalos de malversación de recursos estatales, de ejecuciones extrajudiciales de civiles por parte de algunos efectivos del Ejército y de espionaje ilegal y amenazas a jueces, periodistas y opositores.

No hubo acuerdo con el Polo, único partido que podía apoyar a los verdes

El ex rector y ex alcalde de Bogotá tuvo un vertiginoso ascenso desde el 3% al 34% de intención de voto en la primera vuelta, con un mensaje de cambio y de apuesta por la ética, la transparencia y la legalidad, para luego quedarse en un decepcionante 21,4% en la votación del 30 de mayo. Un resultado alejado de lo pronosticado en las encuestas y casi imposible de remontar, dados los 25 puntos de ventaja que le sacó su rival, el uribista Juan Manuel Santos.

'La forma en que ambos candidatos han hecho sus campañas dice mucho de ellos', opina Juan Carlos Ortiz, presidente de la agencia de publicidad DDB Latina. 'Mockus ha mostrado una forma de comunicación muy moderna, un reflejo de su personalidad y que muestra que no es un político con un modo convencional de hacer las cosas', explica a Público. 'La campaña de Mockus fue horizontal, participativa, con énfasis en las redes sociales y en el hecho de compartir ideas. La de Santos fue vertical, tradicional, con los métodos de siempre, vallas publicitarias, etcétera'.

Según los analistas, Antanas fracasó por la poca concreción de sus propuestas

Los analistas achacaron el fracaso de Mockus a una falta de concreción en sus propuestas puesta de manifiesto en los debates televisados de la última semana y a un 'exceso de honestidad', que le llevó a admitir, por ejemplo, que no dudaría en subir los impuestos a los más ricos, mensaje rápidamente capitalizado por Santos. También influyó la falta de maquinaria electoral de los verdes, frente al potente despliegue de Santos, por cuyo apoyo se movilizaron en las regiones los senadores del Partido de la U, la primera fuerza parlamentaria.

Sin embargo, la bofetada de realidad de los resultados no ha llevado a Mockus a dar un giro radical en sus propuestas.

Su vinculación al Partido Verde y la estética hippie del girasol que impregna su publicidad hizo que muchos creyeran que abanderaba un programa de izquierdas o que sería capaz de coquetear con la formación de izquierdas colombiana, el Polo Democrático Alternativo. Pero Antanas Mockus no es de izquierdas. Y su partido se negó a sellar una alianza, para sumar votos, con el Polo, la única formación que no se ha sumado al pacto de unidad nacional que Santos ofreció tras la primera vuelta.

El escollo que hizo saltar por los aires la negociación fue la posición antagónica de ambos sobre la relación con Estados Unidos: el Polo es partidario de redefinirla y de revisar el acuerdo sobre el uso de bases militares. Los verdes no. Sin el millón de votos del Polo, Mockus confía en movilizar a quienes hasta ahora han optado por la abstención, y que en Colombia son muchos (en la primera vuelta, un 51%).

La Registraduría estima que la abstención hoy superará de nuevo el 50%. 'Es la maldición de las encuestas, ya sufrimos una vez por ellas, confiemos que esta vez se va a inclinar hacia el otro lado', dijo ayer Mockus, que dedicó la jornada a chatear con sus votantes. El candidato apostó a la sorpresa y la esperanza.

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