Médicos Sin Fronteras (MSF) suspenderá sus operaciones en los centros de detención de la ciudad libia de Misurata como respuesta a supuestas torturas que habrían practicado los oficiales a presos y a la posterior denegación de tratamiento médico, según anunció ayer la ONG en un comunicado.

Desde que inició sus actividades en la zona, en agosto, la organización ha tenido que tratar 'cada vez a más pacientes con lesiones debidas a torturas en los interrogatorios', aunque su labor inicial en estos centros se limitaba a ocuparse de los heridos de guerra presos. En total, MSF trató a 115 personas con heridas relacionadas con torturas.

Amnistía Internacional (AI) hizo público ayer otro comunicado en el que denunció la muerte de presos víctimas de torturas. La organización detectó también a numerosos heridos en Trípoli, Misurata y Gheryan, con heridas abiertas en la cabeza, los miembros, la espalda y otras partes del cuerpo. La autoría de las torturas correspondería tanto a militares como a miembros de seguridad o a milicias que operan al margen de la legalidad, según AI.

Por su parte, Naciones Unidas (ONU) alertó sobre la detención de cientos de personas en centros ajenos al control de las autoridades, especialmente en Trípoli, Bengasi y Beni Walid.

Sobre los enfrentamientos de esta semana en la última de estas ciudades, el representante especial de la ONU para Libia, Ian Martin, desmintió que sus promotores fueran simpatizantes de Muamar Gadafi, como informaron algunos atacantes el martes, y los atribuyó a 'enfrentamientos entre la población local y brigadas revolucionarias'.

A pesar del rebrote de los conflictos, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, descartó ayer que la Alianza tenga intención de intervenir en Libia. 'Quiero subrayar que terminamos nuestra operación en Libia el 31 de octubre del pasado año y no tenemos intención de regresar', aseguró Rasmussen en Bruselas.