Este artículo se publicó hace 12 años.
Muere un disidente cubano en huelga de hambre
Wilman Villar, de 31 años, había sido condenado a cuatro años de cárcel
Un disidente cubano, Wilman Villar, murió ayer en un hospital de Santiago de Cuba a consecuencia de una huelga de hambre que ha durado en total 56 días y que inció a finales de noviembre tras ingresar en prisión para cumplir una condena de cuatro años de cárcel.
Según Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), Villar, de 31 años, pertenecía desde el pasado septiembre a un grupo llamado Unión Patriótica de Cuba, que se creó a mediados de 2011 y que lidera el ex preso político José Daniel Ferrer.
El disidente fallecido fue detenido el 14 de noviembre cuando participaba en una protesta de ese grupo en la localidad oriental de Contramaestre, donde residía.
Según la Comisión Cubana de Derechos Humanos, días después se le sometió a un "juicio sumario" por los delitos de desacato y atentado a la autoridad, por lo que recibió una condena de cuatro años de prisión.
Villar fue detenido el 14 de noviembre en una protesta en Contramaestre
Tras la sentencia, Villar ingresó en la prisión de Aguadores, donde comenzó la huelga de hambre en protesta por su encarcelación. Aunque la condena de Villar fue por desacato y atentado a la autoridad, la CCDHRN considera que estaba preso por motivos políticos
Su familia y opositores cubanos explicaron que su salud se fue deteriorando progresivamente hasta que el pasado viernes fue trasladado al hospital clínico quirúrgico Juan Bruno Zayas de Santiago de Cuba. La muerte le sobrevino ayer, poco antes de las siete de la tarde hora local (una de la madrugada en España), por una "sepsis generalizada" y neumonía según notificaron los médicos a su familia.
"Una muerte evitable"La CCDHRN considera que el Gobierno de Cuba "tiene toda la responsabilidad moral, política y jurídica" por la muerte "evitable" de Wilman Villar ya que se encontraba bajo la custodia del Estado.
La disidencia cubana ha comparado este caso con el de Orlando Zapata, que murió en febrero de 2010 tras una larga huelga de hambre en la cárcel con la que trataba de conseguir la condición de prisionero de conciencia.
La disidencia cubana atribuye al Estado toda la "responsabilidad"
El primer preso disidente que falleció tras una huelga de hambre fue Pedro Luis Boitel, quien había sido detenido en 1961 y, después de cumplir la condena de diez años que le había impuesto la Justicia, vio como su cautiverio se prolongaba, por lo que inició esa protesta en demanda de su excarcelación.
Desde su muerte, la disidencia cubana considera a Boitel un mártir y su figura da nombre a un movimiento dedicado a denunciar la situación de los presos políticos y a un premio a la lucha por la libertad concedido por varias ONG.
Orlando Zapata, por su parte, formaba parte del "Grupo de los 75" disidentes que fueron condenados en marzo y abril de 2003 a penas de hasta 28 años de prisión por, entre otros delitos, atentar contra la integridad del Estado y conspirar a favor de Estados Unidos.
Algunos analistas consideran que la muerte de Zapata contribuyó a la decisión del Gobierno cubano de excarcelar a 130 disidentes en el verano de 2010.
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