Este artículo se publicó hace 15 años.
"El mundo real se ha hundido, sólo existe en los discursos políticos"
La crisis ha sumido en un profundo pesimismo a los ejecutivos medios y los jóvenes franceses
Seis de cada diez votantes franceses dieron la espalda a las urnas en las recientes elecciones europeas. Esa actitud puede haber sido la primera prueba de fuego del cambio de valores y formas de vida de los europeos tras la crisis económica que se desprende los sondeos reservados del Gobierno francés en los últimos meses.
Las encuestas, confiadas al instituto TNS Sofres, analizan las palabras que utiliza la gente para hablar de su propia experiencia frente a las dificultades económicas. La mayoría del 70% al 62% estima que en los últimos años se ha dado demasiada importancia "al consumo" y "al individualismo" y nueve de cada diez piensa que hay que privilegiar "el respeto hacia los demás", "el sentido de la familia" y "la responsabilidad individual".
La mayoría cree qu el individualismo se ha sobreestimado en los últimos añosPero a partir de ese marco general, las respuestas son variopintas. Las encuestas muestran la aparición de "cinco grupos muy segmentados en la sociedad francesa", según el director del centro de estudios, Brice Teinturier. Se trata de los valerosos (29%), replegados (23%), reformadores (19%), siniestrados (16%) y reconstructores (13%).
La categoría de los replegados apareció como la gran novedad sociológica durante la presentación del estudio al Comité de Análisis Estratégico del Gobierno (CAS) y a la secretaría de Estado para la Prospectiva. Sufren ansiedad por la crisis, tienen una visión pesimista, y no encuentran nada que permita pensar en un futuro mejor.
Ni aventureros ni pacientes En el otro extremo está la clase alta, convencida del fin próximo de la crisisSi los especialistas se quedaron de piedra, es porque en este "grupo central" pesimista, que engloba casi un cuarto de la población francesa, no son los ancianos y los obreros los que predominan, como era la norma desde los años noventa. Sorpresa: Ahora esos pesimistas desencantados son en su inmensa mayoría ejecutivos medios de empresas -especialmente los que han visto su carrera frenada- y los jóvenes, muchos de ellos con estudios universitarios en curso.
Los replegados no utilizan palabras positivas para hablar de la crisis y, en cambio, valoran negativamente palabras como "consolar", "nacimiento", e incluso desprecian términos como "voluntarioso", "aventurero" o "paciencia".
"No consiguen proyectarse en el futuro", explicó Teinturier. Otro experto presente, Dominique Reynié, fue más explícito sobre esos ejecutivos y esos jóvenes replegados : "Es la primera generación que vive personalmente el hundimiento real de un mundo, y que ve como ese mismo mundo sigue existiendo artificialmente en los discursos de los políticos".
En el otro extremo están los valerosos. Sólo ellos comparten con Nicolas Sarkozy la idea de que la crisis será corta y se saldrá de ella "más fuertes". Usan palabras como "propiedad", "admirar", "comprar", "potencia", "industria", "frontera" y "caza" y, en cambio, les desagrada escuchar "ternura", "emoción" o "humilde".
Con recursos contra la crisisLos especialistas de TNS Sofres destacaron a Nathalie Kosciusko-Morizet, la secretaria de Estado de Prospectiva, que ese grupo está restringiéndose cada vez más a "los simpatizantes de la derecha y a las personas que disponen de los recursos para salir de la crisis".
Es decir, cuadros dirigentes y personas de renta alta, una población susceptible de confundir su propia situación personal indemne con la de la sociedad, hecha trizas.
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