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El último negocio del multimillonario Blair: ser el mediador de Israel ante Hamás

Blair, miembro del lobby Amigos Laboristas de Israel

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Blair y Netanyahu, durante un encuentro en Jerusalén - Efe

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JERUSALÉN.- Cuando Tony Blair dimitió como enviado especial del Cuarteto para el conflicto israelo-palestino, las iglesias de Palestina estuvieron a punto de repicar las campanas con toda la solemnidad. Fue el último mes de mayo, después de ocho años en el cargo en los que no hizo absolutamente nada. Los dirigentes de Ramala no cabían en sí de gozo.  “Tony Blair no ha hecho nada por la causa palestina. Al contrario, Israel lo ha usado para justificar la ocupación y los asentamientos. Estamos muy satisfechos de que se vaya. Venía por aquí cada dos o tres meses y se hacía una foto. Debía haber dimitido hace mucho tiempo”, declaró Mohammed Stayeh, uno de los máximos dirigentes de Fatah.

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Por medio de sus amigos del lobby judío en el Reino Unido ha realizado, en calidad de “consultor”, pingües negocios con las satrapías del Golfo Pérsico

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Pues bien, tres meses después de su dimisión, Blair se ha embarcado como mediador entre Israel y Hamás. La oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu dijo el lunes que Israel no está negociando con Hamás ni directamente ni a través de ninguna otra persona. Sin embargo, se han confirmado dos reuniones recientes entre Blair y el jefe de la oficina política de Hamás en el exilio, Jaled Mashal.

Es bastante extraño que Blair, que durante ocho años no ha movido un dedo, se ponga ahora a dialogar con Hamás. En medios políticos de Ramala se considera que una persona que carece de iniciativa, como es su caso, no dará ningún paso sin haber recibido previamente una autorización clara y las correspondientes órdenes de Netanyahu. Su “mediación” sin duda está avalada por Netanyahu, aunque no esté claro qué se propone.

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Blair, miembro del lobby Amigos Laboristas de Israel

Blair no ha denunciado los asentamientos judíos en los territorios ocupados; al contrario, los ha justificado

Tony Blair, de 62 años, fue primer ministro del Reino Unido durante una década a partir de 1997, cuando los laboristas obtuvieron la mayor victoria de su historia con 418 escaños. Sin embargo, a día de hoy es el político más odiado por los propios laboristas, no solo por haber abrazado políticas muy conservadoras, sino también por haber apoyado la invasión de Irak en 2003, un rotundo fracaso que Blair continúa defendiendo en público pese a la magnitud bíblica de la catástrofe.

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Políticos británicos le han acusado de conducir una política de identificación plena y descarada con Israel

Algunos políticos británicos, tanto conservadores como laboristas, le han acusado de conducir una política de identificación plena y descarada con Israel, poco propicia para la resolución del conflicto y contraria a los intereses del Reino Unido, pero esto es algo que no preocupa a Blair, quien no ha denunciado los asentamientos judíos en los territorios ocupados; al contrario, los ha justificado mediante declaraciones al efecto.

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Sus ideas conservadoras le han hecho asumir la teoría de la lucha de las civilizaciones

Sus ideas conservadoras le han hecho asumir la teoría de la lucha de las civilizaciones que han esposado y fomentado sus íntimos amigos israelíes, y por supuesto otros políticos internacionales como el mencionado Bush y José María Aznar, el trío de las Azores. Esta presunta lucha que se desarrolla entre Occidente y el mundo musulmán les ha enrolado en esta causa a los tres y a otros muchos políticos e intelectuales occidentales.

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