Este artículo se publicó hace 14 años.
Netanyahu echa un órdago a Obama
El primer ministro israelí amenaza con seguir sin negociar durante otro año más
Isabel Piquer
El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, advirtió ayer en Washington que las conversaciones de paz "podrían quedar interrumpidas durante otro año" si Estados Unidos seguía presionando a Israel con "peticiones ilógicas e irrazonables", como congelar los asentamientos en Jerusalén Este.
"Llevamos 42 años construyendo en los barrios judíos de Jerusalén y nadie ha protestado" dijo el premier israelí, según su portavoz, tras reunirse con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. "Nunca ha sido un punto de fricción entre nosotros y Estados Unidos. Si se acepta esta petición palestina, corremos el riesgo de perder otro año".
Netanyahu hizo estas declaraciones horas antes de entrevistarse con el presidente Barack Obama en la Casa Blanca, y un día después de afirmar, ante el plenario del AIPAC (American Israel Public Affairs Committee), el lobby judío con más peso en la capital estadounidense, su intención de seguir construyendo viviendas para colonos en los territorios ocupados.
"El pueblo judío construyó Jerusalén hace 3.000 años y el pueblo judío construye Jerusalén hoy. Jerusalén no es un asentamiento, es nuestra capital", proclamó Netanyahu.
"Todos saben, todos estadounidenses, europeos, israelíes y palestinos todos saben que estos vecindarios serán parte de Israel en cualquier acuerdo de paz. Por lo tanto, construir en ellos de ninguna manera excluye la posibilidad de una solución de dos estados", afirmó el líder israelí.
Momento inoportunoLas declaraciones no tenían especial relevancia por su contenido no era la primera vez que el primer ministro hebreo las hacía si no por el contexto. Washington y Tel Aviv viven momentos de tensión desde que el Gobierno de Netanyahu anunciara este mes planes para construir 1.600 casas en Jerusalén Este, durante la visita del vicepresidente Joseph Biden. El timing de las declaraciones del premier israelí ayer sólo podía interpretarse como una provocación.
Sobre todo porque el día anterior la secretaria de Estado, Hillary Clinton, había afirmado que "las nuevas construcciones en Jerusalén Este y Cisjordania socavan la confianza" entre palestinos e israelíes, "ponen en peligro" el futuro de las negociaciones de paz y "minan" el papel mediador de Estados Unidos.
Sin fotos ni prensaNetanyahu y Obama tenían previsto encontrarse ayer por la tarde, sin fotógrafos y sin celebrar un encuentro con la prensa, cosa que es habitual en estos casos. El gobernante israelí, que ha hecho del ultimátum la piedra angular de su carrera política, iba a enfrentarse a un Obama crecido y reforzado por su victoria en el Congreso sobre la reforma sanitaria.
El presidente estadounidense "quiere crear una atmósfera de confianza y diálogo abierto", dijo su portavoz, Robert Gibbs, en vísperas de la reunión.
El lunes por la noche, el primer ministro israelí cenó con el vicepresidente Biden. El comunicado oficial del encuentro no pudo ser más escueto. Los dos mandatarios "tuvieron una discusión sincera y productiva sobre toda una serie de temas de las relaciones bilaterales".
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