Este artículo se publicó hace 11 años.
Netanyahu inicia su tercer mandato al frente del Gobierno israelí "tendiendo" su mano a Palestina
El recién elegido primer ministro israelí encara su tercera legislatura prometiendo "paz real" con los palestinos y consciente de que lidiará con "las amenazas más grandes", en referencia a Irán y s
El Parlamento israelí dio el lunes su respaldo al tercer Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, por 68 votos a favor y 48 en contra, en una votación en voz alta y por orden alfabético en la que los ultraortodoxos hicieron oír sus airadas protestas por haber sido excluidos del mismo.
La votación, en la que estuvieron ausentes varios diputados, tuvo lugar después de una sesión en la que el primer ministro repasó las líneas generales de su nuevo Gobierno y presentó a los 21 titulares que le acompañarán en su tercera legislatura al frente del Ejecutivo.
Netanyahu destacó en su discurso que este gobierno deberá lidiar con "las amenazas más grandes" que Israel ha afrontado hasta ahora, terminología con la que suele referirse al programa nuclear iraní y a la posible transferencia a grupos terroristas de armas no convencionales del arsenal militar sirio.
Su máxima prioridad -dijo- será en ese sentido "proteger la seguridad del país y de sus ciudadanos".
A un día de la llegada a la zona del presidente estadounidense, Barack Obama, Netanyahu también habló brevemente sobre el problema palestino, respecto al que subrayó que su Gobierno está dispuesto a un "compromiso histórico" a cambio de "una paz verdadera". "Extiendo mi mano como gesto de paz" y espera impulsar los esfuerzos para avanzar en el futuro proceso de negociaciones.
"Israel ha demostrado una y otra vez que está preparado para hacer concesiones a cambio de una paz real, y la situación a día de hoy no es diferente", ha apuntado el primer ministro, según ha informado el diario israelí 'Haaretz'.
"Estamos dispuestos a negociar con un socio palestino honesto (...) y a un compromiso histórico que ponga fin al conflicto de una vez por todas", afirmó el primer ministro, que poco después de la votación juró su cargo por tercera vez.
Su breve repaso a los problemas regionales y de seguridad no eclipsó el verdadero mensaje de su discurso y la prioridad de su agenda de trabajo a partir de hoy: los asuntos sociales y económicos, por los que hicieron campaña dos de sus socios en el Gobierno, los partidos Habayit Hayehudí, de Nafatli Benet, y Yesh Atid, de Yair Lapid.
Netanyahu expresó su apoyo a los compromisos electorales de ambos en materia de un reparto más equitativo del servicio militar y de la reducción del coste de la vida, que castiga especialmente a la clase media.
"El pueblo espera (..) que incentivemos de forma significativa la participación en el servicio militar, que actuemos para reducir el coste de la vida, que bajemos el precio de la vivienda y subamos la oferta de viviendas", afirmó en un discurso televisado en el que no entró en demasiados detalles.
La sesión estuvo marcada por la sonada protesta que protagonizaron los seis diputados del partido ultraortodoxo askenazí Judaísmo Unido de la Biblia, que al pronunciar Netanyahu el nombre de Benet le increparon con la frase "Un judío no expulsa a otro judío" y "Un judío no boicotea (a otro)", mientras abandonaban la sala.
De esta forma protestaron por el pacto político con Benet y Lapid, que condicionó su entrada en el nuevo Gobierno a que los ultraortodoxos quedasen fuera del mismo, y a que el programa político incluyese una demanda clara en relación con la prestación del servicio militar por los jóvenes de este colectivo de creyentes.
También como protesta, el diputado del Judaísmo Unido de la Biblia Moshé Gafni rompió los textos de los acuerdos de coalición desde la tribuna de oradores y su correligionario Israel Eijler respondió al proclamar su voto: "(Voto) contra el gobierno del mal".
Más calma mostraron los diputados del otro gran partido ultraortodoxo, el sefardí Shas (tradicional compañero de viaje en los gobiernos israelíes), que decidieron permanecer en la cámara y no se sumaron a la iniciativa de los legisladores askenazíes.
Netanyahu trató de minimizar las críticas de los ultraortodoxos con la promesa de que su gobierno "representará" a todos los israelíes.
El gobierno número 33 de la historia de Israel, integrado por cinco partidos -Likud, Israel Beitenu, Yesh Atid, Habayit Hayehudí y Hatnuá- comenzó oficialmente su andadura con una reunión poco después de haber obtenido la mayoría en el Parlamento.
La nueva jefa de la oposición, la laborista Shelly Yajimovich, valoró su composición como un "claro reflejo de los dos estados que se están constituyendo en Israel: el (Israel) saciado, y el necesitado".
"Netanyahu, Lapid, Benet y (Tzipi) Livni (la jefa del partido Hatnuá) representan a los saciados, a aquellas familias privilegiadas que nunca tuvieron que luchar por un puesto de trabajo. Digámoslo claro: ¡Todos sois unos capitalistas!", afirmó.
El nuevo Gobierno israelí afronta como problema más urgente la aprobación de los presupuestos generales del Estado para 2013 en los que se prevén fuertes recortes en las prestaciones públicas y una subida de impuestos para tapar el agujero fiscal que está provocando una menor actividad comercial desde mediados de 2012.
Aún así, Yajimovich dejó abierta la puerta a una futura incorporación de los laboristas al nuevo Gobierno si el primer ministro cumple sus promesas de remar hacia la paz con los palestinos.
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